jueves, 28 de abril de 2011

El Ecuador tiene su Reina

El Ecuador también tiene Reina

Dice la prensa de nuestro medio, que el suceso del año es la boda del príncipe -futuro rey de Inglaterra- y una señorita de la plebe. El sunami de Japón quedó corto y la fuga nuclear no significa gran cosa ahora; y peor, la guerra colonial y los muertos en Libia, de la que la prensa local no dice ni pío, ni siquiera está tomada en cuenta. Pues sí, el evento más importante del año es que se case un príncipe que recibe gratuitamente sus rentas del pueblo inglés. Para el evento matrimonial está previsto gastarse más de 30 millones de dólares, mientras se hacen recortes en el presupuesto de la educación pública. Cosas de reyes supongo; será por eso que en Francia descabezaron a los señores de las pelucas.

En nuestro país solo hubo un régimen monárquico cuando fuimos Colonia, o sea por casi tres siglos. Cuando logramos sacar a los españoles del poder, surgió esa copla que se canta en el alza que te han visto:

Tú dices que no me quieres
Porque soy de sangre baja
Si quieres querer a reyes
Cuatro tiene la baraja.

De todos modos en Ecuador, como para no quedarnos atrás con la realeza, tenemos una reina, en una canción dedicada a la provincia de Imbabura, titulada Reina y señora, pasacalle compuesto por el compositor Leonardo Páez (1912-1991).

Partitura: Reina y señora (pasacalle) / Leonardo Páez. Dar click en las imágenes para ver e imprimir en grande.


martes, 26 de abril de 2011

Aldeanita enamorada

Aldeanita enamorada



Ángel Honorio Jiménez, compositor ecuatoriano.

Canción creada hacia los años 30-40’s del siglo XX por el compositor ecuatoriano Ángel Honorio Jiménez (Guanujo, Bolívar, 1907-1965). Se desenvuelve en compás de 3/4; de ahí que haya sido apuntada unas veces como chilena y otras como aire típico. En realidad su rítmica de acompañamiento se acerca más al de chilena, género del siglo XIX que alcanzó a situarse todavía hasta la primera mitad del siglo XX en el repertorio de bandas y conjuntos populares. Es una de las pocas piezas del amplio catálogo de Ángel Honorio Jiménez que fue divulgada y grabada a nivel local e internacional. Jiménez era un creador de gran sensibilidad que poseía formación escolástica musical, por ello su pieza se aleja de lo común. Jiménez fue alumno y luego maestro en el Conservatorio Nacional de Música; sin embargo después, en busca de mejores horizontes se radicaría en Mérida, Venezuela, en donde fallecería tras realizar tareas como director de banda. Me parece que su obra Aldeanita enamorada, originalmente fue instrumental y que se le puso el texto con posteridad.

Partituras de Aldeanita enamorada / Ángel Honorio Jiménez. Dar click en la imagen para ver e imprimir en grande.



Audio: Aldeanita enamorada / Ángel Honorio Jiménez. Intérpretes: Guillermo Rodríguez y Rodrigo Rodríguez.

viernes, 15 de abril de 2011

La Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador (OSNE): orígenes

La Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador (OSNE): orígenes

Fidel Pablo Guerrero



Al hacerse cargo de la conducción del Conservatorio Nacional en su parte administrativa, en 1944, el pianista, crítico y compositor, Juan Pablo Muñoz Sanz (Quito, 1898-1964) tomó también a su responsabilidad, por casi siete años, la dirección de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio. Muñoz había dirigido eventualmente esta orquesta, desde el año de 1928, en programaciones estudiantiles. Él como casi todos los músicos ecuatorianos que en distintos períodos se hicieron cargo de este conjunto orquestal, tal el caso de Sixto Durán, Pedro Pablo Traversari o Luis H. Salgado, se habían proveído de una experiencia práctica y de autoformación en dirección orquestal. Esta materia se había diluido con la salida del italiano Domingo Brescia, en 1911. El mismo Muñoz escribía en 1934, y después en 1938, que la “dirección de orquesta -rama artística de inmenso valor- no ha tenido hasta hoy un técnico de preparación sólida y especializada”(1).



La Orquesta Sinfónica del Conservatorio dirigida por Pedro Pablo Traversari. ca. años 20's.

