lunes, 23 de junio de 2014

Himno a Quito: 70 años

El Him­no a Qui­to a los 70 años de creación (1944-2014)

Fidel Pablo Guerrero

A Mélida y a Ana Mireya
  

Escudo de Armas de Quito.  Partitura del Himno a Quito. Ilustración que hizo Felipe Huamán Poma de Ayala de españoles ejecutando música con sus estandartes y escudos.


Casi ningún himno republicano se ha librado de la polémica en nuestra América. Desde la Independencia,  los nacientes estados fueron elaborando sus himnos como muestra de su nueva condición, condición que no acabó con la desigualdad ni alcanzó la pretendida libertad, que luego, muchas veces, era pisoteada por gobiernos nacionales de patricios o militares represivos; pero políticamente se logró algo fundamental: dejar de ser propiedad de la corona española, aunque en lo económico y en lo mental, tras más de 300 años de sujeción implacable y purga religiosa, nos manteníamos aún colonizados (y los rezagos aún continúan). 

En esas circunstancias se siguió luchando contra fuerzas realistas y conservadoras que se mantenían ocultas o disfrazadas en los medios republicanos. No faltaron las operaciones culturales de agentes españoles que –entre otras acciones de índole política y económica-  buscaban borrar o al menos modificar los contenidos de aquellos himnos que evidenciaban en sus textos la rebeldía contra la opresión española o la derrota militar impuesta al león ibérico, entre otras alusiones similares. En nuestro país, entre 1886-1887, estuvo el ministro plenipotenciario español Manuel Llorente Vásquez haciendo esa tarea, y se puede decir que, de algún modo, lo logró. No solo consiguió mutilar una estatua de Antonio José de Sucre que tenía a un león pisoteado por su bota de libertador[1], sino que logró constituir organismos hispanófilos que continuaran haciendo su labor, seguramente con el ofrecimiento de  algún reconocimiento de la “Madre Patria”. La Unión Ibero americana[2] y más tarde, sin que medie ya Llorente,  la Academia Ecuatoriana del Idioma contribuyeron en ese cometido:

“La última Legislatura, en un noble gesto de solidaridad y adhesión a la Madre Patria, en un momentos en que ésta, con su antigua y reconocida hidalguía, se prepara a celebrar, en unión de sus hijas emancipadas, el Centenario de la Batalla de Ayacucho, dictó el Decreto Legislativo de 17 de octubre del año pasado, encargando a la Academia Ecuatoriana del Idioma, correspondiente a la Real Española para que, en asocio del señor Juan León Mera Iturralde, hijo del ilustre autor de nuestra Canción Nacional, hiciera, en su parte literaria, las enmiendas que juzgare oportunas para desterrar los conceptos hirientes a la Nación preclara que nos infundió la virtualidad de su alma caballerezca, sus respetables tradiciones y su armoniosa y fecunda lengua, cuidando, al mismo tiempo, de que se conserven, en su mayor parte, las patrióticas frases del autor que constituyen, por su tradición y recuerdo, la historia de la República”.
Fuente: “Himno Nacional Ecuatoriano”. En: Informe que el Ministro de Instrucción Pública, Beneficencia, Agricultura, etc., presenta a la nación, p. 165-168. Quito: Talleres Tipográficos Nacionales, 1924.

****

En los últimos meses (mayo-junio, 2014) he visto algunos artículos de prensa sobre la polémica que ha traído el Himno a Quito por el cambio de estrofas en el canto. Reclamos y argumentaciones: Que si se esto se puede o se debe hacer? Que si la población se acostumbrará? Que no se deben modificar los símbolos capitalinos, etc. Claro que se puede. El Himno Nacional del Ecuador es una clara muestra de que se pueden cambiar los contenidos de un símbolo.  Se dejó de cantar la primera estrofa y se obligó a cantar la segunda estrofa por considerar que esta última era menos ofensiva a España. Si bien la letra no fue modificada (fuera de algunas sutilezas) por la oposición recia de su autor literario Juan León Mera (1832-1894), quien advertía que el Himno “no era letra de cambio”, pero se logró disimular el sentido crítico a la potencia imperialista de entonces, modificando sus estrofas. La tonalidad original de la música que estaba en Si bemol, por su parte, sí fue cambiada pues resultaba muy alta para cantar; ahora se estableció la “tonalidad oficial” en Mi mayor para el Himno Nacional.

Vamos a meter mano en este asunto, no porque sea nuestro tema favorito,  pues en realidad para mí los himnos son en gran medida una expresión poética y sonora colonizada;   tampoco porque alguien haya pedido nuestra opinión. Muchos consideran que se trata principalmente de un asunto político, lo cual es verdad pero se entremezclan temas históricos y musicales a la vez. En ese sentido lo hacemos por una obligación musicológica, porque disponemos de alguna documentación que puede ayudar a aclarar ciertos puntos al respecto y también porque este julio del 2014 se cumplen 70 años de la producción del Himno a Quito, creado en su música por Agustín de Azkúnaga  (Vizcaya, España, 1885- Quito, 1957) y Bernardino Echeverría (Cotacachi, 1912-Quito, 2000), autor del texto.

