jueves, 22 de diciembre de 2011

Villancicos y aguinaldos ecuatorianos (II)


Estoy esperando al Niño a ve’ que me va a decí’:
Los villancicos negros
Un pesebre con figuras de músicos negros. Ecuador, s. XVIII. Dar click para ver en grande.


El villancico, canto rústico, canto de pueblo o de villa fue filtrándose en América a través de los  religiosos europeos en el siglo XVI. La canción navideña se propagó desde entonces en el territorio que hoy corresponde al  Ecuador; los músicos españoles y, más adelante, mestizos e indios contribuyeron en la gestación de un variado repertorio en este género. Pero el villancico no sería de exclusividad de las culturas mencionadas, pues al ser raptados y traídos como esclavos numerosos pobladores del África,  empiezan con éllos a emerger nuevas versiones del villancico navideño en nuestro continente.

Con similar función pero con particularidades musicales y textuales de las culturas afroecuatorianas, fueron estableciéndose los “villancicos  negros” que se cantan a niños divinos y niños terrenales: Arrullos, Aguinaldos y Chigualos.

Arrullo
El Arrullo de la población negra esmeraldeña es una nana para dormir a los niños,  así como  un canto de corte religioso dedicado a divinidades y santos. Es interpretado por solista y “respondedoras”, con acompañamiento de bombos, dos cununos, maracas y guasá. Jéssica Márquez anota que los Arrullos son cantados en las celebraciones religiosas más destacadas de la provincia y en la novena al Niño Dios.

Como en la Décima, se pueden distinguir dos  tipos de Arrullos: a lo divino y a lo humano. El Arrullo a lo Divino también es dirigido a los niños pequeños, por considerárseles “criaturas de Dios”.

Transcribimos parte del texto de un Arrullo a lo Divino, cantado en la Novena del Niño:

Solista:
Ha dado a luz María,
en el portal de Belén,
los Tres Reyes del Oriente,
al Niño vienen a ver.

Hay Arrullos  propios para hacer dormir a un niño (nanas), sin embargo también suelen ser cantados en las Novenas al Niño Dios:

Dormite mi niño
dormite en tu hamaca
que no hay mazamorra
ni leche de vaca.

Dormite mi niño
dormite en mi cuna
que no hay mazamorra
ni cosa ninguna.
etc.

Otro fragmento de Arrullo, recogido por el investigador David García,  con las inflexiones propias del negro esmeraldeño, fue presentado en diciembre de 1996 en una adaptación para orquesta de instrumentos andinos y coro:

Esta nochecita
ya me voy a i’
estoy esperando al Niño
a vé’ que me va a decí’.
Ae-ae-,  que me va a deci’. etc...





Fragmento de un villancico denominado Queso de los negros. Buscamos por muchos años este cuadernillo que lo mencionaba Isaac Barrera como tonos de navidad en la colección de Jacinto Jijón y Caamaño. Fue Honorio Granja quien nos dio aviso de que lo halló en la documentación que ahora reposa en el Ministerio de Cultura. Dar click para ver en grande..






Aguinaldos
Los Aguinaldos son piezas del cancionero de la población negra de Esmeraldas y del Valle del Chota. Según las informaciones recogidas por el etnomusicólogo Carlos Alberto Coba Andrade los Aguinaldos, dedicados al Niño Dios, se tocan y bailan en épocas de Navidad.

Solista: Manda el aguinaldo
Coro: hágame el favor;
Solista: véngase ese santo
Coro: que lo mando yo (bis)

Solista: El día en que me casé
a mi novia no le dio susto,
porque yo antes de casarme
yo con ella me adelanté (bis)

En el período colonial en algunas partes de América y España aparecieron villancicos con coplas picarescas. Al parecer a este grupo pertenecen las que se consignan en el Aguinaldo.

Chigualo, chigualito
El Chigualo es considerado como un canto navideño, una especie de villancico, presente no solo en la población negra, sino también en la montuvia de zonas litorales de Manabí y Portoviejo. Entre los negros esmeraldeños es interpretado en los velorios de niños, considerados “angelitos”. En el ritual funerario no se lamenta su muerte, si no más bien se celebra “su partida a la gloria [de Dios], creyendo así asegurar también el camino a la gloria de la madrina y de otros familiares” (Márquez). Las coplas que entonan las mujeres son acompañadas por bombo, cununos, guasás y maracas.