Más allá de los juicios individuales e hipotéticos que se pudieran hacer respecto al accionar de los directores de orquesta y sus capacidades en aquella época, se debe puntualizar, en cambio, que la Orquesta del Conservatorio fue la columna central en la que se sustentó el proyecto de creación de la Orquesta Sinfónica Nacional. Así lo entendió Muñoz y con esta agrupación efectuó varios eventos en pro de la creación del nuevo conjunto instrumental. Además, dentro de ese mismo propósito, siguiendo sus postulados nacionalistas incorporó piezas de autores ecuatorianos en el repertorio presentado, entre las que destacan las de Luis Humberto Salgado, sinfonista que tenía la admiración de Muñoz. Esta inserción nos parece en realidad meritoria, en vista de la renuencia que en el medio existía en relación a las obras de creadores nacionales en el campo académico. Al respecto un optimista colaborador del diario Últimas noticias, mencionaba la satisfacción que causaba el hecho que las “composiciones de nuestros autores más representativos han adquirido ya carta de ciudadanía en los programas junto a las obras de los grandes maestros y que ya no sentimos recelo ni desconfianza al incluirlas en tales programas”(2). Su soporte lo prestó no solo desde el Conservatorio, sino desde la Casa de la Cultura, en donde fue nombrado representante musical para el año de 1947. Pío Jaramillo Alvarado resaltaba en la Memoria de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, que: “Los señores Moreno [Segundo Luis] y Muñoz sirvieron su representación abnegadamente, y rindieron su mayor servicio en las campañas previas a la creación de la Orquesta Sinfónica Nacional, vieja aspiración en cuya realización parece que se está ganando bastante terreno, con el apoyo del Sindicato de Artistas Músicos y la Unión Nacional de Periodistas”(3).

Dos años después, en el Boletín del Conservatorio, aparecía un comentario de Muñoz sobre la creación de una orquesta sinfónica nacional, organismo que los músicos escolásticos veían como una necesidad imperiosa en el país: “La creación de la Sinfónica Nacional puede considerarse virtualmente un hecho, pues su aspecto jurídico se halla asegurado y, lo que es más, la conciencia de su necesidad ha echado raíces en todos los espíritus...”(4).



El compositor Juan Pablo Muñoz Sanz.


El Ecuador era casi el único país americano que no poseía este tipo de agrupación, y por supuesto que desde mucho antes ya se había marcado la ruta para que tarde o temprano los músicos se vieran abocados a la creación de este cuerpo instrumental. Si en las primeras décadas del siglo Pedro Pablo Traversari proponía la constitución de un tipo de “orquesta incaica”, constituida por instrumentos ecuatorianos y latinoamericanos, en cambio los centros de formación se habían instaurado bajo el modelo de la música occidental, que tenía como paradigma interpretativo a la orquesta sinfónica. Sin duda los músicos precisaban de una real fuente de trabajo y de práctica académica pues, como advertía Muñoz, su porvenir estaba sustentado exclusivamente en el desempeño en conjuntos de música popular (que brindaba campo principalmente a pianistas, guitarristas o cantantes; pero la situación se tornaba difícil para los que se preparaban aprendiendo a tocar trompa, cello o fagot, por ejemplo). Varios músicos, antes de formarse la orquesta, escogieron irse del país, pues encontraban estrechas las posibilidades que brindaba el medio ecuatoriano a sus aspiraciones como instrumentistas.

De ese modo se fue consolidando el instrumento para la música sinfónica, pero Muñoz era conciente que faltaba el contenido. Dentro de la música académica -aludía en 1950- que la creación musical es la que dejaría un acervo perdurable, daría fisonomía y perennidad a nuestro pueblo y que la orquesta sería la garantía de que una obra no se hunda en el silencio, y de que el público pasaría a ser parte de los elementos que el compositor necesita para superarse. Apuntaba además, que mientras la humanidad crea en el valor del dinero, el músico precisa de estímulos económicos y no solo del calor de los aplausos y para ello proponía que el Gobierno, el Congreso y la Casa de la Cultura apoyen un proyecto de reglamentación de Concursos de Composición Musical que se dé año tras año, logrando así a lo largo de una década -o quizá menos- que los compositores noveles pasen de pequeñas formas a las grandes y cíclicas, nutriendo de repertorio ecuatoriano a la Orquesta Sinfónica:

"Desde el punto de vista económico, el plan consistirá en que el Ministerio de Educación, el Congreso, la Casa de la Cultura Ecuatoriana y la Sinfónica (independientemente de su vínculo con aquélla) fijen en sus presupuestos anuales una cantidad que no se considere onerosa para ninguno de aquellos organismos, pero que al centralizarse bajo el rubro de: Aporte Nacional para los Concursos de Composición de Música, cumplan con el fin propuesto"(6).

La Orquesta Sinfónica del Conservatorio bajo la dirección de Juan Pablo Muñoz Sanz.

