domingo, 27 de diciembre de 2009

Músicos en andamio: dos fotos del músico y pintor Juan Agustín Guerrero Toro

Músicos en andamio: dos fotos del músico y pintor Juan Agustín Guerrero Toro



Fidel Pablo Guerrero Gutiérrez

Portada de su opúsculo histórico publicado en 1876.

Al hacer una investigación de determinado tema o personaje, suele hallarse en esa búsqueda información o documentación tangencial a la que puntualmente se busca, incluso algunas veces ese material puede aportar significativamente al tema mayor que es la historia de la música ecuatoriana.

A propósito de que un amigo nuestro, el músico José Manuel Ortiz, nos pidiera sobrellevar un trabajo investigativo en torno al compositor quiteño Carlos Amable Ortiz (1859-1937) –creador del pasillo Reír llorando y tantos otros- esperábamos en nuestro fuero interno encontrar -entre los materiales que gentilmente puso a nuestra disposición uno de los descendientes del “Pollo Ortiz”, el Sr. Benjamín Ortiz B.- partituras escritas por el músico Juan Agustín Guerrero, destacado pintor, caricaturistas, literato y músico del siglo XIX; esperanza fundamentada en que el músico Carlos Amable Ortiz fue alumno del primer Conservatorio establecido en Quito en 1870, institución musical en la cual Juan Agustín Guerrero fue profesor y Director interino, así como maestro del mencionado Amable Ortiz, a quien en cierto momento impulsó a que se dedicara al estudio del violín.

















Acuarela de Juan Agustín Guerrero: La cerenata (sic.). Quito, s. XIX. (Imágenes de identidad).

Para mala fortuna nuestra no logramos registrar ninguna obra pautada de Guerrero, sin embargo en un álbum familiar hallamos un testimonio gráfico que nos sorprendió y alegró mucho.

No creo en circunstancias predestinadas, más bien en que uno desarrolla a lo largo de la experiencia investigativa cierta vocación intuitiva para el hallazgo de documentación, por ello en la revisión de un antiguo y “grueso” álbum fotográfico, que no tenía pies de foto o indicación alguna y tras un vistazo rápido seleccioné una de las fotos, que aparentemente no tenía nada en particular, un retrato entre tantos otros, y luego de sacar pacientemente del molde que aprisionaba el cartoncillo en que estaba impresa la foto, se pudo leer en la parte posterior apuntada la siguiente leyenda: “Es de Amable Carlos Ortiz: Juan Agustín Guerrero. Quito Septiembre 19 de 1876”. La primera frase obviamente hace referencia a la propiedad del documento, luego se apunta, como se pudo constatar seguidamente en otras fotos, el nombre del personaje correspondiente a la fotografía. Fue hecha en “Pintores y fotógrafos Pérez Básconez y Cía. Calle del Teatro Esquina de S. Agustín, Guayaquil” [entendemos se refiere a la calle Guayaquil].



















1. Foto de Juan Agustín Guerrero. Compilación y digitalización: P. Guerrero

Por la fecha que consta podemos deducir que la foto pasó a manos de Ortiz, el mismo año en que salió publicada la obra de Juan Agustín Guerrero La música ecuatoriana desde su origen hasta 1875 (Quito, 1876), cuando Guerrero contaba con unos 58 años de edad aproximadamente. En la segunda fotografía que se encontraba junto a la anterior en cambio se escribe: “Es de Amable Carlos Ortiz. Quito, julio 26 de 1877”. Fue realizada en “Pintores y Fotógrafos en el Ecuador Quito por Rafael Pérez e Hijo”.






















2. Foto de Juan Agustín Guerrero. Compilación y digitalización: P. Guerrero

Hasta el momento no se había logrado hallar una fuente documental gráfica divulgada que muestre a Juan Agustín Guerrero y, tomando en cuenta que murió en 1886[1], se nos hacía difícil - en lo que a material fotográfico se refiere- el pensar que se encontraría un documento -para nosotros- de esta importancia.

