jueves, 5 de enero de 2017

Mesías Carrera: el fiel sonido del terruño

Mesías Carrera: el fiel sonido del terruño (1923-2016)


Por Fidel Pablo Guerrero
soymusicaecuador.blogspot.com



En sus años juveniles (Archivo Mesías Carrera, A-MC)


El último día con que fenecía el mes diciembre del 2016 falleció el compositor Manuel Mesías Carrera Carvajal, a quien tuvimos la oportunidad de conocer tiempo atrás, allá por 1993 cuando contribuimos en la edición de  una de sus obras que publicó el  Municipio de Quito. Desde entonces tuve la posibilidad de visitarlo algunas ocasiones en su hogar, acompañado de su hijo, el reconocido flautista de la Orquesta Sinfónica Nacional  Luciano Carrera, así como por su nieto, el también  flautista Luis Fernando Carrera, heredero, igual que su hermano Andrés  de la vena musical del maestro Mesías Carrera.

De Mesías Carrera -a quien recordamos con afecto y admiración- saboreamos obras musicales como Los Pumisachos (sanjuanito); Manzanita (chilena), Yo soy del pueblo (pasacalle), Tierra de pájaros (canción), entre otras; así como sus escritos, pues además era hombre preocupado por la investigación, fruto de lo cual redactó algunos libros históricos que ahora son el invaluable legado para el país y para Zámbiza,  lugar de donde era oriundo. Allí,  nació el 4 de diciembre de 1923; sus progenitores fueron Manuel Carrera y Rosa Carvajal, también nativos de Zámbiza.


“La Banda es la fiel intérprete  del corazón de  un pueblo” (Archivo Mesías Carrera, A-MC)


Tras terminar la escuela primaria en su pueblo y en vista de sus manifiestas aptitudes musicales, sus padres lo enviaron a Quito a realizar estudios con el profesor Rafael Navas, los mismos que se vio obligado a interrumpir temporalmente por el fallecimiento de su madre; luego, tras recuperarse emocionalmente los retomó con los compositores: Reinaldo Suárez,  Miguel Jaramillo, Julio Dávalos y Segundo Luis Moreno (1882-1972), éste último, prestigioso historiador de la música ecuatoriana quien le inculcó el aprecio por la investigación y la cultura musical autóctona.

Su formación musical con los mencionados maestros, complementada con una ávida curiosidad lectora en libros técnicos de la rama,  le valió desempeñarse cabalmente  como maestro de capilla, así como formar y dirigir bandas, coros y emprender una fecunda ruta en la composición musical. Cabe mencionar que el profundo amor que sentía por la música  le llevó a fundar en su casa una mini-escuela de enseñanza musical, semillero de donde surgieron muchos artistas.


En traje oscuro, Manuel Mesías Carrera Carvajal. (A-MC)


Su entrega a múltiples  actividades: creación, investigación, enseñanza y respaldo a varias agrupaciones musicales, entre las que se destaca el grupo Jayac,  la Banda de Zámbiza, así como conjuntos corales escolares y grupos de música popular y religiosa,  lo hacen un hombre todavía más admirable, pues además de ser persona sencilla, recta, bondadosa, fruto de su imaginación dejó un extensísimo legado de creaciones  musicales: sanjuanitos, tonadas, chilenas, danzantes, pasillos misas, pasacalles y otros géneros de raigambre popular,  a los que se suman muchos  arreglos para distintos formatos instrumentales, sin olvidarnos de sus apreciables libros: Historia y Cultura popular de Zámbiza, que ahora es parte de bibliotecas importantes en distintas partes del Mundo y que contó con la participación del especialista en temas histórico-andinos Frank Salomon; La música en Zámbiza. Homenaje a la decana de las instituciones: La banda de músicos en sus bodas de oro - 50 años de existencia 1942-1992; y,  El folklore autóctono zambiceño. Buscaba también la manera de publicar la biografía de uno de sus maestros, Miguel Jaramillo y su relato Un campesino en la ciudad, escritos que si no me equivoco quedaron inéditos (alguna vez me dio una copia de la biografía de Jaramillo, que con la venia de su familia espero poder publicarla en la revista musical EDO).

Luciano Carrera (flauta) y  Mesías Carrera. (A-MC)


Colectó información en cuanto a danzantes y personajes de las fiestas zambiceñas (Yumbos, Hachero, Bracerantes, etc.), hizo dibujos descriptivos y, lo que es de suma importancia, realizó transcripciones de muchas melodías que se ejecutaban en aquellos festejos. Movido por su querencia telúrica, la etnografía zambiceña tuvo en él a un cronista de las expresiones y tradiciones lugareñas.

Una de sus transcripciones musicales para pingullo y tambor, acompañada de dibujos del danzante que la ejecuta. (A-MC)


Mesías Carrera era un hombre bautizado por el sol zambiceño, de barro duro, robusto, de baja estatura, de cabello ensortijado que se fue cubriendo de nieve con el paso del tiempo; cordial en el trato, que combinaba con algunas ocurrencias humorísticas en el diálogo.  El peso de los años y el cansancio de su infatigable  labor fueron deteniendo su dinámico caminar con el que se movía en tiempos radiantes; su memoria se volvió muy frágil… pero su sonrisa siguió intacta, quizá por la satisfacción del trabajo cumplido.

1. Mesías Carrera en su casa, en el 2013 (Foto Pablo Guerrero). 2. A fines del 2013 con su nieto Luis Fernando Carrera.


Así recordamos a una persona extraordinaria que dedicó su existencia a la música y por la que hizo mucho; sea pues ésta, una manera de grabarlo en la memoria, así como un modo de hacer llegar nuestras sinceras condolencias a toda su familia.