sábado, 26 de noviembre de 2011

El Guamán: antiguo tono ecuatoriano


Danzantes en Imbabura, s. XIX. Anónimo

Adán y Eva en cúpula de la Iglesia de San Francisco, Quito.

Tono de oración, Tono triste de oración, Tono de meditación, Guamán


Por: Fidel Pablo Guerrero

Para: soymusicaecuador.blogspot.com

Los tonos de oración o guamanes en su estado originario debieron ser creados por imaginativas personas que reunía tres facetas en su vida: músicos, religiosos y americanos (si no fuera por las contradicciones históricas se podría añadir también indigenistas).

Se han podido localizar contadas partituras de este tipo de piezas religiosas, las mismas que debieron ser compuestas entre 1800 y 1880. Una fue recopilada por el musicólogo ecuatoriano Segundo Luis Moreno Andrade (1882-1972) con el título de Guamán, que probablemente - lo piensa Moreno- sea el apellido del autor de la composición. Las otras partituras manuscritas, recogidas por Pablo Guerrero, llevan los títulos de: Guamán, Tono de oración y Tono triste para oración. La primera de ellas tiene una sección prima que es denominada pasacalle, y la parte central, es llamada tono; al final se repite el pasacalle.

El escritor cuencano José María Astudillo Ortega admite que además de aquellas designaciones, a estas obras instrumentales para órgano, también se las conocía con el nombre de Tonos de meditación, cuyo origen dice, “radica en el Cuzco: escala menor de Triste propio de la inflexión indiana”. Aún no hemos reunido suficiente documentación, ni noticias históricas que contribuyan a esclarecer su verdadero origen, por lo que apoyarnos en la tesis de Astudillo resulta apresurado.

Sus figuraciones están escritas en compás de 4/4 en la parte del pasacalle y sin divisiones ni compás en la parte del tono. Su sonoridad combina una fusión entre música religiosa europea y segmentos pentafónicos en sustratos, de claro ancestro andino. En la sección del tono que al parecer se ejecutaba en forma libre (ad. libitum) hay células que incluyen profusos adornos en fusas; no se registran barras divisorias de compás, lo que permiten deducir que se precisaba de instrumentistas con alguna destreza técnica para su ejecución: “su efecto en este caso, depende de la destreza y buen sentido artístico del ejecutante, para que pueda hacer resaltar lo substancial de la pieza de lo puramente instrumental”.

Moreno considera al Guamán como el primer intento serio de música religiosa- indígena-ecuatoriana, que empezó a desarrollarse poco antes de la Independencia, o sea aún en tiempos coloniales. En su análisis halló cierto parentesco con el yaraví indígena, quizá por eso el nombre incluye la palabra tono, utilizado en épocas anteriores también como sinónimo de yaraví.

He aquí un género de la interculturalidad musical en ciernes*. Saturados ya de la música europea -que para los americanos de sectores mayoritarios no llegaba de manera intensa a calar en su sensibilidad- se les ocurrió a músicos locales -ya no con aquella intención utilitarista y deshonesta que se hizo en el pasado por los realistas, de aprovecharse de himnos religiosos indígenas para colocarles textos católicos- de crear obras que pudieran considerarse como “propias” por el pueblo, por ello se debió hacer esta fusión con el yaraví, que era en esa época la música popular e indígena más representativa en estos territorios.


Escuche los Guamanes o Tonos de oración:



*Ciernes= estar una cosa muy a sus inicios o principio.