viernes, 15 de abril de 2011

La Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador (OSNE): orígenes

La Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador (OSNE): orígenes

Fidel Pablo Guerrero



Al hacerse cargo de la conducción del Conservatorio Nacional en su parte administrativa, en 1944, el pianista, crítico y compositor, Juan Pablo Muñoz Sanz (Quito, 1898-1964) tomó también a su responsabilidad, por casi siete años, la dirección de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio. Muñoz había dirigido eventualmente esta orquesta, desde el año de 1928, en programaciones estudiantiles. Él como casi todos los músicos ecuatorianos que en distintos períodos se hicieron cargo de este conjunto orquestal, tal el caso de Sixto Durán, Pedro Pablo Traversari o Luis H. Salgado, se habían proveído de una experiencia práctica y de autoformación en dirección orquestal. Esta materia se había diluido con la salida del italiano Domingo Brescia, en 1911. El mismo Muñoz escribía en 1934, y después en 1938, que la “dirección de orquesta -rama artística de inmenso valor- no ha tenido hasta hoy un técnico de preparación sólida y especializada”(1).



La Orquesta Sinfónica del Conservatorio dirigida por Pedro Pablo Traversari. ca. años 20's.

Más allá de los juicios individuales e hipotéticos que se pudieran hacer respecto al accionar de los directores de orquesta y sus capacidades en aquella época, se debe puntualizar, en cambio, que la Orquesta del Conservatorio fue la columna central en la que se sustentó el proyecto de creación de la Orquesta Sinfónica Nacional. Así lo entendió Muñoz y con esta agrupación efectuó varios eventos en pro de la creación del nuevo conjunto instrumental. Además, dentro de ese mismo propósito, siguiendo sus postulados nacionalistas incorporó piezas de autores ecuatorianos en el repertorio presentado, entre las que destacan las de Luis Humberto Salgado, sinfonista que tenía la admiración de Muñoz. Esta inserción nos parece en realidad meritoria, en vista de la renuencia que en el medio existía en relación a las obras de creadores nacionales en el campo académico. Al respecto un optimista colaborador del diario Últimas noticias, mencionaba la satisfacción que causaba el hecho que las “composiciones de nuestros autores más representativos han adquirido ya carta de ciudadanía en los programas junto a las obras de los grandes maestros y que ya no sentimos recelo ni desconfianza al incluirlas en tales programas”(2). Su soporte lo prestó no solo desde el Conservatorio, sino desde la Casa de la Cultura, en donde fue nombrado representante musical para el año de 1947. Pío Jaramillo Alvarado resaltaba en la Memoria de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, que: “Los señores Moreno [Segundo Luis] y Muñoz sirvieron su representación abnegadamente, y rindieron su mayor servicio en las campañas previas a la creación de la Orquesta Sinfónica Nacional, vieja aspiración en cuya realización parece que se está ganando bastante terreno, con el apoyo del Sindicato de Artistas Músicos y la Unión Nacional de Periodistas”(3).

Dos años después, en el Boletín del Conservatorio, aparecía un comentario de Muñoz sobre la creación de una orquesta sinfónica nacional, organismo que los músicos escolásticos veían como una necesidad imperiosa en el país: “La creación de la Sinfónica Nacional puede considerarse virtualmente un hecho, pues su aspecto jurídico se halla asegurado y, lo que es más, la conciencia de su necesidad ha echado raíces en todos los espíritus...”(4).



El compositor Juan Pablo Muñoz Sanz.


El Ecuador era casi el único país americano que no poseía este tipo de agrupación, y por supuesto que desde mucho antes ya se había marcado la ruta para que tarde o temprano los músicos se vieran abocados a la creación de este cuerpo instrumental. Si en las primeras décadas del siglo Pedro Pablo Traversari proponía la constitución de un tipo de “orquesta incaica”, constituida por instrumentos ecuatorianos y latinoamericanos, en cambio los centros de formación se habían instaurado bajo el modelo de la música occidental, que tenía como paradigma interpretativo a la orquesta sinfónica. Sin duda los músicos precisaban de una real fuente de trabajo y de práctica académica pues, como advertía Muñoz, su porvenir estaba sustentado exclusivamente en el desempeño en conjuntos de música popular (que brindaba campo principalmente a pianistas, guitarristas o cantantes; pero la situación se tornaba difícil para los que se preparaban aprendiendo a tocar trompa, cello o fagot, por ejemplo). Varios músicos, antes de formarse la orquesta, escogieron irse del país, pues encontraban estrechas las posibilidades que brindaba el medio ecuatoriano a sus aspiraciones como instrumentistas.

