lunes, 14 de junio de 2010

Desde New York solicitan la partitura de La Bocina

Copiamos el mensaje que ha llegado a nuestro correo:

"Hola mi nombre es Víctor les escribo desde New York, tengo veinte y tres años y soy fanático de la música ecuatoriana, recientemente encontré su pagina en el internet y les felicito por crear aquella pagina ya que es una buena vía para mantener nuestra música viva. El motivo por el cual les escribo no es solamente para felicitarlos sino también para pedirles un favor, que si podrían publicar la partitura de la canción titulada La Bocina. Bueno espero me sepan ayudar y si no pues de igual manera les agradezco infinitamente.
"Respetuosamente:
"Víctor Lazo"
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La bocina (nombre que vino de España) es un instrumento musical, fabricado y usado por los indígenas de la sierra andina en Ecuador. Con él, muchas veces, se da aviso para la congregación de la comunidad, sirve para dar señales de peligro y la usaban los vaqueros indios en el arreo del ganado. Es un instrumento de viento que se fabrica de diversos materiales y formas. Hay bocinas hechas de caña guadúa y en uno de sus extremos se acopla un semicírculo de cachos de toros que se unen gradualmente hasta terminar con una embocadura tallada en su punta. Es un instrumento que requiere de gran vigor para ser ejecutado.

Incluyo unas fotos de referencia para tener una idea de la forma de una bocina, que fue hecha de caña y que le fue regalada a un hermano mío por un indígena músico del Cañar que la había heredado de su padre y éste a su vez de su padre. El nombre que le daba al instrumento era Erque (nombre quechua para señalar un tipo de trompeta de los Incas).


El bocinero. Grafico de Joaquín Pinto. Quito, 1899.




Una bucina turu, hecha de caña guadúa y partes de cuerno de res, del Cañar.






La bocina también es el título que se ha dado a una melodía -que dicho de paso la hemos escuchado tocada por bocineros de Cañar (población del centro del país)- que llegaría a ser adaptada por el compositor Rudescindo Ingavélez como fox incaico a fines de los años 20’s. Fue inicialmente una pieza instrumental, a la que después se le adaptó una letra, o mejor dicho varias letras. Conocemos tres versiones del texto. El más popular es aquel que dice:

Vivir en el campo,
en el campo triste…

Este texto es una especie de addenda, que no sé por quién fue musicalizado (tiene alguna remisnicencia cercana a la melodía principal) pues en las grabaciones originales hechas en discos de pizarra hacia los años 30’s no consta; al parecer se le aumentó posteriormente a la melodía original.

En cuanto al fox incaico podemos decir que es un género que surgió en las primeras décadas del siglo XX al influjo de dos vertientes: el fox trot (trote del zorro), baile norteamericano (una especie de jazz primitivo) y la combinación con melodías construidas dentro de la pentafonía andina, lo cual dio como resultado una especie de sanjuanito con un diferente acompañamiento rítmico. El fox incaico existe en Perú y en Ecuador. En nuestro país varios compositores crearon dentro de este género (me parece que fue uno de los primeros ritmos que usaron los nacionalistas para sus fusiones). Sixto María Durán creó varios fox incaicos, entre ellos Ñuca llacta y Quitus, así también los hizo Francisco Paredes Herrera: Inti Raymi, Raza vencida, entre otros; existía la costumbre de ponerles títulos y temáticas de raigambre indígena. Fox incaicos de gran divulgación, además de La Bocina, son: La canción de los Andes de Constantino Mendoza y Collar de lágrimas de Segundo Bautista.

El fox ciertamente era una baile popular que llegó desde norteamérica como el baile juvenil y de moda y gustó de tal manera, que los músicos de estas tierras lo fueron convirtiendo en otro género que pasó a ser parte del prontuario musical “nacional”. Segundo Luis Moreno, un gran musicólogo ecuatoriano opinaba en 1930 que éste género no era apropiado ni siquiera en su nombre, pues los Incas, decía Moreno, jamás habían bailado fox.

(Dar un click en las imágenes de las partituras para ver en formato grande e imprimir).


domingo, 13 de junio de 2010

Nos piden otro pasillo clásico: Romance de mi destino

Romance de mi destino





Pasillo creado en su música por el ecuatoriano Gonzalo Vera Santos (Bahía de Caráquez, 1917 - 1989) en base al texto de Abel Romeo Castillo. La poesía fue creada en Santiago de Chile en 1936 y se publicó en 1938 en el libro Nuevo descubrimiento de Guayaquil. Es posible que la música se haya creado a fines de los años 30's (1939) o a inicios de los 40's (1940), lo cierto es que se popularizó ampliamente a partir de 1941, en pleno conflicto con el Perú.
El pasillo Romance de mi destino fue escogido en un concurso promovido en Méjico “entre varias producciones de compositores y poetas nacionales, para figurar como la canción representativa del Ecuador en el filme titulado El cantar de las Américas”. Su partitura fue publicada en el álbum musical Serenata porteña (hacia los años 40's). Es el pasillo favorito de los ausentes de su patria. Esta transcripción corresponde a la colección de Johannes Riedel (fallecido hace algún tiempo atrás).