A pesar de sus acciones en pro de la constitución de la Orquesta Sinfónica Nacional, Muñoz creía que su tarea y su nombre procuraban ser marginados de los anales de la historia de aquella institución. Desde Loja escribía su desaliento en una carta de 1955:

"Yo continúo siendo el hombre de cultura lleno de esperanzas en el progreso del arte patrio; la música me esclavizó y a ella he dedicado mis energías y hasta mis intereses. ¿He sido recompensado por élla? Quizás, sí; pero solo en algún sentido; han triunfado algunas de mis empresas, aunque sin que se me quiera reconocer que yo trabajé mucho por ellas. Un ejemplo, la creación de la Sinfónica Nacional, que si no es todavía efectiva, se debe más a que mis antiguos colaboradores se dividieron en grupos antagónicos"(7).

Su visión sobre los antecedentes que tuvo la Orquesta Sinfónica están apuntados en un escrito que jamás lo divulgó y que lo hemos hallado entre sus papeles personales. Líneas en las que procuró desahogar su desacuerdo a un comentario periodístico sobre el músico Corsino Durán, artículo que señalaba a éste último como el ideólogo de la Orquesta Sinfónica en el Ecuador:

"Fue el Maestro ecuatoriano Pedro Paz, notable violinista y Director de Orquesta quien, en 1919 y 1920 concibió y concretó en hechos la idea de establecer una Sinfónica Nacional, que comenzó con éxito bajo su dirección. El celo profesional de Dn. Pedro Traversari acabó con la obra. Pero la idea no se perdió y uno de los que la recogió por herencia, por haber sido amigo personal y acompañista al piano, del propio Pedro Paz, fue Juan Pablo Muñoz Sanz, quien se prometió realizarla algún día, y cumplió su promesa. En 1944-45 dio comienzo a su obra, secundado por Durán y Rivera, que coincidían en la idea y el propósito. Con tremendos esfuerzos y gracias a la Universidad Central, la misma que haciendo honor a la anexión del Conservatorio, ha apoyado en lo posible la obra de éste, se pudo seguir adelante. La anexión fue gestionada precisamente por Juan Pablo Muñoz y el Dr. Enrique Garcés. Muñoz trabajó siete años consecutivos frente a la Orquesta, mejorándola moral y técnicamente. Viajó con ella a varios lugares de la República: Ambato, Riobamba, Cuenca, Ibarra, Otavalo. Dio muchos conciertos en Quito. Impuso la idea de poseer una Sinfónica escribiendo artículos en El Comercio y en otras publicaciones; dictando conferencias, y gestionando, juntamente con Corsino Durán, ante los Poderes Públicos. Pero fue el alma de la obra y el espíritu orientador. Muñoz Sanz obtuvo de la Casa de la Cultura, actuando como Asesor Técnico de ésta en las Artes Musicales, una asignación de Nueve Mil Sucres para remunerar y estimular con Tres Mil Sucres cada concierto. Llegó a reunir 44 músico en la Orquesta, dándole toda la estructura de Sinfónica, y presentó Seis Sinfonías de Beethoven, Una de Brahms, además de la Inconclusa de Schubert y alguna de Mozart. Cuando estuvo todo listo y en sazón, Corsino Durán, no quizo compartir el éxito de una idea, que para Muñoz era antigua y para Durán, nueva […] Sin embargo Muñoz no quiso destruir su obra, y considerándola propia y difícil como había sido, alentó su legalización y autonomía para que esta hija de su espíritu y esfuerzo afectivo no pereciera y continuó actuando hasta 1951"(8).


Juan Pablo Muñoz Sanz desplegó su tarea pro Orquesta Sinfónica desde varios ángulos. Por su actividad intelectual mantenía contacto con esferas de la élite y con los principales organismos que desarrollaban actividades en el ámbito cultural. Su esfuerzo lo apuntó también a fundamentar, en los medios artísticos, sociales, políticos y de comunicación aquella necesidad de los músicos académicos de crear un instrumento sinfónico y lo hizo a través de charlas, presentaciones y gestiones en diferentes instituciones. Como Director de la Orquesta del Conservatorio preparó a los propios músicos, a las autoridades y al público a exigir una orquesta autónoma como representante de la cultura musical ecuatoriana; y, desde lo legal preparando varios documentos que fueron base para la elaboración de los decretos y planificación de la orquesta.



Actividad pro constitución de la OSNE. Concierto en la Plaza Arenas. Quito, 1948.