Si bien existía una pequeña posibilidad de error, por el hecho de existir en la misma época un militar, J. A. Guerrero, del cual vimos alguna vez un folleto de su autoría sobre temas militares con el que podría confundírselo, nos respaldamos en la circunstancia de que las fotos se encontraron entre las pertenencias de un músico que fue su discípulo, lo cual nos da un grado de confiabilidad significativa como para poder aseverar que se trata efectivamente del poeta, pintor y músico Juan Agustín Guerrero [las dudas se han disipado debido a que hemos podido ver la foto de J. A. Guerrero y no tienen nada que ver con las que hemos publicado en esta oportunidad, nota adicionada en junio de 2012]. Más adelante pudimos encontrar un cuadernillo manuscrito de apuntes de Amable Ortiz en el que hace referencia también a Guerrero:

  • Juan Agustín Guerrero T. Literato, pintor, poeta y músico, escribió dos cursos elementales de música que sirvieron de texto en el Conservatorio Nacional de Música fundado por el Exmo Sr. Dr. Gabriel García Moreno el año de 1870, en donde desempeñó el cargo de Subdirector y Director por dos ocasiones, a la vez que de profesorado de piano aunque no era gran ejecutante por tener las manos demasiado pequeñas que impedían el juego de octavas; pero en conocimientos era casi profundo.

Otra revisión permitió encontrar fotos de los músicos Manuel Salazar y de Aparicio Córdoba. En otro momento haremos referencia a esos y otros hallazgos interesantísimos que hemos hecho en este año y que contribuirán al conocimiento de la música en épocas independentistas y a la música popular en la primera mitad del siglo XIX.

***

Suelen decir que en cada hallazgo de esta naturaleza hay cierta forma de fetichismo; pienso que no, pues para mí de lo que se trata es de ir armando una especie de rompecabezas o de mapa que nos ayude a comprender mejor la historia de la música en nuestro país y que buena parte de los materiales -fuentes visuales en este caso- para ello son válidas, siempre y cuando se supere la ansiedad individual y fetichista del coleccionista y se dirija el esfuerzo hacia la interpretación histórica de nuestra comunidad, para la cual trabajamos tratando de comprender el entorno y proceso pasados que nos permitan en algún momento vivir un mejor presente. Ese mapa que hemos mencionado se va complementando de a poco si revisamos el libro de Wilson Hallo en que se difunde la obra pictórica de Guerrero; los datos recogidos por el P. José María Vargas; el hallazgo en Cuenca de parte de nuestro amigo Carlos Freire de una obra pautada de Guerrero La cinta azul[2]; el registro bibliográfico que hemos hecho de sus obras impresas (La música desde su origen…, Yaravíes quiteños y sus libros de teoría musical, véase la bibliografía); la compilación hemerográfica realizada por Alfonso Campos; y ahora la posibilidad de mirar la imagen de este apreciado músico y pintor ecuatoriano del siglo XIX, pionero del registro historiográfico musical.

La revisión de los criterios de Guerrero que se asientan, tanto en su opúsculo de historia de la música, como en una hoja suelta titulada Al público[3] que se guarda en la Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit, ratifican un pensamiento progresista, anticolonialista y de defensa artística local, postulados a los que hay que sumar una acción admirable: el realizar una de las primeras compilaciones pautadas de música indígena y popular ecuatoriana en el siglo XIX (hacia 1865), a la que se tituló como Yaravíes quiteños, que en suma le dan la categoría, como lo hemos dicho ya en escritores anteriores- de fundador de las bases que sirvieron para las expresiones nacionalistas musicales en el Ecuador del siglo XX.


Quito, 7 de diciembre del 2009


Notas:

[1] La fecha de su fallecimiento es el 20 de abril de 1886, la documentamos en el periódico bisemanario El Comercio y la incluimos en la introducción que hiciéramos para la reedición de los Yaravíes quiteños (1996).
[2] Exceptuando la partitura hallada en Cuenca, su obra creativa se halla extraviada; se sabe compuso una zarzuela y alguna vez el musicólogo ecuatoriano Segundo Luis Moreno escuchó un vals interpretado por una banda militar; el resto de su obra musical sigue extraviada o perdida irremediablemente.
[3] En esta hoja de 1878, firmada por Juan A. Guerrero, se pide se reabra el clausurado Conservatorio. Es digno de mencionar que un año antes se ordenó la salida de los músicos de la casa en donde funcionaba el Conservatorio para convertirlo en cuartel. Hasta tanto Juan A. Guerrero prestó su casa para que funcionase allí provisionalmente. Pero el Conservatorio no se reabrió, fue clausurado por Veintemilla, y los profesores quedaron impagos.