De ese modo se fue consolidando el instrumento para la música sinfónica, pero Muñoz era conciente que faltaba el contenido. Dentro de la música académica -aludía en 1950- que la creación musical es la que dejaría un acervo perdurable, daría fisonomía y perennidad a nuestro pueblo y que la orquesta sería la garantía de que una obra no se hunda en el silencio, y de que el público pasaría a ser parte de los elementos que el compositor necesita para superarse. Apuntaba además, que mientras la humanidad crea en el valor del dinero, el músico precisa de estímulos económicos y no solo del calor de los aplausos y para ello proponía que el Gobierno, el Congreso y la Casa de la Cultura apoyen un proyecto de reglamentación de Concursos de Composición Musical que se dé año tras año, logrando así a lo largo de una década -o quizá menos- que los compositores noveles pasen de pequeñas formas a las grandes y cíclicas, nutriendo de repertorio ecuatoriano a la Orquesta Sinfónica:

"Desde el punto de vista económico, el plan consistirá en que el Ministerio de Educación, el Congreso, la Casa de la Cultura Ecuatoriana y la Sinfónica (independientemente de su vínculo con aquélla) fijen en sus presupuestos anuales una cantidad que no se considere onerosa para ninguno de aquellos organismos, pero que al centralizarse bajo el rubro de: Aporte Nacional para los Concursos de Composición de Música, cumplan con el fin propuesto"(6).

La Orquesta Sinfónica del Conservatorio bajo la dirección de Juan Pablo Muñoz Sanz.

A pesar de sus acciones en pro de la constitución de la Orquesta Sinfónica Nacional, Muñoz creía que su tarea y su nombre procuraban ser marginados de los anales de la historia de aquella institución. Desde Loja escribía su desaliento en una carta de 1955:

"Yo continúo siendo el hombre de cultura lleno de esperanzas en el progreso del arte patrio; la música me esclavizó y a ella he dedicado mis energías y hasta mis intereses. ¿He sido recompensado por élla? Quizás, sí; pero solo en algún sentido; han triunfado algunas de mis empresas, aunque sin que se me quiera reconocer que yo trabajé mucho por ellas. Un ejemplo, la creación de la Sinfónica Nacional, que si no es todavía efectiva, se debe más a que mis antiguos colaboradores se dividieron en grupos antagónicos"(7).

Su visión sobre los antecedentes que tuvo la Orquesta Sinfónica están apuntados en un escrito que jamás lo divulgó y que lo hemos hallado entre sus papeles personales. Líneas en las que procuró desahogar su desacuerdo a un comentario periodístico sobre el músico Corsino Durán, artículo que señalaba a éste último como el ideólogo de la Orquesta Sinfónica en el Ecuador:

"Fue el Maestro ecuatoriano Pedro Paz, notable violinista y Director de Orquesta quien, en 1919 y 1920 concibió y concretó en hechos la idea de establecer una Sinfónica Nacional, que comenzó con éxito bajo su dirección. El celo profesional de Dn. Pedro Traversari acabó con la obra. Pero la idea no se perdió y uno de los que la recogió por herencia, por haber sido amigo personal y acompañista al piano, del propio Pedro Paz, fue Juan Pablo Muñoz Sanz, quien se prometió realizarla algún día, y cumplió su promesa. En 1944-45 dio comienzo a su obra, secundado por Durán y Rivera, que coincidían en la idea y el propósito. Con tremendos esfuerzos y gracias a la Universidad Central, la misma que haciendo honor a la anexión del Conservatorio, ha apoyado en lo posible la obra de éste, se pudo seguir adelante. La anexión fue gestionada precisamente por Juan Pablo Muñoz y el Dr. Enrique Garcés. Muñoz trabajó siete años consecutivos frente a la Orquesta, mejorándola moral y técnicamente. Viajó con ella a varios lugares de la República: Ambato, Riobamba, Cuenca, Ibarra, Otavalo. Dio muchos conciertos en Quito. Impuso la idea de poseer una Sinfónica escribiendo artículos en El Comercio y en otras publicaciones; dictando conferencias, y gestionando, juntamente con Corsino Durán, ante los Poderes Públicos. Pero fue el alma de la obra y el espíritu orientador. Muñoz Sanz obtuvo de la Casa de la Cultura, actuando como Asesor Técnico de ésta en las Artes Musicales, una asignación de Nueve Mil Sucres para remunerar y estimular con Tres Mil Sucres cada concierto. Llegó a reunir 44 músico en la Orquesta, dándole toda la estructura de Sinfónica, y presentó Seis Sinfonías de Beethoven, Una de Brahms, además de la Inconclusa de Schubert y alguna de Mozart. Cuando estuvo todo listo y en sazón, Corsino Durán, no quizo compartir el éxito de una idea, que para Muñoz era antigua y para Durán, nueva […] Sin embargo Muñoz no quiso destruir su obra, y considerándola propia y difícil como había sido, alentó su legalización y autonomía para que esta hija de su espíritu y esfuerzo afectivo no pereciera y continuó actuando hasta 1951"(8).