Con esta introducción pasemos a ver el transcurso que ha tenido el Himno a Quito con informaciones históricas que nos permitirán conocer algunas propuestas de cambio a las estrofas de la mencionada pieza musical[3].

Antecedentes históricos

El Himno a Quito que cantamos en nuestros días  no ha sido el primero y suponemos no será el último dedicado a la capital. Cabe se­ña­lar que ya a co­mien­zos del si­glo XIX, en la eta­pa in­de­pen­den­tis­ta, se com­pu­sie­ron ver­sos pa­trióti­cos de­di­ca­dos a la ciudad. Dos com­po­si­cio­nes li­te­ra­rias que corresponderían a 1809- 1814, apa­re­cie­ron en una pu­bli­ca­ción de 1854 hecha  por el Dr. Agus­tín Sa­la­zar y Lo­za­no, ti­tu­la­da Re­cuer­dos de los su­ce­sos prin­ci­pa­les de la re­vo­lu­ción de Qui­to des­de el año de 1809 has­ta el de 1814. He aquí las mencionadas composiciones literarias:

“Can­cio­nes mo­der­nas,
“A la me­mo­ria de los pre­ce­den­tes acon­te­ci­mien­tos.
“La si­guien­te al­ter­nó en uno de los acos­tum­bra­dos ani­ver­sa­rios del 10 de Agos­to de 1809.

“Co­ro

“De la Pa­tria loor al gran día
“com­pren­si­vo de di­cha eter­nal,
“en que el pa­so pri­me­ro dio Qui­to
“ha­cia el tem­plo de la Li­ber­tad.

“Com­pa­trio­tas ¿no asom­bra el sa­ber
“qué pro­du­jo ta­ma­ño por­ten­to?
“que­dó el mun­do pas­ma­do al mo­men­to
“en que oyó las ca­de­nas tro­zar;
“Y mil as­tros mos­tra­ron en­ton­ces
“que en el or­den se ha­lla­ba di­vi­no
“el cam­biar de la Pa­tria el des­ti­no
“y al León de la Ibe­ria hu­mi­llar”.

[véanse las otras estrofas de esta pieza lírica en este mismo blog: http://soymusicaecuador.blogspot.com/2010/10/himno-nacional-del-ecuador.html]

“Otra en igua­les cir­cuns­tan­cias
“De­di­ca­da por el Se­ñor Doc­tor
“Jo­sé Joa­quín Ol­me­do.

“Co­ro

“Sa­lu­de­mos la au­ro­ra del día
“pa­ra Qui­to de glo­ria in­mor­tal,
“en que osa­do Pi­chin­cha el pri­me­ro
“pro­cla­mó Li­ber­tad, Li­ber­tad.

“El Pi­chin­cha in­dig­na­do del yu­go
“lo sa­cu­de de su no­ble fren­te,
“dio un bra­mi­do y se vio de re­pen­te
“el ru­gi­do del León aca­llar:
“in­fun­dióle el pa­vor nue­va sa­ña
“y se lan­za fe­roz y vio­len­to
“¡San­to Dios! des­tro­za­do y san­grien­to
“de la Pa­tria se mi­ra el Al­tar”.

[véanse las otras estrofas de esta pieza lírica en este mismo blog:  http://soymusicaecuador.blogspot.com/2010/10/himno-nacional-del-ecuador.html]


Co­mo se po­drá ad­ver­tir es­tos can­tos pa­trióti­cos de­di­ca­dos a Qui­to, de hacia 1809, tie­nen algunos ele­men­tos que se los pue­de ha­llar tam­bién en el Him­no Na­cio­nal del Ecuador, com­po­si­ción li­te­ra­ria que corresponde a  Juan León Me­ra Mar­tínez, quien, al pa­re­cer, co­no­cía la exis­ten­cia de es­ta pu­bli­ca­ción, y evi­den­te­men­te to­mó de es­tos can­tos cier­tas fi­gu­ras pa­ra la ela­bo­ra­ción  del Him­no Na­cio­nal, que lo com­pu­sie­ra pos­te­rior­men­te, hacia 1866.

Gráfica que hace alusión a la liberación de América y a la salida de la reina española. Los escudos de varios países americanos aplastan al león ibérico.


Las anteriores no fueron las únicas piezas dedicadas a la capital, hubo otras que pertenecen a los compositores quiteños Aparicio Córdoba (ca. 1840-ca. 1932), Sixto María Durán (1875-1947) y Juan Pablo Muñoz Sanz (1898-1964).