ANEXOS:
A continuación insertamos la siguiente documentación relacionada a Guerrero:
1. Partitura La cinta azul. Compilación y digitalización Carlos Freire. Levantamiento de la partitura a finale P. Guerrero.
2. Escrito de Juan Agustín Guerrero tras la clausura del Primer Conservatorio: Compilación y digitalización P. Guerrero.
3. Pequeña bibliografía para el estudio de Juan Agustín Guerrero.









































































Bibliografía para el estudio de Juan Agustín Guerrero

Por: P. Guerrero Gutiérrez

1. GUERRERO, J. Agustín. Consolatrix afflictorum. Quito, 1868.

2. GUERRERO, Juan Agustín. A la pintura. Composición. Quito, 1873.

3. GUERRERO, Juan Agustín. La música ecuatoriana desde su origen hasta 1875. Quito: Imprenta Nacional, 1876. 54 p.
Historia. Es el primer libro impreso de historia de la música ecuatoriana. Contiene información histórica, sobre todo de actividades musicales en la ciudad de Quito.

4. GUERRERO, J. Agustín. Catecismo musical. Riobamba [Reimpreso en Riobamba]: Imprenta del Seminario, [s.f.]. 32 p.
Teoría de la música.
5. GUERRERO [Toro], Juan Agustín. Curso elemental de música que comprende desde el conocimiento del sonido hasta las reglas de armonía, composición é instrumentación para orquesta y banda militar, y el sistema de las voces humanas. Quito: Oficina de tipografía de F. Bermeo, [1875]. 91 p.
Teoría de la música.
6. GUERRERO, Juan Agustín. Al público [hoja suelta]. Quito: Imprenta de Juan Pablo Sanz, 5 de abril de 1878. 1 p.
Petición para que se reabra el Conservatorio.

7. GUERRERO, Juan Agustín. El cráter del Pichincha. Quito: Imprenta de Manuel V. Flor, 1880.
Poesía.

8. [GUERRERO, Juan Agustín, recop.]. “Yaravíes quiteños” [Presentados en el Congreso Internacional de Americanista por Marcos Jiménez de la Espada]. En: Congreso Internacional de Americanistas, Actas de la cuarta reunión, Madrid, 1881, vol. 2, p. I-LXXXIII. Madrid: Imprenta de Fortanet, 1883.
Colección de partituras de música indígena y popular.

9. GUERRERO, J. Agustín. Juicio artístico crítico sobre el cuadro que va a servir de telón principal del teatro de Quito. Quito: Fundición de Tipos de M. Rivadeneira, 1883. 16 p.
En torno al telón de fondo del que sería el Teatro Sucre.

10. GUERRERO, J. Agustín. Curso elemental de música. Que comprende desde el conocimiento del sonido hasta las reglas de armonía, composición e instrumentación para orquesta y banda militar y el sistema de las voces humanas. Quito [Reimpreso en Quito]: Imprenta de las EE.CC., 1895. 67 p.
Teoría de la música.
Bibliografía adicional
1. Acta de la pública y solemne instalación de la Escuela Democrática de Miguel de Santiago. Quito: Imprenta del Gobierno, 1852. 26 p.
Se menciona A Juan A. Guerrero y la ejecución de una sus piezas musicales con orquesta.

2. ARAÚJO, José de Jesús. Lo que vale el juicio artístico crítico &. &. de don J. Agustín Guerrero. Quito, Imprenta de Juan P. Sanz, por José María Sanz, 1884. 17 p.
Critica el opúsculo que publicara Juan Agustín Guerrero: Juicio artístico crítico sobre el cuadro que va a servir de telón principal del teatro de Quito. Trae algunas informaciones del músico Guerrero.