Juan Pablo Muñoz Sanz desplegó su tarea pro Orquesta Sinfónica desde varios ángulos. Por su actividad intelectual mantenía contacto con esferas de la élite y con los principales organismos que desarrollaban actividades en el ámbito cultural. Su esfuerzo lo apuntó también a fundamentar, en los medios artísticos, sociales, políticos y de comunicación aquella necesidad de los músicos académicos de crear un instrumento sinfónico y lo hizo a través de charlas, presentaciones y gestiones en diferentes instituciones. Como Director de la Orquesta del Conservatorio preparó a los propios músicos, a las autoridades y al público a exigir una orquesta autónoma como representante de la cultura musical ecuatoriana; y, desde lo legal preparando varios documentos que fueron base para la elaboración de los decretos y planificación de la orquesta.



Actividad pro constitución de la OSNE. Concierto en la Plaza Arenas. Quito, 1948.


Para 1950 se promulgó el decreto de creación de una orquesta sinfónica, pero su real aplicación tuvo que esperar algún tiempo más. Seis años pasarían todavía para la efectiva fundación de la Sinfónica Nacional. Tras el intenso proceso de constitución que en retrospectiva, haciendo un balance general, se puede señalar como determinantes en su proceso las acciones con que participaron el Conservatorio Nacional de Música, la Universidad Central del Ecuador, el Sindicato Ecuatoriano de Artistas Músicos (SEDAM) y sus agremiados, la Unión Nacional de Periodistas y la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Paralelamente se debe a Muñoz Sanz su labor como director de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio, sembrador ideológico y comentarista en los medios de opinión de la necesidad de un conjunto orquestal nacional; la valiosa intervención y seguimiento de Corsino Durán, quien con tenacidad gestionó y empujó la idea a través del SEDAM hasta lograr su fundación, y junto a Luis Humberto Salgado varios compositores que surtieron sus creaciones y repertorio para ejecutarlo en la campaña de constitución. Bien podría decirse, al mirar la lista de músicos involucrados en la conformación y la situación en que se fundamentaron los hechos, que fue el nacionalismo musical la piedra angular para el establecimiento de dicho conjunto orquestal. El último tramo fue completado –se podría decir, aprovechado, en el buen sentido de la palabra- por María Uribe, Francisco Aléxander y la Sociedad Filarmónica de Quito y naturalmente los organismos político-administrativos que ratificaron legalmente a la Orquesta. En mayo de 1956 la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador empezó su funcionamiento oficial.


El compositor y violinista Corsino Durán.

El músico Carlos Bonilla Chávez quien, como contrabajista integró la planta fundadora de la Orquesta Sinfónica, aseveraba que la economía de la Orquesta en sus inicios solía ser tan precaria que los músicos pasaban a veces meses sin cobrar sueldo, pero que a pesar de ello había un gran entusiasmo entre los integrantes, que se entregaban sacrificadamente a sostener la naciente agrupación. Así mismo afirmaba -en una entrevista realizada en radio Añoranza- como un logro de los “comunistas” la fundación de la Orquesta Sinfónica. Ciertamente Juan Pablo Muñoz Sanz, Corsino Durán con el Sindicato de Artistas Músicos, fueron los protagonistas iniciales de empujar la creación de la Orquesta Sinfónica Nacional; tanto Muñoz como Durán (y al parecer también Modesto Rivera) eran simpatizantes socialistas. A esto debe sumarse la participación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), constituida en base a ideales de izquierda y de otros organismos que se fueron sumando como la UNP para contribuir a sensibilizar a los sectores sociales y sobre todo políticos para que entregaran los recursos necesarios. Lo que sí cabe señalar es que los grupos de izquierda tuvieron que acceder a que otros sectores que tenían más posibilidades de moverse en las esferas oficiales de poder, se encargaran de gestionar la aprobación de las leyes respectivas. En la historia de la creación de la Orquesta generalmente se recuerdan los nombres de las personas y organismos que se sumaron en el tramo final, entre ellas la Sociedad Filarmónica, Francisco Alexánder, Mercedes de Uribe, etc., sin embargo el SEDAM, Muñoz, y Durán son frecuentemente olvidados. Como nos podemos percatar los fundamentos, gestión y conformación de la orquesta es un proceso en el que participaron varias personas e instituciones, publicas y privadas, pero sobre todo fue fruto de la necesidad de un sector musical que fue comprendido y liderado por dos hombres fundamentales en este proceso: Juan Pablo Muñoz Sanz y Corsino Durán, a quienes - tardíamente- los recordamos con aprecio en estas letras -también tardías-, como sucede con todo escrito histórico.