Pa­ra 1892, el com­po­si­tor Apa­ri­cio Cór­do­ba, conocido en el medio de la época por haber sido el ganador en la competencia musical de la Exposición Nacional en 1892 y ser maestro de piano de familias acomodadas, ha­bía estrenado un Him­no a Qui­to con tex­to del poeta Quin­ti­lla­no Sán­chez. Aunque de manera inocua, su letra destaca la lucha de emancipación.

Him­no a Qui­to
Músi­ca:  Apa­ri­cio Cór­do­ba
Tex­to:  Quin­ti­lla­no Sán­chez  

Glo­ria, glo­ria a la es­plén­di­da Qui­to,
vi­va siem­pre la an­di­na bel­dad,
que otro tiem­po, con fér­vi­do gri­to,
acla­mó Li­ber­tad, Li­ber­tad.

Ya des­plie­ga su ma­no de gra­na,
en un cie­lo de pu­ro arre­bol,
lu­ce el ros­tro cual lim­pia ma­ña­na
y en el vier­te sus ra­yos el sol.
Es sul­ta­na del An­de ri­sue­ña,
fue del Shy­ri la rei­na gen­til,
que en un día con voz ha­la­güe­ña,
bro­tar hi­zo los héroes a mil.

Del Pi­chin­cha en la cum­bre ful­gu­ra
aún de Su­cre su­bli­me la faz
y un acen­to de triun­fo y ven­tu­ra
por los ai­res dis­cu­rre fu­gaz.
Glo­ria a Qui­to, la au­daz, la pri­me­ra,
que en el mun­do bri­lló de Co­lón,
os­ten­tan­do en su dies­tra he­chi­ce­ra,
de los li­bres el áureo pen­dón.

En 1934, según artículo publicado en la prensa,  el hijo de Aparicio Córdoba, Enrique, dona la música en versión de banda, y el texto al Municipio capitalino; dónde habrán quedado estos documentos?

En­tra­do el si­glo XX, por 1934, el músico y escritor Juan Pa­blo Mu­ñoz Sanz (1898-1964) com­pu­so otro him­no pa­ra la ciu­dad de Quito, el mismo que, al menos por una década, fue in­ter­pre­ta­do por los músi­cos del Con­ser­va­to­rio Na­cio­nal de Músi­ca en los dis­tin­tos even­tos en que par­ti­ci­pa­ba la or­ques­ta de aquel plan­tel mu­si­cal.

Him­no a Qui­to
Músi­ca y tex­to
Juan Pa­blo Mu­ñoz Sanz

Qui­to, Luz de una Améri­ca li­bre:
sus le­yen­das, su rol en la his­to­ria,
que el Pi­chin­cha hon­ra­rá;
mien­tras vi­bre el Pi­chin­cha hon­ra­rá.

Son poe­mas de amor y de glo­ria
tus le­yen­das, tu rol en la his­to­ria,
son poe­mas de amor tus le­yen­das,
son poe­mas de amor y de glo­ria.

Ciu­dad cum­bre, que asien­ta sus la­res
ciu­dad no­ble, exal­ta­da o dis­cre­ta
se­gún vis­te ale­gría o do­lor.
Su pai­sa­je ago­tó la pa­le­ta,
tu he­roís­mo el ge­nial tro­va­dor.

Pro­di­gio­so can­tar de can­ta­res,
tu pai­sa­je ago­tó la pa­le­ta,
tu he­roís­mo el ge­nial tro­va­dor.

Tam­bién el com­po­si­tor qui­te­ño Six­to Ma­ría Du­rán (1875-1947) autor de la conocida marcha Patria (Patria tierra sagrada…), creó en las primeras décadas del siglo XX su obra ti­tu­la­da Qui­to o Himno a Quito, qui­zá con la in­ten­ción de que el  Mu­ni­ci­pio la ofi­cia­li­ce. No consta un autor de texto en la partitura original, así que suponemos le pertenece al mismo Durán:

Qui­to
Six­to Ma­ría Du­rán Cár­de­nas

Al pie de in­men­sas mo­les de gra­ni­to,
ve­la­do por el án­gel del mis­te­rio
y ocul­to en­tre las quie­bras de los An­des,
ha­bi­ta el pue­blo más cer­ca­no al cie­lo.

Ata­la­ya del mun­do ame­ri­ca­no: es Qui­to
ese di­cho­so, he­roi­co pue­blo, an­ti­guo
al­cázar de Ata­hual­pa, re­gio pa­la­cio,
don­de el Sol tie­ne su im­pe­rio.

Fragmento de partitura : Himno a Quito / Sixto María Durán.

A es­tas pie­zas se su­man algunas otras, de las cua­les so­lo in­ser­ta­mos una pie­za anóni­ma  del pri­mer ter­cio del si­glo XX:

Him­no a Qui­to y sus ar­tis­tas
Anóni­mo

Qui­to Rei­na de cien­cias y ar­tes,
con tu fa­ma re­sur­ges más be­lla
que en el cie­lo cu­rio­sa una es­tre­lla,
si te oye­se en tu can­to or­ques­tal.