Nació el niño, nació
Nació el niño, nació
pero Dios se lo llevó
pero Dios se lo llevó.

La siguiente copla nos la dictó el joven músico esmeraldeño Lindberg Valencia:

Adiós Niñito
la gloria te está llamando
Adiós angelito
el cielo te está esperando.

El Chigualo  -además de ser  un juego y un ritual funerario cantado- dice Justino Cornejo que entre los montuvios es donde "...  se come y se bebe, se fuma y se enamora, se canta y se baila profanamente; y sí que en ocasiones, cuidando de 'tapar la cara al Niño' o sin tomarse tal cuidado, salen a relucir revólveres y puñales homicidas, y, a pocos pasos del churrigueresco altar montuvio, caen mortalmente heridos algunos de los fiesteros".

Según  un  relato del Sr. Germán Valencia de la zona de Malimpia, la palabra "chigualiar" significa bailar corriendo en "ocho" (figura coreográfica), o hacerlo cadenciosamente alrededor de las palmeras, mientras se cantan versos de esperanza y salvación a los niños muertos. "Vamo' a chigualiá'" quería decir "vamos a cantarle  y bailarle  al angelito", como muestra de alegría porque el niño sin pecado alcanzaba el cielo.

Un villancico que se cantaba en tiempos coloniales. Col. Ascencio Pauta (ecuatoriano). Venezuela. Dar click para ver en grande.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Villancicos ecuatorianos (I)

Canciones ecuatorianas de navidad

 Fidel Pablo Guerrero Gutiérrez


Misa del Niño. Autor probable: Juan Agustín Guerrero, pintor y músico ecuatoriano. Quito, s. XIX.

Villancicos y villanos
 El Villancico es una manifestación cultural que reúne canto, poesía, danza y dramatización. Procede de la tradición popular hispánica y trata temas religiosos y de Navidad. Su dicción parece derivarse de "villano" (hombre aldeano, rústico o plebeyo) lo cual le daría la significación de canto rústico, canto de pueblo o de villa. 

 Se presume que el Villancico se remonte en sus orígenes a la Edad Media, época en la que Francisco de Asís instituyó la celebración de la Navidad con adornados “belenes”; ello hace suponer que fueron los franciscanos que se establecieron en Quito (enseñaban música en su convento) quienes hayan ido filtrando desde el siglo XVI la canción navideña. 

 Su propagación, obviamente, inició en épocas coloniales en el territorio que hoy corresponde al Ecuador, cuando los músicos religiosos españoles y, más adelante, mestizos e indios, impulsaron en los conventos, iglesias y catedrales del país esta antigua tradición musical, produciéndose en el transcurso del tiempo un repertorio musical de corte criollo, indígena, negro y mestizo.

Al igual que en el resto de países latinoamericanos, donde el establecimiento hispánico asentó el festejo navideño, se integró la presencia de nacimientos y Villancicos, expresión esta última que alcanzó su difusión en la práctica musical religiosa docta como también en el agasajo popular, lo cual indica que existía un Villancico religioso, creado por los maestros de capilla y el Villancico popular de compositores del pueblo.

Manuscrito en el que consta el villancico tradicional En noche tan fría (castellano y quichua).

Más datos sobre el canto navideño, nos los entrega el historiador Fray José María Vargas, quien halló un manuscrito de fines del siglo XVIII, de un Maestro de Capilla latacungueño, en cuya sexta parte contiene “Romances al Niño Dios para la Navidad”, donde constan versos compuestos por el Padre Fernando de Jesús Larrea y muchos otros de carácter popular que se cantan hasta la actualidad. En el antiguo Ecuador, el Villancico se hallaba presente en Nochebuena y Navidad, en sus novenarios, en las procesiones y en la “misa del gallo”, fechas en las que aún se recitan, cantan y a veces hasta se bailan Villancicos. 