Para 1950 se promulgó el decreto de creación de una orquesta sinfónica, pero su real aplicación tuvo que esperar algún tiempo más. Seis años pasarían todavía para la efectiva fundación de la Sinfónica Nacional. Tras el intenso proceso de constitución que en retrospectiva, haciendo un balance general, se puede señalar como determinantes en su proceso las acciones con que participaron el Conservatorio Nacional de Música, la Universidad Central del Ecuador, el Sindicato Ecuatoriano de Artistas Músicos (SEDAM) y sus agremiados, la Unión Nacional de Periodistas y la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Paralelamente se debe a Muñoz Sanz su labor como director de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio, sembrador ideológico y comentarista en los medios de opinión de la necesidad de un conjunto orquestal nacional; la valiosa intervención y seguimiento de Corsino Durán, quien con tenacidad gestionó y empujó la idea a través del SEDAM hasta lograr su fundación, y junto a Luis Humberto Salgado varios compositores que surtieron sus creaciones y repertorio para ejecutarlo en la campaña de constitución. Bien podría decirse, al mirar la lista de músicos involucrados en la conformación y la situación en que se fundamentaron los hechos, que fue el nacionalismo musical la piedra angular para el establecimiento de dicho conjunto orquestal. El último tramo fue completado –se podría decir, aprovechado, en el buen sentido de la palabra- por María Uribe, Francisco Aléxander y la Sociedad Filarmónica de Quito y naturalmente los organismos político-administrativos que ratificaron legalmente a la Orquesta. En mayo de 1956 la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador empezó su funcionamiento oficial.


El compositor y violinista Corsino Durán.

El músico Carlos Bonilla Chávez quien, como contrabajista integró la planta fundadora de la Orquesta Sinfónica, aseveraba que la economía de la Orquesta en sus inicios solía ser tan precaria que los músicos pasaban a veces meses sin cobrar sueldo, pero que a pesar de ello había un gran entusiasmo entre los integrantes, que se entregaban sacrificadamente a sostener la naciente agrupación. Así mismo afirmaba -en una entrevista realizada en radio Añoranza- como un logro de los “comunistas” la fundación de la Orquesta Sinfónica. Ciertamente Juan Pablo Muñoz Sanz, Corsino Durán con el Sindicato de Artistas Músicos, fueron los protagonistas iniciales de empujar la creación de la Orquesta Sinfónica Nacional; tanto Muñoz como Durán (y al parecer también Modesto Rivera) eran simpatizantes socialistas. A esto debe sumarse la participación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), constituida en base a ideales de izquierda y de otros organismos que se fueron sumando como la UNP para contribuir a sensibilizar a los sectores sociales y sobre todo políticos para que entregaran los recursos necesarios. Lo que sí cabe señalar es que los grupos de izquierda tuvieron que acceder a que otros sectores que tenían más posibilidades de moverse en las esferas oficiales de poder, se encargaran de gestionar la aprobación de las leyes respectivas. En la historia de la creación de la Orquesta generalmente se recuerdan los nombres de las personas y organismos que se sumaron en el tramo final, entre ellas la Sociedad Filarmónica, Francisco Alexánder, Mercedes de Uribe, etc., sin embargo el SEDAM, Muñoz, y Durán son frecuentemente olvidados. Como nos podemos percatar los fundamentos, gestión y conformación de la orquesta es un proceso en el que participaron varias personas e instituciones, publicas y privadas, pero sobre todo fue fruto de la necesidad de un sector musical que fue comprendido y liderado por dos hombres fundamentales en este proceso: Juan Pablo Muñoz Sanz y Corsino Durán, a quienes - tardíamente- los recordamos con aprecio en estas letras -también tardías-, como sucede con todo escrito histórico.




Instalación de la OSNE. ca. 1949. Constan: Pío Jaramillo Alvarado (tomando la palabra); a su lado, izquierda, Juan Pablo Muñoz Sanz; y, Corsino Durán, extremo derecho).


***

Aunque el comentario crítico no es nuestra especialidad, pero teniendo varios amigos que forman parte de esta agrupación que nos han pedido nos pronunciemos sobre el asunto y como tenemos el derecho de manifestarnos en torno a los servicios públicos y artísticos que recibimos los ciudadanos de parte del Estado, nos vamos a permitir el referir en un pequeño párrafo la situación actual de la Orquesta.