De la luz de tu glo­ria mi Ma­ga,
te da cuer­po y te ele­va a su huer­to
y en su fren­te al mi­rar­te es lo cier­to,
que una dio­sa eres tú en su cris­tal.

Varias de estas propuestas literario-musicales fueron presentadas en el medio, suponemos que con la intención de que la población o el Ayuntamiento las valorara  para acogerlas como la canción oficial;  pero finalmente  nin­gu­na de ellas fue de­cla­ra­da Himno de la ciudad y tuvo que pasar algún tiempo, hasta los años 40’s del siglo XX, para que ello ocurra.  


El Himno a Quito actual

Según se apunta en un nota periodística, pa­ra la con­me­mo­ra­ción del 6 de Di­ciem­bre de 1943, la Mu­ni­ci­pa­li­dad ca­pi­ta­li­na con­vo­có un con­cur­so pa­ra que la ciu­dad de Qui­to tu­vie­se su Him­no. Pe­no­sa­men­te tu­vo que ser de­cla­ra­do de­sier­to por fal­ta de con­cur­san­tes. Sin embargo, pa­ra el año de 1944, en el mes de ju­lio, se pre­sen­ta­ron a la Al­cal­día dos re­li­gio­sos fran­cis­ca­nos pa­ra en­tre­gar la com­po­si­ción: Him­no a Qui­to. Se tra­ta­ba del co­no­ci­do com­po­si­tor y or­ga­nis­ta español Fray Agus­tín de Az­kúna­ga y de Fray Ber­nar­di­no Eche­ve­rría, quien gustaba de escribir poesía.

Agustín de Azkúnaga, compositor y organista español, radicado en Quito. Compositor del Himno a Quito.

El his­to­ria­dor Luis An­dra­de Rei­mers narra, en la nota periodística mencionada, que la pro­pues­ta de Him­no a Qui­to pre­sen­ta­da por los re­li­gio­sos fue api­la­da en un mon­tón de pa­pe­les. Por suer­te, un fun­cio­na­rio de la ins­ti­tu­ción mu­ni­ci­pal, que ha­bía pre­sen­cia­do la en­tre­ga del Him­no, so­li­ci­tó que se le per­mi­tie­ra en­sa­yar­lo y es­tre­nar­lo con el co­ro de la Es­cue­la Su­cre, co­mo efec­ti­va­men­te su­ce­dió y gustó. Luego  el Him­no fue di­fun­di­do en co­le­gios, es­cue­las y en la co­mu­ni­dad, con ge­ne­ral acep­ta­ción.

En el Archivo Equinoccial de la Música Ecuatoriana, disponemos de una fotocopia de la partitura en tonalidad de Fa mayor, en versión autógrafa del músico Agustín de Azkúnaga (cuyo “punto” o letra musical es reconocible), que data de 1944 y que pasamos a transcribir el texto como consta bajo las pautas musicales:

Portada y primera página del Himno a Quito, partitura autógrafa de Agustín de Azkúnaga. Quito, 6 julio de 1944.

Letra del Himno a Quito, según la partitura  original:

“Him­no a Qui­to
“Dedicado al Señor Presidente del Ilustre Concejo Municipal Capitalino Dr. Humberto Albornoz

“Músi­ca  de Fr. Agus­tín de Az­kúna­ga
“Letra de Fr.  Ber­nar­di­no Eche­ve­rría
“Quito 6 de Julio de 1944”

Co­ro
Nues­tros pe­chos en fér­vi­do gri­to,
te sa­lu­dan, Ciu­dad in­mor­tal
glo­ria a ti, San Fran­cis­co de Qui­to
en tu his­to­ria muy no­ble y leal.

Estrofa
En las fal­das in­men­sas de un mon­te
tu gran­de­za bus­có un pe­des­tal,
pa­ra hen­chir tu am­bi­ción de ho­ri­zon­te
y col­mar tu an­sie­dad de ideal.

Y quien pue­de can­tar tus con­quis­tas,
Oh  leal y muy no­ble Ciu­dad,
eres cu­na de sabios y ar­tis­tas,
y una an­tor­cha de luz y ver­dad.


Este es el texto que trae la partitura original de 1944 en la que se consigna  un coro y solo dos estrofas. Sin embargo pocos años después, en 1949, aparece publicada una partitura del Himno a Quito en la Gaceta Municipal[4],  N° 112, con  la versión textual de coro y cinco estrofas, acreditadas a Fr. Bernardino Echeverría;  extrañamente,  no consta la estrofa del original (Y quién puede cantar tus conquistas…) y en su reemplazo aparece otra (Oh ciudad española en el Ande…). Es posible creer que esta modificación fue hecha con el acuerdo de los autores, quienes para ese tiempo estaban vivos y bien pudieron presentar alguna queja formal por el cambio presentado sino hubiesen tenido que ver con el asunto.  Seguramente desde esos años la estrofa que se cantaba en las ceremonias se hacía con esa modificación.