Instalación de la OSNE. ca. 1949. Constan: Pío Jaramillo Alvarado (tomando la palabra); a su lado, izquierda, Juan Pablo Muñoz Sanz; y, Corsino Durán, extremo derecho).


***

Aunque el comentario crítico no es nuestra especialidad, pero teniendo varios amigos que forman parte de esta agrupación que nos han pedido nos pronunciemos sobre el asunto y como tenemos el derecho de manifestarnos en torno a los servicios públicos y artísticos que recibimos los ciudadanos de parte del Estado, nos vamos a permitir el referir en un pequeño párrafo la situación actual de la Orquesta.

En muchos casos las crisis de las instituciones, fruto de la acumulación de errores, sirven -si existen verdaderos reformadores dispuestos a sacrificarse- para encausar hacia una mejor condición a un organismo o colectividad; pero, sin duda, ello no se consigue -como al parecer se lo está haciendo- culpando a sus miembros de esa crisis, si no reconociendo que las fallas surgen inicialmente en las cabezas centrales que no supieron cumplir adecuadamente con su responsabilidad; si sus directivos no tienen ninguna visión, ni han comprendido el rol social y musical que históricamente debe tener en nuestro tiempo este tipo de agrupaciones en un medio multimusical, solo se la condena a una vida pasiva con tan poco aporte que no se comprendería la razón de su existencia. Si por el contrario, se sobrepasa ese estatus que alejó a la orquesta de la población y pretendió establecer una diferenciación entre lo privado y lo público, entre lo "culto" y lo "inculto", entre lo elite y lo popular; si con modestia se reconocen los errores y con valentía se decide sobrepasar el demagógico membrete de Primera Institución Musical del País (creo que ahora ya no lo usan), para ser el mejor espacio de contribución a la música ecuatoriana, a la colectividad y a los músicos académicos del país, entonces quién no estaría dispuesto a respaldar a un organismo tan nuestro, tan de nuestra cultura. Si algo positivo les reconocemos a los nacionalistas que fundaron la Orquesta es que además se esforzaron por aportar un lenguaje o una sonoridad local que es hasta el momento el discurso histórico más importante que tiene la música ecuatoriana académica. La renovación de los ideales, en lo político, y sobre todo la creación, en lo musical, pudieran ser una salida.


ANEXO

Intereses generales:

Acta de la fundación de la Orquesta Sinfónica Nacional

(1950)

Convocados por el “Comité Ejecutivo pro Orquesta Sinfónica” se reunió una solemne Asamblea de músicos que ejecutan Instrumentos para Orquesta Sinfónica en el local del Sindicato Ecuatoriano de Artistas Músicos el día miércoles 8 del presente mes a las 4 de la tarde.

Se procede a nombrar Director de la Asamblea y por unanimidad sale electo el profesor Luis Humberto Salgado, distinguido compositor nacional, quien pasa a presidir la Asamblea. Se nombra el Secretario de actas al profesor Néstor Cueva, quien ocupa su puesto.

Se declara instalada la Gran Asamblea de Profesores Músicos que Ejecutan Instrumentos para Orquesta Sinfónica y como primera moción se aprueba Un Voto de Aplauso al profesor Corsino Durán C., quien desde la Secretaría General del SEDAM ha desplegado una gran actividad por la creación de la Orquesta Sinfónica Nacional hasta haberse coronado en una verdadero éxito con el Decreto del Poder Legislativo en vigencia desde el 2 de enero del presente año.

El compañero Durán pide la palabra y agradece muy emocionado por este estímulo que le dan sus compañeros y sigue manifestando que todavía no está satisfecho, mientras que no se concrete la Institución Sinfónica como un organismo que lleve la cultura musical a todo el país.