En muchos casos las crisis de las instituciones, fruto de la acumulación de errores, sirven -si existen verdaderos reformadores dispuestos a sacrificarse- para encausar hacia una mejor condición a un organismo o colectividad; pero, sin duda, ello no se consigue -como al parecer se lo está haciendo- culpando a sus miembros de esa crisis, si no reconociendo que las fallas surgen inicialmente en las cabezas centrales que no supieron cumplir adecuadamente con su responsabilidad; si sus directivos no tienen ninguna visión, ni han comprendido el rol social y musical que históricamente debe tener en nuestro tiempo este tipo de agrupaciones en un medio multimusical, solo se la condena a una vida pasiva con tan poco aporte que no se comprendería la razón de su existencia. Si por el contrario, se sobrepasa ese estatus que alejó a la orquesta de la población y pretendió establecer una diferenciación entre lo privado y lo público, entre lo "culto" y lo "inculto", entre lo elite y lo popular; si con modestia se reconocen los errores y con valentía se decide sobrepasar el demagógico membrete de Primera Institución Musical del País (creo que ahora ya no lo usan), para ser el mejor espacio de contribución a la música ecuatoriana, a la colectividad y a los músicos académicos del país, entonces quién no estaría dispuesto a respaldar a un organismo tan nuestro, tan de nuestra cultura. Si algo positivo les reconocemos a los nacionalistas que fundaron la Orquesta es que además se esforzaron por aportar un lenguaje o una sonoridad local que es hasta el momento el discurso histórico más importante que tiene la música ecuatoriana académica. La renovación de los ideales, en lo político, y sobre todo la creación, en lo musical, pudieran ser una salida.


ANEXO

Intereses generales:

Acta de la fundación de la Orquesta Sinfónica Nacional

(1950)

Convocados por el “Comité Ejecutivo pro Orquesta Sinfónica” se reunió una solemne Asamblea de músicos que ejecutan Instrumentos para Orquesta Sinfónica en el local del Sindicato Ecuatoriano de Artistas Músicos el día miércoles 8 del presente mes a las 4 de la tarde.

Se procede a nombrar Director de la Asamblea y por unanimidad sale electo el profesor Luis Humberto Salgado, distinguido compositor nacional, quien pasa a presidir la Asamblea. Se nombra el Secretario de actas al profesor Néstor Cueva, quien ocupa su puesto.

Se declara instalada la Gran Asamblea de Profesores Músicos que Ejecutan Instrumentos para Orquesta Sinfónica y como primera moción se aprueba Un Voto de Aplauso al profesor Corsino Durán C., quien desde la Secretaría General del SEDAM ha desplegado una gran actividad por la creación de la Orquesta Sinfónica Nacional hasta haberse coronado en una verdadero éxito con el Decreto del Poder Legislativo en vigencia desde el 2 de enero del presente año.

El compañero Durán pide la palabra y agradece muy emocionado por este estímulo que le dan sus compañeros y sigue manifestando que todavía no está satisfecho, mientras que no se concrete la Institución Sinfónica como un organismo que lleve la cultura musical a todo el país.

Con la asistencia de los siguientes músicos:

Cor­si­no Du­rán C., Humberto Sal­ga­do, Mo­des­to Ri­ve­ra, En­ri­que Es­pín Y., Ju­lio Qui­ro­la, Nés­tor Cue­va, Jor­ge Paz, Pe­dro Eche­ve­rría, Ma­nuel Es­pín, Eduar­do Di­do­na­to, To­más Or­tiz, Egon Fel­lig, Ab­dón Mo­ra­les, Ma­ría de L. Ja­ra­mi­llo, Gui­ller­mo Qui­ro­la, Al­fon­so Ca­jas, Car­los Pa­rra, Ra­fael Es­tre­lla, Jo­sé A. De­fas, Luis An­cha­ti­pán, Luis E. Do­mín­guez, Ge­rar­do Oban­do, Víc­tor Pa­re­des, Luis Adrián, Adol­fo Vi­lla­crés, Se­gun­do de la To­rre, Ma­ría de Yé­pez, Ro­dri­go Ba­rre­no, Gon­za­lo Ca­rras­co, Jor­ge A. Gue­rra, Ge­rar­do Gue­va­ra, Ju­lio Es­pi­no­sa, Ju­lio Vi­lla­mar, Ab­dón Qui­roz, Hu­go Flo­res, Car­los Vi­nue­za, Teó­fi­lo Du­rán, Jo­sé M. Or­tí, Ma­ri­no Ál­va­rez, Car­los Bo­ni­lla, Luis Lucero, Martín Bahamonde, Julia García, Marco Hidrovo, Adolfo Pacheco, Ser­gio Val­di­vie­so, Jor­ge Sal­ga­do, Luis Sal­ce­do, fueron aprobadas las siguientes las si­guien­tes Re­so­lu­cio­nes:


Pri­me­ra. De­cla­rar que los asis­ten­tes a es­ta Asam­blea so­mos miem­bros fun­da­do­res de la Or­ques­ta Sin­fó­ni­ca Na­cio­nal, en vir­tud de ha­ber al­can­za­do la con­quis­ta del De­cre­to ex­pe­di­do por el Con­gre­so Na­cio­nal de 1949 el mis­mo que se en­cuen­tra en vi­gen­cia des­de el 2 de ene­ro del pre­sen­te año y pu­bli­ca­do en el Re­gis­tro Ofi­cial Nº 403.