Fidel Pablo Guerrero



(Para ver e imprimir en formato grande dar un click sobre los gráficos de las partituras)

Pedido de música para obra de radioteatro

Fidel Pablo Guerrero

Se comunicó con nosotros la señorita Marilú Vaca y nos extendió el siguiente pedido:

De mis consideraciones:
Mi nombre es Marilú Vaca soy la productora de la serie de radioteatro denominada "Insurgentes" una historia de ficción que se desarrolla en la ciudad de Quito entre 1808 y 1810 y que promueve resaltar la historia de la cotidianidad de la ciudad inmersa en el proceso político de la época. El proyecto ha sido premiado por el Ministerio de Cultura del Ecuador, dentro de la convocatoria: Propuestas ciudadanas para el Bicentenario. Al momento la serie se encuentra en proceso de edición. Por este motivo quisiéramos solicitar a la Corporación Musicológica el acceder a algún material musical (partituras) que dé cuenta de la época ya mencionada, con el objetivo de musicalizar algunas de las escenas de la serie.

Por la atención prestada, quedo de usted muy agradecida.

Atentamente
Marilú Vaca
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Localizamos un cuaderno de partituras que reúne piezas musicales de entre 1790 y 1840 que se tocaban en Quito, de ahí hemos escogido tres que como colaboración con la Srta. Vaca las damos a conocer adelantadamente, pues son parte de un artículo que saldrá en breve titulado Música e Independencia en Quito. Incluimos un sanjuanito y dos valses.

Los valses, según se apunta en el cuaderno mencionado fueron ejecutados por una banda de música cuando Bolívar entró a Quito (1822).

Además nos permitimos recomendar como fuentes de consulta, los libros de Juan León Mera, Cantares del pueblo ecuatoriano (1892) y el libro de Darío Guevara: Presencia del Ecuador en sus cantares, editado en la Casa de la Cultura Ecuatoriana (1954), en los cuales se pueden encontrar algunas coplas relacionadas al tema de la Independencia en uno de los capítulos.


Quito, junio 2010


Dar click para visualizar las partitura o imprimir en grande.




martes, 8 de junio de 2010

Músicos en andamio: El poder del Sol: festejos del Inti Raymi

Fidel Pablo Guerrero


Desde hace como una década se trata de modificar el nombre de las festividades católica de Corpus Christi y de Sanjuán y San Pedro que impusieron los ibéricos, por el nombre quichua de Inti Raymi, cuya traducción sería Fiesta del Sol, una festividad mayor de las comunidades andinas principalmente. Es a finales de junio el tiempo de preponderancia para estas expresiones indígenas y populares, sin embargo los preparativos se realizan desde mucho tiempo antes. Hace un par de días (el sábado 5 de junio) estuve en Pomasqui , una población de la Provincia de Pichincha y pudimos fotografiar a los Yumbos de Pomasqui, quienes presidían el desfile que se conducía por las calles principales hacia la plaza. Ellos me comentaron que el “Pingullero” había fallecido hace algún tiempo y que su danza la efectuaban sin el característico acompañamiento musical del pingullo y el tambor. Ahora parecieran que lo hacen, siguiendo el son de la banda que se encontraba en la parte final del cortejo, con música que no tiene que ver con el ritual de la “Yumbada”.

El “Pingullero” es el maestro músico que ejecuta dos instrumentos simultáneamente, un tambor mediano con una baqueta y con la otra mano el pingullo (pingullu en quichua), un tipo de flauta vertical hecho de caña, con tres agujeros, dos en la parte superior y uno para el pulgar en la inferior.

En torno a asunto similar, hace un par de semanas conocía al Sr. Patricio Chicaiza, de la parroquia de Zámbiza y me decía que también allí se hace el ritual de la “Matanza de los Yumbos”, y que él es Capitán Guía, pero que igualmente el Pifanero había muerto hace tiempo y que con sus dos hijos menores estaban intentando recuperar la música. Cada hijo toca un instrumento: el pifano (que me dijo era de tres agujeros, por lo tanto entiendo se trata del pingullo) y el otro toca el tambor. Gracias a un músico de la localidad que lee música (del grupo Jayac), habían podido escuchar lo que el músico Mesías Carrera – distinguido músico, que fuera Director de la Banda de Zámbiza y autor de muchas composiciones de géneros ecuatorianos- registró en su libro Folklore autóctono zambiceño (1978). De ese modo uno de sus hijos tocaba en el pingullo al menos una de las melodías pautadas que danzaban los Yumbos. Inmediatamente le ofrecí mi ayuda y le mencioné que podía grabar las melodías del resto de transcripciones (pues yo disponía de un ejemplar del libro de Carrera), para que las escuchen sus hijos y montaran “de oído” las melodías. Quedamos en que me llamaría para retirar el material en un disco compacto sin ningún costo, como una colaboración a la fiesta. Si no me llama lo haré yo; me dijo que precisaba de la música para antes del mes de septiembre (2010) cuando se realizaba otra fiesta grande en el pueblo.

Si alguien tuviese grabados los tonos que se hacían en Pomasqui con el pingullero, igualmente se podría recuperar la música y a través de talleres de instrumentos musicales –dictados por los mismos taita maistrus de otras localidades- se podría enseñar a construir y ejecutar el pingullo en los lugares en donde lo han olvidado (el Etnomusicólogo Juan Mullo aprendió a tocar varios tonos con pingulleros que conocían de las ejecuciones y rituales de ese instrumento). Esto nos permite comprender la importancia del registro de audio o audiovisual y de sobrellevar un archivo sonoro y un catálogo de tonos que se ejecutan en las fiestas indígenas y populares. Para ello se precisa que se empiecen a constituir pequeños archivos sonoros en cada población, con la ayuda de los organismos municipales podría ser, pero que sean los propios integrantes de la comunidad y los participantes de las fiestas, quienes con una apropiada guía de recolección y reguardo, sean los custodios de su propio patrimonio sonoro para las siguientes generaciones.

Aquí van unas fotos y un breve video que filmamos del evento en Pomasqui.






Fotos: P. Guerrero. Pomasqui, 5 junio, 2010.