Otros tonos navideños 
La fisonomía regional que alcanzó el Villancico en su parte musical se debe principalmente a que los creadores utilizaron elementos melódicos, armónicos y rítmicos locales, propios de la música regional ecuatoriana. Por ello que contamos con Villancicos con características de Sanjuanito, Albazo, Danzante, Chigualo, Fox incaico, Tonada, Pasillo, etc. 

Es, quizá, el sanjuanito indígena uno de los primeros moldes en que se vertió el Villancico europeo; una buena parte de Villancicos ecuatorianos presentan aquella característica, la misma que pudo ser en un principio implantada por los misioneros conquistadores y después la continuaron los pobladores de estos territorios como identificación polarizada en favor de un proceso de identidad, creando patrones propios para aquella herencia venida de ultramar. 

Otra danza regional muy usada es el Albazo, de cuya modalidad se originaron los Tonos de Niño. La práctica del Villancico y Tonos de Niño se realiza no solamente en los templos, sino también en las "Velaciones del Niño" que se efectúan en domicilios particulares: "lo bailan los 'pastorcitos' y los 'negritos' durante las procesiones por las calles de la ciudad; delante del simulacro del divino infante (lo que llaman 'Pases' del Niño), al són de las bandas de música". Además de la designación de Villancico, usada en buena parte del país, este tipo de piezas son también conocidas como Tono de Navidad; Aguinaldo (entre los negros de Imbabura y Esmeraldas); Tono de Niño (en buena parte del territorio interandino, aunque en la actualidad preferentemente en Chimborazo, Azuay, Loja); y, Chigualo (litoral ecuatoriano, Manabí y Esmeraldas esencialmente). 

Formatos del villancico 
El Villancico en su parte textual, casi siempre, está estructurado en cuartetas, que adoptan cualquier combinación de rimas, aunque es generalizada la consonancia o asonancia en los versos pares. A veces los versos se repiten o reciben palabras de addenda (como Niñito, ayayay, a-e, etc.) para que se ajusten a una determinada construcción melódica. 

Se reconocen en el Villancico moldes y formatos composicionales europeos: su estructura musical responde a copla-estribillo (estrofa-coro); puede contener introducción, así como interludios y segmentos instrumentales finales. Es de líneas melódicas sencillas, simétricas y fluidas, evitando saltos bruscos, con lo cual se contribuye a la naturalidad y lógicamente a que el Villancico se registre en la memoria más fácilmente. 

La tímbrica del Villancico respondía al canto en coro, solista y coro; a capella (canto únicamente) o con el acompañamiento de algún instrumento musical: arpas, melodios, pequeñas orquestas y bandas con las que, en épocas de festejo, confluía el baile y la algarabía que las "tropas infantiles" presentaban con insistentes golpes de tambores diminutos, ruidos de pitos de agua, chirimías y cencerros en las procesiones al Niño. 

Entre los cultores más destacados de este género musical mencionaremos a Hermenegildo Rodríguez Parra (s. XVIII-s. XIX), José Nicolás Rodríguez Parra (1822-1860), José Banegas (1778-s. XIX), Rafael Carpio Abad (1905), cuencanos; Salvador Bustamante Celi (1876-1935), Segundo Cueva Celi (1901-1969), lojanos; Agustín de Azkúnaga (1885-1957), español; Segundo Luis Moreno (1882-1972), imbabureño; Inés Jijón Rojas (1909), José Ricardo Becerra, quiteños; Cornelio Cevallos (1912), tulcaneño; y, tantos otros que, anónimamente, produjeran infinidad de Villancicos ecuatorianos.

En la actualidad, aunque va perdiendo paulatinamente la preeminencia que alguna vez tuvo, el Villancico -concomitante al Nacimiento- representa el formato cultural en el que genuinamente se halla depositado el espíritu de la Navidad, “espíritu” que Taita Noel, personaje salido de una oscura botella del capitalismo, tiene a su cargo el comercializarlo.

Partituras de Villancicos ecuatorianos:
Dar click en las partituras para agrandar e imprimir