Se­gun­da. Ha­cer una fiel pro­me­sa de nues­tra con­for­mi­dad por or­ga­ni­zar­nos en Ins­ti­tu­ción Ju­rí­di­ca, ads­cri­ta a la Ca­sa de la Cul­tu­ra Ecua­to­ria­na y res­pe­tar sus re­so­lu­cio­nes, así co­mo aca­tar el re­gla­men­to de la Or­ques­ta Na­cio­nal que se­rá ex­pe­di­do con­for­me lo dis­po­ne el Art. 5º del Men­cio­na­do De­cre­to Le­gis­la­ti­vo.

Ter­ce­ra. De­cla­rar so­lem­ne­men­te, que los que sus­cri­bi­mos so­mos en su to­ta­li­dad Mú­si­cos Pro­fe­sio­na­les Ecua­to­ria­nos y que por lo tan­to es­ta­mos am­pa­ra­dos por el Art. 2 del De­cre­to ya ci­ta­do. En tal vir­tud pro­ce­der a ele­gir ‘un De­le­ga­do de los Pro­fe­so­res que in­te­gran el per­so­nal de la Or­ques­ta Sin­fó­ni­ca Na­cio­nal, nom­bra­do en Asam­blea Ge­ne­ral de los mis­mos’ pa­ra com­ple­tar el nú­me­ro de Re­pre­sen­tan­tes que va a for­mar la Jun­ta de Go­bier­no que di­ri­gi­rá la or­ga­ni­za­ción de la Or­ques­ta Sin­fó­ni­ca Na­cio­nal, se­gún or­de­na el art 4º del De­cre­to en men­ción.

Cuar­ta. So­me­ter­nos am­plia­men­te a las de­ci­sio­nes de la Jun­ta de Go­bier­no que va a di­ri­gir los des­ti­nos de la Sin­fó­ni­ca, siem­pre que sus dis­po­si­cio­nes es­tén ín­ti­ma­men­te re­la­cio­na­dos con el es­pí­ri­tu de los Con­si­de­randos del De­cre­to Le­gis­la­ti­vo, así co­mo del Re­gla­men­to de la Or­ques­ta Sin­fó­ni­ca Na­cio­nal ex­pe­di­do por la Ca­sa de la Cul­tu­ra Ecua­to­ria­na.

Quin­ta. Leí­das, dis­cu­ti­das y apro­ba­das es­tas Re­so­lu­cio­nes por la Gran Asam­blea Ge­ne­ral, pa­ra cons­tan­cia fir­man en el lo­cal del Sin­di­ca­to Ecua­to­ria­no de Ar­tis­tas Mú­si­cos en Qui­to, a 8 de fe­bre­ro de 1950.

Sex­ta. Se pro­ce­de a ele­gir el De­le­ga­do de los pro­fe­so­res pa­ra in­te­grar la Jun­ta de Go­bier­no y por vo­ta­ción se­cre­ta ob­tie­ne ma­yo­ría el se­ñor Mo­des­to Ri­ve­ra, quien to­ma la pro­me­sa de ley. Por una­ni­mi­dad se le nom­bra de Su­plen­te al Pro­fe­sor Luis Hum­ber­to Sal­ga­do.

Luis Hum­ber­to Sal­ga­do

Di­rec­tor de la Asam­blea Ge­ne­ral

Nés­tor L. Cue­va

Se­cre­ta­rio de Ac­tas de la Gran Asamblea General.

Es fiel copia del Acta original.

Nés­tor L. Cue­va Se­cre­ta­rio de Ac­tas

Fuente: “Acta de la fundación de la Orquesta Sinfónica Nacional”. En: El Día. Quito, 10 febrero, 1950. También consta en: La Tierra, 10 fe­bre­ro de 1950.


Notas

1. Muñoz Sanz, Juan Pablo. La música ecuatoriana. Quito: Imprenta Universidad Central, 1938. p. 30.

2. Frossard. “El nacionalismo musical ecuatoriano en marcha”. En: Últimas noticias. Quito, 21 de septiembre, 1946.

3. La Casa de la Cultura Ecuatoriana. Cuatro años de trabajo. Memoria presentada por el Vicepresidente, Encargado de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Sr. Dn. Pío Jaramillo Alvarado... Quito: Edit. Casa de la Cultura, 1948. p. 53.

4. [Muñoz, Juan Pablo]. Boletín del Conservatorio de Música, Declamación y Coreografía, vol. I, No. 1, de mayo-octubre. Quito: [Imprenta de la Universidad], 1950. p. 75.