Partitura y texto el Himno a Quito en Gaceta Municipal. 1949.

Copiamos de la Gaceta municipal primero el texto como consta bajo la pauta de la partitura, así como, seguidamente  el texto adjunto en su coro y estrofas:

Texto que consta en la Partitura (Gaceta municipal):

Himno a Quito

Co­ro
Nues­tros pe­chos, en fér­vi­do gri­to,
te sa­lu­dan, ciu­dad in­mor­tal;
glo­ria a ti, San Fran­cis­co de Qui­to,
en tu his­to­ria “muy no­ble y leal”.

I
En las fal­das in­men­sas de un mon­te
tu gran­de­za bus­có un pe­des­tal,
pa­ra hen­chir tu am­bi­ción de ho­ri­zon­te
y col­mar tu an­sie­dad de ideal.

II
Oh Ciu­dad es­pa­ño­la en el An­de,
oh Ciu­dad que el in­ca­rio so­ñó;
/por­que te hi­zo Ata­hual­pa eres gran­de
y tam­bién por­que Es­pa­ña te amó/ (bis).


Texto adjunto publicado en la misma revista (Gaceta municipal):

Himno a Quito

Co­ro
Nues­tros pe­chos, en fér­vi­do gri­to,
te sa­lu­dan, ciu­dad in­mor­tal;
glo­ria a ti, San Fran­cis­co de Qui­to,
en tu his­to­ria “muy no­ble y leal”.

I
En las fal­das in­men­sas de un mon­te
tu gran­de­za bus­có un pe­des­tal,
pa­ra hen­chir tu am­bi­ción de ho­ri­zon­te
y col­mar tu an­sie­dad de ideal.

II
Oh Ciu­dad es­pa­ño­la en el An­de,
oh Ciu­dad que el in­ca­rio so­ñó;
por­que te hi­zo Ata­hual­pa eres gran­de
y tam­bién por­que Es­pa­ña te amó.

III
Cuan­do Améri­ca to­da dor­mía,
oh muy No­ble Ciu­dad, fuis­te Tú,
la que en nue­va y triun­fal re­bel­día
fue de to­da la Améri­ca luz.

IV
Con la au­da­cia triun­fal que bla­so­nas
ya tus hi­jos lu­cha­ron ayer,
y tra­je­ron al gran­de Ama­zo­nas
cual tro­feo de rei­na a tus pies.

V
Aun­que el tiem­po ve­loz siem­pre rue­da
y se es­fu­ma en su no­che el ayer,
siem­pre in­tac­ta tu glo­ria se que­da
y es la mis­ma en los si­glos tu fe.

Hasta aquí vemos que se presentó una modificación con la desaparición o eliminación de una estrofa e introducción de otra.

Las próximas informaciones que hemos recogido datan del año de 1986, cuando se realiza una reforma a su texto, que buscaba restituir la estrofa de la partitura original:

Y quien pue­de can­tar tus con­quis­tas,
Oh  leal y muy no­ble Ciu­dad,
eres cu­na de sabios y ar­tis­tas,
y una an­tor­cha de luz y ver­dad.

En reunión del Concejo se acuerda la Ordenanza N ° 2477, aprobada el 21 de abril de 1986, la misma que basaba en el informe de la Comisión de Educación y Cultura del Ayuntamiento decía que la segunda estrofa ha sido adulterada  y que no existe en los textos originales de Monseñor Bernardino Echeverría, el autor de la parte literaria; dictaminando una en­mien­da al Him­no a Qui­to, por la cual se de­jaba­ de can­tar­ la es­tro­fa: Oh ciu­dad es­pa­ño­la en el An­de..., que había despertado varias críticas pues se señalaba que los versos falseaban la verdad histórica, sus­ti­tu­yén­do­la por la que cons­ta en la par­ti­tu­ra ori­gi­nal de 1944: Y quién pue­de can­tar tus con­quis­tas... 

Texto según Ordenanza de 1986.


Por nuestra parte podemos decir que si bien la Ordenanza en mención señalaba que se cante la estrofa, según constaba en los originales, sin embargo se habían introducido en la letra de esa estrofa cambios un tanto imperceptibles.

Y quien pue­de contar tus con­quis­tas, (en vez de cantar)
Oh  leal y muy no­ble Ciu­dad,
eres cu­na de héroes y ar­tis­tas, ( en vez de sabios)
y una an­tor­cha de luz y ver­dad.