Con la asistencia de los siguientes músicos:

Cor­si­no Du­rán C., Humberto Sal­ga­do, Mo­des­to Ri­ve­ra, En­ri­que Es­pín Y., Ju­lio Qui­ro­la, Nés­tor Cue­va, Jor­ge Paz, Pe­dro Eche­ve­rría, Ma­nuel Es­pín, Eduar­do Di­do­na­to, To­más Or­tiz, Egon Fel­lig, Ab­dón Mo­ra­les, Ma­ría de L. Ja­ra­mi­llo, Gui­ller­mo Qui­ro­la, Al­fon­so Ca­jas, Car­los Pa­rra, Ra­fael Es­tre­lla, Jo­sé A. De­fas, Luis An­cha­ti­pán, Luis E. Do­mín­guez, Ge­rar­do Oban­do, Víc­tor Pa­re­des, Luis Adrián, Adol­fo Vi­lla­crés, Se­gun­do de la To­rre, Ma­ría de Yé­pez, Ro­dri­go Ba­rre­no, Gon­za­lo Ca­rras­co, Jor­ge A. Gue­rra, Ge­rar­do Gue­va­ra, Ju­lio Es­pi­no­sa, Ju­lio Vi­lla­mar, Ab­dón Qui­roz, Hu­go Flo­res, Car­los Vi­nue­za, Teó­fi­lo Du­rán, Jo­sé M. Or­tí, Ma­ri­no Ál­va­rez, Car­los Bo­ni­lla, Luis Lucero, Martín Bahamonde, Julia García, Marco Hidrovo, Adolfo Pacheco, Ser­gio Val­di­vie­so, Jor­ge Sal­ga­do, Luis Sal­ce­do, fueron aprobadas las siguientes las si­guien­tes Re­so­lu­cio­nes:


Pri­me­ra. De­cla­rar que los asis­ten­tes a es­ta Asam­blea so­mos miem­bros fun­da­do­res de la Or­ques­ta Sin­fó­ni­ca Na­cio­nal, en vir­tud de ha­ber al­can­za­do la con­quis­ta del De­cre­to ex­pe­di­do por el Con­gre­so Na­cio­nal de 1949 el mis­mo que se en­cuen­tra en vi­gen­cia des­de el 2 de ene­ro del pre­sen­te año y pu­bli­ca­do en el Re­gis­tro Ofi­cial Nº 403.

Se­gun­da. Ha­cer una fiel pro­me­sa de nues­tra con­for­mi­dad por or­ga­ni­zar­nos en Ins­ti­tu­ción Ju­rí­di­ca, ads­cri­ta a la Ca­sa de la Cul­tu­ra Ecua­to­ria­na y res­pe­tar sus re­so­lu­cio­nes, así co­mo aca­tar el re­gla­men­to de la Or­ques­ta Na­cio­nal que se­rá ex­pe­di­do con­for­me lo dis­po­ne el Art. 5º del Men­cio­na­do De­cre­to Le­gis­la­ti­vo.

Ter­ce­ra. De­cla­rar so­lem­ne­men­te, que los que sus­cri­bi­mos so­mos en su to­ta­li­dad Mú­si­cos Pro­fe­sio­na­les Ecua­to­ria­nos y que por lo tan­to es­ta­mos am­pa­ra­dos por el Art. 2 del De­cre­to ya ci­ta­do. En tal vir­tud pro­ce­der a ele­gir ‘un De­le­ga­do de los Pro­fe­so­res que in­te­gran el per­so­nal de la Or­ques­ta Sin­fó­ni­ca Na­cio­nal, nom­bra­do en Asam­blea Ge­ne­ral de los mis­mos’ pa­ra com­ple­tar el nú­me­ro de Re­pre­sen­tan­tes que va a for­mar la Jun­ta de Go­bier­no que di­ri­gi­rá la or­ga­ni­za­ción de la Or­ques­ta Sin­fó­ni­ca Na­cio­nal, se­gún or­de­na el art 4º del De­cre­to en men­ción.

Cuar­ta. So­me­ter­nos am­plia­men­te a las de­ci­sio­nes de la Jun­ta de Go­bier­no que va a di­ri­gir los des­ti­nos de la Sin­fó­ni­ca, siem­pre que sus dis­po­si­cio­nes es­tén ín­ti­ma­men­te re­la­cio­na­dos con el es­pí­ri­tu de los Con­si­de­randos del De­cre­to Le­gis­la­ti­vo, así co­mo del Re­gla­men­to de la Or­ques­ta Sin­fó­ni­ca Na­cio­nal ex­pe­di­do por la Ca­sa de la Cul­tu­ra Ecua­to­ria­na.