3. ECHEVERRÍA, Juan Abel. “Epitafio [Juan A. Guerrero]”. En: El Comercio. Quito, 24 abril, 1886.

4. Discursos pronunciados en la sesión pública de exibición por los miembros de las Sociedades Democráticas de Ilustración, de Miguel de Santiago y Filarmónica, en sétimo aniversario del seis de marzo de 1845. Quito: Imprenta de Gobierno, 1852. 38 p.
Consta discurso de Juan A. Guerrero.

5. MERA, Juan León. Poesías. Quito: Imprenta de Bermeo, por Julián Mora, 1858.
Véase: “El canto del llanero”, p. 60-62 (a base de esta obra Juan A. Guerrero creó una zarzuela?).

6. Navarro, José Gabriel. "Juan Agustín Guerrero". En: La pintura en el Ecuador del siglo XVI al XIX, p. 179-180. Quito: Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit, Dinediciones, 1991.
Reseña corta del pintor y músico; también acuarela de Guerrero, titulada: Don Santos, músico y compositor, p. 188.

7. ESCUDERO de Terán, Ximena. "Guerrero, nuestro primer cronista gráfico". En: Diners, año VIII, No. 61, de junio, p. 36-39. [Quito]: Diners Club del Ecuador, 1987.
Trata sobre el compositor Juan Agustín Guerrero Toro, aunque no enfoca su faceta musical sino sus cualidades plásticas.

8. FONSAL. Imágenes de identidad: acuarelas quiteñas del siglo XIX / Alfonso Ortiz, introducción y artículos de varios autores, Biblioteca Básica de Quito, BBQ, 6. Quito: Fonsal, 2006. 563 p.
Trae varias menciones y acuarelas de Juan A. Guerrero.

9. FUNDACIÓN HALLO. Imágenes del Ecuador del siglo XIX. Juan Agustín Guerrero. Con introducción y notas biográficas por Wilson Hallo. Quito: Ediciones del Sol; Espasa Calpe, 1981. 178 p.
Arte, estudio. Véanse 12 partituras de música indígena, recogidas por Juan Agustín Guerrero, después de la p. 162: El masalla, El albacito, El llanto, Yupaichisca, El sanjuanito, El mayordomo, Doña Lorenza, Barlota, Calliman llugcixpa, Canto ,El yumbo, El Cuxnico; véase también: “Obras importantes de Agustín Guerrero: Música”, p. 25-36.

10. Guerrero Gutiérrez, Pablo, Ed. Yaravíes quiteños. Juan Agustín Guerrero: música ecuatoriana del siglo XIX, Colección Materiales Musicales del Ecuador: Historia, No. 1. Quito: Archivo Sonoro del Municipio de Quito, 1993. 91 p.

11. GOMEZJURADO, Severo. “García Moreno promotor de las bellas artes”. En: Vida de García Moreno, t. 7, p. 102-142. Quito: Editorial Don Bosco, 1966.
Sobre el Conservatorio de Música fundado en Quito por el mandatario García Moreno, por lo que trae algunas informaciones de Juan A. Guerrero.

12. [“Nota necrológica: Juan A. Guerrero]. En: El Comercio. Quito, 20 abril, 1886.

13. SALGADO A., Francisco. “J. Agustín Guerrero”. En: La tribuna: diario de la mañana. Quito, martes 16 de septiembre, 1919. p. 2.

14. SALGADO A., Francisco. “J. Agustín Guerrero (II)”. En: La tribuna: diario de la mañana. Quito, jueves 18 de septiembre, 1919. p. 2.

15. VARGAS, José María. Historia del arte ecuatoriano. Quito: Editorial Santo Domingo, 1964. (BCCE)
Véase: “Juan Agustín Guerrero”, p. 183; “El Conservatorio de Música”, p. 187.

16. VARGAS, José María. “Juan Agustín Guerrero”. En: La gaceta, suplemento dominical de El tiempo. Quito, domingo 1 de febrero, 1981. p. 3.