Así se volvía a cantar el Himno a Quito como había sido creado originalmente. Sin embargo, co­mo es­a en­mien­da no re­ci­bió acep­ta­ción po­pu­lar (según dice otra Ordenanza), supongo porque no se hicieron concomitantemente difusión y grabaciones con los cambios aludidos y porque los registros fonográficos que existían, que se usaban en escuelas y colegios, tenían el texto anterior, el Con­ce­jo del 6 de abril de 1992, apro­bó una nueva Or­de­nan­za Nº 2935, y dis­pu­so que se vuel­va a can­tar el Him­no co­mo se lo hacía du­ran­te épo­cas pa­sa­das, o sea que se volvía al texto de Oh ciu­dad es­pa­ño­la en el An­de


En 1991 en una en­tre­vis­ta que hice a  fray Ber­nar­di­no Eche­ve­rría, ad­mi­tía que en la se­gun­da es­tro­fa exis­tía un error his­tóri­co y men­cio­nó que ha­bía se­ña­la­do a las au­to­ri­da­des mu­ni­ci­pa­les que se po­día cam­biar el ver­so: por­que te hi­zo Ata­hual­pa eres gran­de (pues Qui­to exis­tía des­de mu­cho an­tes), por el ver­so: por­que te hi­zo el in­dio eres gran­de. El mismo religioso nos dijo que la su­ge­ren­cia no tu­vo ninguna  aco­gi­da.

En 1992, a través del Departamento de Desarrollo y Difusión Musical del Municipio, publicamos la partitura del Himno a Quito en un folleto que luego también se divulgó como de autor anónimo en la revista Museo histórico[5]; al momento estaba en vigencia la Ordenanza que establecía la estrofa Oh ciudad española…, sin embargo nosotros, que para entonces conocíamos el original de Azkúnaga y Bernardino Echeverría incluimos también la otra estrofa del original, Y quién puede cantar…. ; de ese modo quedaron 6 estrofas y el coro (recuérdese que las anteriores publicaciones solo traía 5 estrofas y el coro).

En 1994, siendo alcalde de la ciudad el Dr. Jamil Mahuad, el religioso jesuita Alfonso Acosta Velasco, quien fuera maestro de Mahuad, le escribía una carta pidiendo que se restituyera la estrofa del Himno según la Ordenanza de 1986, pues según lo asienta en la misiva:
[…] “hubo alguien que sorprendió al Alcalde Rodrigo Paz [Alcalde inmediatamente anterior]; y salió otra Ordenanza (seguramente al apuro, si formalidades reglamentarias) [se refiere a la Ordenanza de 1992] aprobando la letra del Himno que se la cantaba vulgarmente; es decir, aprendida de oídas y no en un documento válido”/”La letra del Himno OFICIALIZADO es la que consta en la Partitura Original, que está en mi poder, tal como la escribieron los autores.”…] “Creo que no se puede, sin más, dejar a un lado un texto OFICIALIZADO y volver a otro inexacto y pobre”.

En un documento adjunto a la carta, Acosta agrega una relación de lo sucedido con el Himno:
“… después de un largo trabajo, que incluyó investigación, comprobaciones, recurso al propio autor, se consiguió la OFICIALIZACION DEL HIMNO Y LA REFORMAS DE LA LETRA, con la Ordenanza Municipal 2477 del 21 de Abril de 1986, luego que fue discutida y aprobada en dos sesiones del I. Concejo Municipal, visto el Informe favorable de la Comisión de Educación y Cultura.- La oficialización ponía al Himno, con el Escudo y la Bandera que ya había sido reconocidos antes, como los SÍMBOLOS AUTÉNTICOS DE LA CIUDAD.
“La Reforma de la letra consistía en que se adoptara oficialmente la que consta en la PARTITURA ORIGINAL, lo que parecía lo más lógico y apropiado; y no la que se la cantaba vulgarmente.-
[…]Pero, es lo cierto que se ha dejado a un lado dicha OFICIALIACIÓN, y se ha vuelto a usar el Himno con las faltas de apreciación e históricas, con que se lo cantaba anteriormente, por una nueva Ordenanzas del 6 de abril de 1992, aduciendo un argumento que no tiene razón ni peso. Se dice que la Ordenanza de 1986 no ha tenido aceptación entre la gente [...].
[…] el argumento para pedir que se vuelva al texto original oficializado, sí tiene valor y fundamento muy apreciables: En primer lugar, es el texto original, tal como consta en la partitura de puño y letra de sus autores: el músico P. Agustín Azkúnaga y el Cardenal Msr. Bernardino Echeverría.- En segundo lugar, canta las grandezas propias de Quito: Descubridora del Amazonas, con sus títulos de Muy Noble y Leal; cuna de héroes, desde antes del Diez de Agosto; cuna de artistas, los de la espléndida escuela quiteña y la ciudad Luz de América.
“La letra antigua: 1) No dice nada característico de Quito, pues hay muchas ciudades españolas en los Andes. 2) Tiene errores históricos como decir que fue una ciudad que el incario soñó y que la hizo Atahualpa, lo que encierra una clara contradicción; entonces, se debería celebrar la fundación incaica de la ciudad y no la fundación española, que es lo que se recuerda el Seis de Diciembre”.
F) Alfonso Acosta Velasco, SI.”