Quin­ta. Leí­das, dis­cu­ti­das y apro­ba­das es­tas Re­so­lu­cio­nes por la Gran Asam­blea Ge­ne­ral, pa­ra cons­tan­cia fir­man en el lo­cal del Sin­di­ca­to Ecua­to­ria­no de Ar­tis­tas Mú­si­cos en Qui­to, a 8 de fe­bre­ro de 1950.

Sex­ta. Se pro­ce­de a ele­gir el De­le­ga­do de los pro­fe­so­res pa­ra in­te­grar la Jun­ta de Go­bier­no y por vo­ta­ción se­cre­ta ob­tie­ne ma­yo­ría el se­ñor Mo­des­to Ri­ve­ra, quien to­ma la pro­me­sa de ley. Por una­ni­mi­dad se le nom­bra de Su­plen­te al Pro­fe­sor Luis Hum­ber­to Sal­ga­do.

Luis Hum­ber­to Sal­ga­do

Di­rec­tor de la Asam­blea Ge­ne­ral

Nés­tor L. Cue­va

Se­cre­ta­rio de Ac­tas de la Gran Asamblea General.

Es fiel copia del Acta original.

Nés­tor L. Cue­va Se­cre­ta­rio de Ac­tas

Fuente: “Acta de la fundación de la Orquesta Sinfónica Nacional”. En: El Día. Quito, 10 febrero, 1950. También consta en: La Tierra, 10 fe­bre­ro de 1950.


Notas

1. Muñoz Sanz, Juan Pablo. La música ecuatoriana. Quito: Imprenta Universidad Central, 1938. p. 30.

2. Frossard. “El nacionalismo musical ecuatoriano en marcha”. En: Últimas noticias. Quito, 21 de septiembre, 1946.

3. La Casa de la Cultura Ecuatoriana. Cuatro años de trabajo. Memoria presentada por el Vicepresidente, Encargado de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Sr. Dn. Pío Jaramillo Alvarado... Quito: Edit. Casa de la Cultura, 1948. p. 53.

4. [Muñoz, Juan Pablo]. Boletín del Conservatorio de Música, Declamación y Coreografía, vol. I, No. 1, de mayo-octubre. Quito: [Imprenta de la Universidad], 1950. p. 75.

5. Traversari Salazar, Pedro Pablo. El arte aborigen del continente americano: investigaciones históricas y arqueológicas [mecanografiado]. s.l., s.f., ca. 1920 [corregido en Santiago 1925].

6. [Muñoz, Juan Pablo]. Boletín del Conservatorio de Música... p. 76.

7. Muñoz Sanz, Juan Pablo. [Carta a Señor doctor don Alfredo Pérez Guerrero, Rector de la Universidad Central y Senador de la República] [mec.]. Loja, 3 octubre, 1955. p.

8. [Muñoz Sanz, Juan Pablo]. Breve comentario a una autobiografía de Corsino Durán[mec.]. [Quito], ca. enero, 1961. Este escrito en dos folios estaba junto a un artículo periodístico sobre Corsino Durán: “ “Primer concierto con obras de autores nacionales ofrecerá Orquesta Sinfónica la noche del miércoles 25 del presente”. El Comercio. Quito, [21] enero, 1961. p. 8.



AUDIOS: Visión. Pasillo del compositor nacionalista Juan Pablo Muñoz Sanz (Quito, Ecuador, 1898- Quito,1964). Creado hacia los años 30's-40's. Grabado por el pianista Álex Alarcón para el libro CD: "Voces en la sombra: Juan Pablo Muñoz Sanz" / Fidel Pablo Guerrero.


Anacu ruju
. Sanjuanito del compositor nacionalista Corsino Durán Carrión (Azuay, Ecuador, 1911- Quito,1975). Creado en los años 40's. Digitalizado en Midi, emulación de piano por Fidel Pablo Guerrero.

2 comentarios:

  1. quien y cómo fue su/s vida/s Personal...?. De su carrera artística lo supe cuando rozaba los 35 y ya no vivía en el ecuador. Él es un tema Tabú del que nadie solía hablar...Una de sus mujeres, mi abuela ya murió hace rato; mi madre tiene Alzheimer....de mi abuelo sólo se que nunca lo conocí....kizás alguien sepa....( rihm10@gmail.com )

    ResponderEliminar