5. Traversari Salazar, Pedro Pablo. El arte aborigen del continente americano: investigaciones históricas y arqueológicas [mecanografiado]. s.l., s.f., ca. 1920 [corregido en Santiago 1925].

6. [Muñoz, Juan Pablo]. Boletín del Conservatorio de Música... p. 76.

7. Muñoz Sanz, Juan Pablo. [Carta a Señor doctor don Alfredo Pérez Guerrero, Rector de la Universidad Central y Senador de la República] [mec.]. Loja, 3 octubre, 1955. p.

8. [Muñoz Sanz, Juan Pablo]. Breve comentario a una autobiografía de Corsino Durán[mec.]. [Quito], ca. enero, 1961. Este escrito en dos folios estaba junto a un artículo periodístico sobre Corsino Durán: “ “Primer concierto con obras de autores nacionales ofrecerá Orquesta Sinfónica la noche del miércoles 25 del presente”. El Comercio. Quito, [21] enero, 1961. p. 8.



AUDIOS: Visión. Pasillo del compositor nacionalista Juan Pablo Muñoz Sanz (Quito, Ecuador, 1898- Quito,1964). Creado hacia los años 30's-40's. Grabado por el pianista Álex Alarcón para el libro CD: "Voces en la sombra: Juan Pablo Muñoz Sanz" / Fidel Pablo Guerrero.


Anacu ruju
. Sanjuanito del compositor nacionalista Corsino Durán Carrión (Azuay, Ecuador, 1911- Quito,1975). Creado en los años 40's. Digitalizado en Midi, emulación de piano por Fidel Pablo Guerrero.

jueves, 14 de abril de 2011

Todo 11 tiene su 13 y un joropo venezolano

Todo 11 tiene su 13 y un joropo venezolano


El músico que dice no tener posición política, está en contra de sí mismo; y,

el músico que no hace suya la causa del pueblo, se niega a sí mismo.


Hoy se conmemora el Día de la Dignidad Nacional en Venezuela, día en que el pueblo de Bolívar mostró su ser revolucionario y no solo rescató y salvó al Presidente, Hugo Chávez, sino que con su acción marcó la ruta definitiva para la construcción del socialismo en América.

En esa jornada heroica se develó -en forma cruda y trágica- la vileza y falsedad de la derecha (que en el Mundo entero es una sola), que asistida por el imperio del Norte, mostraba a través de sus medios de comunicación en alarde de manipulación y montaje a las nuevas autoridades económicas, religiosas y políticas que convocadas por el “espíritu democrático” y en vista de la “renuncia” del Presidente Chávez, asumían el reto de festinarse Venezuela. En nuestro país, el Ecuador, igual, los noticieros se hacían eco y tergiversaban los hechos y se alegraban de que las fuerzas civilizatorias se hicieran cargo de ordenar aquel “convulso país”, en el que había gobernado el “caos y la dictadura” y que ahora gracias a los representantes privados de las cámaras de comercio, de la Iglesia y otras yerbas, “volvía a los reales cauces democráticos”.


La represión fue brutal para con los humildes que salieron a defender a su mandatario, a aquel que habían elegido democráticamente. Los francotiradores, salidos de filas de los sectores más reaccionarios y mercenarios dejaron una estela de sangre venezolana en las calles. A ese pueblo que expuso su vida por alcanzar mejores días y demostró al Mundo su heroico potencial, que ahora es ejemplo revolucionario, nuestro reconocimiento y admiración.


Aprovechamos pues la ocasión para dar a conocer un joropo que fue recogido en el libro El arte en América, II, del musicólogo ecuatoriano Pedro Pablo Traversari (Quito, 1874-1956). Este ejemplo melódico forma parte del manuscrito realizado por Traversari en 1903, así que –como se podrá ver- tiene ya sus años. Ignoro si esta pieza es conocida o es fácil de conseguir en Venezuela, aún así con el deber de investigador que es dar a conocer la riqueza musical de nuestra América, hemos transcrito esta pieza para que pueda ser escuchada y usada por todos los interesados.

Fidel Pablo Guerrero
Para el blog: soymusicaecuador.com


Partitura: Dar click en la imagen para ver e imprimir en grande



AUDIO


lunes, 11 de abril de 2011

El enterrador o La hija de Juan Simón

El enterrador o La hija de Juan Simón

Fidel Pablo Guerrero

Para el blog: soymusicaecuador.blogspot.com

El enterrador es una canción que la conocíamos –como La hija de Juan Simón- en la voz del cantante y compositor argentino Leonardo Fabio. Hemos podido constatar que existen algunas versiones de esta pieza musical y varios escritos breves que aseguran que se trata de una canción española y otros de un bambuco del cancionero colombiano. Lo cierto es que las grabaciones que se disponen de esas piezas datan de los años 50’s para adelante; entre otros la grabaron Antonio Molina (una excelente versión con modificaciones en su texto), Juanito Valderrama, Angelillo, españoles; Abelardo Barros, cubano; Yasmín Levy, israelita; Luciano y Colcholón, Jaime Llano con Garzón y Torrado, colombianos; etc.