Ya en el siglo XXI, en el año 2010 se propuso una nueva modificación. Cambiar la segunda estrofa por la III (de la versión de 1949). En vez de Oh ciudad española en el Ande… se debía cantar:

Cuan­do Améri­ca to­da dor­mía,
oh muy No­ble Ciu­dad, fuis­te Tú,
la que en nue­va y triun­fal re­bel­día
fue de to­da la Améri­ca luz.

Texto según Ordenanza del 2010.

Esta Ordenanza ha despertado una nueva pugna; incluso el Presidente de la República ha tomado partido en el tema, inclinándose a favor del cambio de estrofa. Con la posesión del nuevo Alcalde que, por su parte,  prefiere seguir con el texto anterior (aunque señaló que los quiteños tienen la potestad de cantar el Himno como lo sientan?), no se sabe cuál mismo es la estrofa que debe  cantarse.

Conclusiones:
Dejemos primero sentada nuestra visión sobre los  himnos, que en lo musical son la expresión más europea que pervive en nuestro medio por la categoría que se les ha concedido la autoridad: “símbolos sagrados” de nuestra nacionalidad (¿!) junto al escudo y la bandera, modelos y blasones cívicos y militares totalmente europeos. Claro que la población llana para des-europeizarse y hacer frente a  los himnos titulares o “primeros himnos”,  creó los llamados “segundos himnos”. Sea a modo de complemento en su versión popular o por contraposición tenemos canciones como  Romántico Quito mío (César Baquero), El chullita, quiteño (Alfredo Carpio), Lindo Quito de mi vida (Custodio Sánchez), Quito (Luis Cisneros),  Qué lindo es mi Quito (Humberto Dorado Pólit), etc.; y “segundos himnos” de otras ciudades: El Chulla riobambeño (Gerardo Arias), Alma lojana (Cristóbal Ojeda), Manabí (Francisco Paredes H.), Venga conozca el Oro (Carlos Rubira), Soy de Carchi (Jorge Salinas Cexelaya), Ecuador (Guillermo Vásquez), etc. piezas musicales que fueron creadas dentro de ritmos locales, principalmente dentro del género denominado pasacalle, que a su vez surgió como una forma de resistencia, como una mutación musical para desespañolizar al pasodoble, hacerlo más de acá para que no suene a música peninsular. Ciertamente prefiero los “segundo himnos”.

Los Himnos efectivamente traen contradicciones, una de ellas es que los himnos nacionales eran generalmente hechos por extranjeros, principalmente en su música; se creía que los músicos y la música local no estaba a la altura para con ella crearse un símbolo nacional. De todos modos el asunto de que el compositor Agustín de Azkúnaga haya sido español no tiene mucho que ver en esta pugna, pues el conflicto está en la letra hecha por un ecuatoriano de criterios hispanófilos. En el caso del músico, en cambio, llama la atención su intencionalidad de querer ser un músico “nacionalista”;  el español Azkúnaga fue el creador de una gran cantidad de piezas  con sabor indígena: Adiós del indio, Taita Quishpe, Mama Cuchara, Güilli, güilli, El pingullo, El Sanjuán, El cuscungo, El quimbolito, El Panecillo, El arpa del ciego, etc.

En este caso la discordancia de los himnos está, a mi parecer, porque para cantar  la independencia americana se usó un formato sonoro totalmente europeo o, dicho de otro modo, a los héroes independentistas latinoamericanos que lucharon contra la colonización europea se los ensalza con música de sus opresores.

***

Como hemos podido conocer no es la primera ocasión en que se quiere modificar las estrofas y que las razones argüidas eran principalmente históricas, pues se consideraba que determinada estrofa falseaba la verdad. A Quito no la hizo Atahualpa, pues existía mucho tiempo atrás, antes de la llegada de los Incas y peor aún porque España –la monárquica, colonialista y saqueadora- la amaba.

Ciertamente pueden existir varias propuestas alternativas, que las vamos a enlistar:

1.      Cantar el texto que consta en la partitura original.

Y quien pue­de can­tar tus con­quis­tas,
Oh  leal y muy no­ble Ciu­dad,
eres cu­na de sabios y ar­tis­tas,
y una an­tor­cha de luz y ver­dad.

2         2.      Cantar el texto de la partitura original con las modificaciones introducidas en la Ordenanza de 1986:

Y quien pue­de con­tar tus con­quis­tas,
Oh  leal y muy no­ble Ciu­dad,
eres cu­na de héroes y ar­tis­tas,
y una an­tor­cha de luz y ver­dad.