17. VARGAS, José María. “Juan Agustín Guerrero”. En: El arte ecuatoriano en el siglo XIX, (separata del No. 19 de la revista Cultura), ca. p. 30-31. Quito: Banco Central del Ecuador, 1984.
Sobre una de las figuras más importantes de la música y la pintura en el siglo XIX. También informaciones en torno a la música en "Sociedades artísticas", ca. p. 24-25.

18. ZALACAÍN. “Juan Agustín Guerrero: un caricaturista genial”. En: Vistazo, diciembre, p. 61-63. Guayaquil, 1981.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Músicos en andamio: Música infantil y dependencia

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Músicos en andamio: Música infantil y dependencia

Pablo Guerrero Gutiérrez

Cuando nos proponemos regalar un disco de música infantil de creadores ecuatorianos o una película de similares características a nuestros hijos pequeños, es cuando nos enfrentamos realmente a comprender la circunstancia en que nos hallamos en este campo. La producción sistemática de música para niños, música de niños y música escolar en nuestro medio simplemente es nula. Los trabajos existentes son excepcionales y muchas veces son elaborados con mayor buena voluntad que con los recursos adecuados y aún así se hallan agotados, pues de esas producciones se hace una sola edición y en tiraje corto. Nuestra realidad multicultural -que bien debería ser una ventaja- además hace que esta sea una circunstancia de dificultad añadida para la música infantil.

Los niños de nuestro país que tienen radio, televisión, cable, dvd, cantan las canciones de Barny, Lazy Tawon, Mister Maker y Hi Five y cuando no, terminan como intérpretes de las baladas y piezas adultas de amor y otros temas de moda. Canciones de vaqueros gringos, de perreos discotequeros, adaptaciones de los clásicos europeos como la manoseada Estrellita dónde estás… son las producciones con que crecen nuestros niños para beneplácito de gigantes comerciales que han creado los nuevos mercados, no solo de música, que son direccionados a niños y adolescentes latinoamericanos a través de los medios. No habría problema si se compartiera el espacio con música para infantes producida en nuestro medio y con elementos de nuestra cultura; pero con gran esfuerzo se localiza música infantil hecha en Latinoamérica; y para los que creen que el internet es todo, debo decirles que para que existan productos en el ciberespacio éstos deben primero ser creados y colocados allí. Esta condición, aunque solo analiza una pequeña arista del complejo sistema de mercado capitalista, nos hace percatar de la dependencia a la que nos encontramos sujetos.

Cuando llegaron los saqueadores a colonizar a América (como lo hicieron otros en Asia y África con similares artifugios), nos ofrecían la salvación con una cruz de palo, luego nos ofrecieron la iluminación del conocimiento civilizador con papeles impresos en una máquina usurpada a los chinos, y en tiempos contemporáneos nos ofrecen la libertad del libre mercado a través del consumismo salvaje. Detrás de cada salvación, iluminismo y libertad colonialista estuvieron de por medio el saqueo de recursos (oro, caucho, cobre, madera, diamantes, mano de obra, petróleo, agua, etc.) para cuya obtención no se ha reparado en forjar guerras, engaño y muerte. Eran tan angustiantes las circunstancias de los indios americanos, por ejemplo, que se dice que para que sus niños no sean usados como esclavos en las minas, telares y otros sistemas de explotación deshumanizada que implantaron los españoles, rompían las manos de sus hijos cuando nacían.
Cuando los colonizadores se retiran (generalmente son echados a fuego y sangre) dejan no solo una estela de saqueo, orfandad, latrocinio y división sino que dejan una cadena de dependencia institucional, administrativa, política, cultural y comercial, difícil de romper y sobre todo dejan a un cómplice implacable y destructivo, la corrupción. Aún así, por los que vienen, por los niños, nos toca continuar con la batalla por liberarnos, para lo cual nos queda, el amor como la salvación; la paz como la iluminación; la igualdad como la libertad; y, en mi caso, la investigación como forma de lucha.


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En el ámbito literario y de la ilustración se nota que existe al menos una preocupación por el sector infantil y juvenil, cuentos e historietas se ven en los anaqueles locales. No creo en realidad que exista un plan o un proyecto sistemático de la producción de materiales didácticos o de distracción para niños. Me parece solo se trata de chispazos de inquietos y preocupados creadores por dotar de nuevas creaciones en este ámbito a los que se suman intereses de algunas editoriales. Pero qué sucede con la música. Qué materiales están usando en escuelas, colegios, e incluso en las instituciones musicales que deberían ser los creadores y surtidores sociales de estos materiales.