En Colombia se atribuye su autoría textual al poeta Julio Flores, aunque también se registran otros posibles autores como Victoriano Vélez y Francisco Garras. Para la música se incluyen nombres de los compositores Luis Romero y de Adolfo Martín.

Lo cierto es que uno de los primeros registros fonográficos que se conocen de El Enterrador se realizó en Quito, Ecuador, hacia 1912-1913; lo hizo el cantante Antonio Jijón G. Existe en el Archivo Histórico del Ministerio de Cultura del Ecuador el disco de pizarra -que nosotros digitalizamos en los años 90’s- del sello Precioso Record de la Favorite Record AKT-GES. Este disco –entre otros- fue grabado con la asistencia del técnico que envío la empresa Favorite Record – por cuenta de la casa Encalada y Cía de Guayaquil- Sr. W. Winkel.

No lo hemos podido ratificar con documentos adicionales como para aseverar que se trata de una obra del cancionero ecuatoriano, tal como consta en la etiqueta de este antiguo disco (“Ecuador song”), pero sin duda se puede señalar que es el registro más antiguo que hasta el momento exista de esta obra. Transcribimos el texto como se escucha en el mencionado disco e insertamos su audio

El enterrador
Ecuador song
Cantado por Antonio Jijón G. (Quito)

I. Le enterraron una tarde
A la hija de don Simón;
Era Simón en el pueblo
El único enterrador./ bis

II. El mismo a su propia hija
Al cementerio llevó;
El mismo cavó la fosa
Murmurando una oración.

III. Y llorando como un niño
Del cementerio salió,
Con la barra en una mano
/Y en el hombro el azadón./ bis

IV. Y todos le preguntaban:
De dónde vienes Simón;
Él, enjugando su llanto,
/Contestaba a media voz:/

V. /Soy enterrador y vengo
De enterrar mi corazón./ bis
Bis : III. IV. V
Fuente: El enterrador (canción) / Antonio Jijón G.: solista masculino con acompañamiento de guitarra. Quito. Precioso Record 1- 435032 // matrix 7990-t+. Favorite-Record AKT-GES.

AUDIO:


sábado, 2 de abril de 2011

Recuerdo del Conservatorio de Quito

Recuerdo del Conservatorio de Música en Quito, vals del siglo XIX



Fidel Pablo Guerrero




El vals ha sido uno de los géneros de mayor divulgación e influencia en América. Dio paso a la recreación de variantes que tomaron diversos causes y movimientos, tal el caso del vals Boston, un valse lento que surgió en EEUU; y de mayor riqueza, el vals criollo que se halla en muchos países latinoamericanos con sus características propias, y que se lo baila todavía; y, al parecer, como una variante de los valses criollos, además, surgió otro género, el pasillo.


En el siglo XIX varios músicos locales crearon valses, género que llegó a constituirse en un momento como el género de representativa creación entre los músicos ecuatorianos, solo sobrepasado desde luego por el pasillo. Se hicieron valses que emulaban a los europeos, pero otros, que son en realidad los que cuentan en el proceso identitario, llegaron a tener características muy diferentes a su fuente de ultramar, al punto que prácticamente era un género diferente, que recibió como designación general el mencionado valse criollo.


Dentro del primer modelo, de los valses europeístas, aquí presentamos una obra del compositor Carlos Amable Ortiz (1859-1937) dedicado al Conservatorio de Música, plantel que se instituyó en el siglo XIX, en 1870, bajo la presidencia de Gabriel García Moreno. Ortiz fue alumno de ese organismo y como un recuerdo, pues el Conservatorio fue clausurado en 1877, dedicó en 1892 esta tanda de valses.




Caricatura y fotografía del compositor Carlos Amable "El Pollo" Ortiz.

En Guayaquil encontramos – de la misma obra- otra copia autógrafa , o sea de la pluma del propio compositor, con el título de: "Recuerdo del Conservatorio de Música del año de 1870, vals de concierto compuesto por Amable Carlos Ortiz. Quito año de 1891. Para la Exposición de Chicago”.

Para bajarse la partitura en pdf dar click en el ícono que tiene una flecha en una especie de nube (download).
Recuerdo del Conservatorio





Audio del vals Recuerdo del Conservatorio Nacional de Música en Quito / Carlos Amable Ortiz.