3.      Cantar como se lo ha venido haciendo desde hace décadas “por aceptación popular”:

Oh Ciu­dad es­pa­ño­la en el An­de,
oh Ciu­dad que el in­ca­rio so­ñó;
por­que te hi­zo Ata­hual­pa eres gran­de
y tam­bién por­que Es­pa­ña te amó.

4.      Aceptar las modificaciones y cantar la 3era estrofa en vez de la segunda (de la versión de 1949)

Cuan­do Améri­ca to­da dor­mía,
oh muy No­ble Ciu­dad, fuis­te Tú,
la que en nue­va y triun­fal re­bel­día
fue de to­da la Améri­ca luz.

5.      Cambiar de Himno y hacer una nueva pieza musical convocando a concurso.
6.      Escoger uno de entre los otros himnos a Quito existentes. 
7.      Cantar los segundos himnos (versiones populares de canciones dedicadas a Quito)[6].

En realidad todas las posibilidades traerían conflicto, quizá porque en el fondo no es un problema literario, ni musical, ni de identidad, ni siquiera histórico, sino básicamente político. Porque el Himno sirve para enfrentar fuerzas opositoras, lo cual es bueno, pues deja ver en algo la lucha de clases, tan indispensable para trasformar la realidad.

Por último hay que decir que los cambios por decreto, o por ordenanza en este caso, no suelen funcionar si no se agrega una campaña de socialización y concientización en escuelas, colegios, medios y otros ámbitos socioculturales –al final el pueblo se acogerá a lo que más le cuadre desde su intuición, así no sea la mejor opción.

Considero que el cambio de texto puede ser válido, pero un himno sigue siendo un himno, una expresión cultural que no alcanzó a independizarse totalmente.

Fuen­tes:
Az­kúna­ga, Agus­tín (músi­ca). Him­no a Qui­to / Pa­blo Gue­rre­ro, in­ves­ti­ga­ción; y otros. Qui­to: De­par­ta­men­to de De­sa­rro­llo y Di­fu­sión Musi­cal, 1992. Can­to y Piano.
En­tre­vis­ta a Bernardino Echeverría. Qui­to, 1991.




[1]     “El Señor Ministro Español por la gracia de Dios y de S. M. la Reina Regente, residente en esta ciudad más de un año, se cala sus antiparras y cae en la cuenta de que la estatua de Sucre, que está colocada en la galería del Teatro, está pisando á un león, y él,  miembro de la «Sociedad protectora de animales», no puede sufrir semejante cosa, y de hecho pasa un oficio diplomático al H. Señor Ministro de Relaciones Exteriores, exigiendo se quite, vivo ó muerto dicho animal, de los pies de Sucre, pues, de no hacerlo, vendrían reclamaciones oficiales de España. (Ecuatorianos. Teatro Sucre [hoja suelta]. Quito, 23 dic., 1886.)
[2]     “Han publicado los periódicos el discurso que pronunció el Sr. Llorente Vázquez en la inauguración del Centro Quiteño de la Unión Ibero-Americana, discurso que terminó pidiendo a Dios que se acabasen entre la gran familia hispana los odios, las precauciones, las manifestaciones y los símbolos incomprensible, después de sesenta o setenta años de independencia, y después de tantas y tan repetidas prueba de fraternidad y cariño por parte de España. El Presidente de la República, D. José María Plácido Caamaño, comprendió que el símbolo a que se refería el Ministro de España era la estatua de Sucre, que está en el Teatro, aplastando con un pie al león español. Al día siguiente del discurso desapareció el león bajo los golpes de maza dados por orden del Sr. Caamaño”. (Archivo Diplomático y Consular de España, año V, N° 167, Madrid 16 de febrero, 1887, p. 1191-1192)
[3]    Seguramente la primera modificación de la que me acuerdo se hacía en las escuelas, cuando en la formación se nos hacía cantar a primera hora de la mañana el Himno a Quito. La imaginación escolar cambiaba el texto, quizá por travesura o buscando romper la solemnidad del momento, con la letra que decía: Nuestro pechos enfermos de gripe, se los cura con vick vaporub [ungüento mentolado]...
[4] También se reproduce en Mu­seo his­tóri­co, Nº 3, ór­ga­no del Mu­seo Mu­ni­ci­pal de His­to­ria, 1949.
[5] Guerrero G., Pablo. "Himno a Quito". En: Museo histórico, año XLIII, No. 60, de diciembre, p. 10-16. Quito: Municipio de Quito, 1993
[6] El artículo salió tan serio -en primer momento tenía el título de Himno a Quito: musicología disparatada, serie con algo de humor-  que hemos tenido que modificarlo e incluso eliminar del listado otras alternativas que las habíamos incluido: 8. Dejar de usar los himnos como símbolos cívicos. 9. Pedir a un PhD español que nos haga un nuevo himno. 10. Hacer una revolución real a fuego y sangre, que generalmente es cuando aparecen los nuevos himnos.