Nos falta responsabilidad para llenar este vacío, pues se supone que disponemos de capacidad y talento para hacerlo. Ciertamente, no tenemos un mercado demandante, que generalmente es el que rige la producción comercial. Difícilmente podríamos en estas circunstancias competir – que es otro de los axiomas del capitalismo- con las transnacionales de la producción infantil que abarca complementariamente, ropa, juguetes, juegos, videojuegos y productos aledaños para niños.

Podemos trabajar desde la comunidad y las instituciones musicales en convenio con el Estado, probablemente no se subsanen proyecciones comerciales, pero si se logra paliar requerimientos culturales, será bastante; naturalmente para que tenga cierto éxito de intercambio, divulgación y utilidad este proyecto debería estar comprometido con la educación. Maestros, compositores, músicos, Estado con los recursos y empresas de distribución podrían ser las protagonistas de este proyecto. No solo se precisa crear música infantil, sino que ésta debe ser grabada y distribuida en los medios educativos y sobre todo tener un lineamiento de creatividad y liberación. En el pasado el Ministerio de Cultura en los años 30´s, por ejemplo, publicó un cuaderno de partituras de música infantil, sin embargo no habiendo los pedagogos musicales que podían usarlo como recurso solo se quedó en un documento impreso que se halla perdido en alguna biblioteca.

Algunas de esas creaciones del pasado podrían también ser seleccionadas para darlas a conocer en este cometido. En Loja existieron tres compositores que dejaron su aporte al cancionero para niños: Salvador Bustamante, Manuel de Jesús Hidalgo y Segundo Cueva Celi; también la riobambeña Lidia Novoa quien por cuenta propia publicó un libro de música para niños; en Cuenca Rafael Sojos, así también crearon piezas infantiles el guarandeño Ángel Honorio Jiménez y en Quito Carlos Amable Ortiz, Inés Jijón y, en nuestro tiempo, Jaime Guevara (“El Cantor de Contrabando”), junto a algunos otros creadores quienes pensaron que con la niñez había que trabajar desde ayer y no dejaron para mañana la tarea que ministerios de Cultura y Educación de la actualidad prorrogan. Con todo esto se podrían hacer cartillas educativas, discos de registro infantiles y de música escolar como refuerzo a la enseñanza, entre otras ideas que se ocurran para este propósito como la constitución de festivales, agrupaciones corales o vocal-instrumentales en las escuelas y colegios.
A propósito de los Comités de Defensa, consideramos que resultaría más beneficioso organizarse en frentes culturales barriales o centros de la sabiduría comunitaria para proponer, conocer, comprender, aprender, enseñar y producir contenidos culturales, de entre los cuales una de las preocupaciones serían los temas infantiles.

En lo que infraestructura se refiere, después de la tragedia de la Factory, al Sur de la ciudad de Quito en la que fallecieron varios jóvenes, hasta ahora el Municipio y el ministerio del ramo no se plantean hacer escenarios culturales adecuados, que bien pudieran estar junto a las tantas canchas deportivas que se construyen. No cuesta mucho dentro de las planificaciones de parques y centros deportivos, incluir una tarima permanente y en otros casos una concha acústica habilitada para hacer presentaciones múltiples, así los artistas, los jóvenes y los niños tendrán espacios de difusión cultural.

A los adultos nos cuesta mucho más el modificarnos y, en tiempo de cambios, son los niños, con herramientas adecuadas, quienes mejor pueden asumirlos para forjar una nueva generación revolucionaria, creativa, crítica y solidaria.


Quito, noviembre 2009.
PARTITURAS
1. Ejemplo 1. Mi casa del compositor Carlos Amable Ortiz.
2. Ejemplo 2. Doña semanita de la compositora riobambeña Lidia Noboa.
3. Ejemplo3. Yo tengo en el huerto (bomba) del compositor César Santos.