El Himno a Quito a los 70 años de creación (1944-2014)
Fidel Pablo Guerrero
A Mélida y
a Ana Mireya
Escudo de Armas de Quito. Partitura del Himno a Quito. Ilustración que hizo Felipe Huamán Poma de Ayala de españoles ejecutando música con sus estandartes y escudos. |
Casi ningún himno republicano se ha librado de la
polémica en nuestra América. Desde la Independencia, los nacientes estados fueron elaborando sus himnos como muestra de su nueva
condición, condición que no acabó con la desigualdad ni alcanzó la pretendida
libertad, que luego, muchas veces, era pisoteada por gobiernos nacionales de
patricios o militares represivos; pero políticamente se logró algo fundamental:
dejar de ser propiedad de la corona española, aunque en lo económico y en lo
mental, tras más de 300 años de sujeción implacable y purga religiosa, nos
manteníamos aún colonizados (y los rezagos aún continúan).
En esas
circunstancias se siguió luchando contra fuerzas realistas y conservadoras que
se mantenían ocultas o disfrazadas en los medios republicanos. No faltaron las
operaciones culturales de agentes españoles que –entre otras acciones de índole
política y económica- buscaban borrar o
al menos modificar los contenidos de aquellos himnos que evidenciaban en sus textos la rebeldía contra la
opresión española o la derrota militar impuesta al león ibérico, entre otras
alusiones similares. En nuestro país, entre 1886-1887, estuvo el ministro
plenipotenciario español Manuel Llorente Vásquez haciendo esa tarea, y se puede
decir que, de algún modo, lo logró. No solo consiguió mutilar una estatua de
Antonio José de Sucre que tenía a un león pisoteado por su bota de libertador[1],
sino que logró constituir organismos hispanófilos que continuaran haciendo su
labor, seguramente con el ofrecimiento de
algún reconocimiento de la “Madre Patria”. La Unión Ibero americana[2]
y más tarde, sin que medie ya Llorente,
la Academia Ecuatoriana del Idioma contribuyeron en ese cometido:
“La última
Legislatura, en un noble gesto de solidaridad y adhesión a la Madre Patria, en
un momentos en que ésta, con su antigua y reconocida hidalguía, se prepara a
celebrar, en unión de sus hijas emancipadas, el Centenario de la Batalla de
Ayacucho, dictó el Decreto Legislativo de 17 de octubre del año pasado,
encargando a la Academia Ecuatoriana del Idioma, correspondiente a la Real
Española para que, en asocio del señor Juan León Mera Iturralde, hijo del
ilustre autor de nuestra Canción Nacional, hiciera, en su parte literaria, las
enmiendas que juzgare oportunas para desterrar los conceptos hirientes a la
Nación preclara que nos infundió la virtualidad de su alma caballerezca, sus
respetables tradiciones y su armoniosa y fecunda lengua, cuidando, al mismo
tiempo, de que se conserven, en su mayor parte, las patrióticas frases del
autor que constituyen, por su tradición y recuerdo, la historia de la
República”.
Fuente: “Himno
Nacional Ecuatoriano”. En: Informe que el
Ministro de Instrucción Pública, Beneficencia, Agricultura, etc., presenta a la
nación, p. 165-168. Quito: Talleres Tipográficos Nacionales, 1924.
****
En los
últimos meses (mayo-junio, 2014) he visto algunos artículos de prensa sobre la
polémica que ha traído el Himno a Quito
por el cambio de estrofas en el canto. Reclamos y argumentaciones: Que si se esto se puede o se debe hacer? Que
si la población se acostumbrará? Que no se deben modificar los símbolos
capitalinos, etc. Claro que se puede. El Himno Nacional del Ecuador es una clara muestra de que se pueden
cambiar los contenidos de un símbolo. Se
dejó de cantar la primera estrofa y se obligó a cantar la segunda estrofa por
considerar que esta última era menos ofensiva a España. Si bien la letra no fue
modificada (fuera de algunas sutilezas) por la oposición recia de su autor
literario Juan León Mera (1832-1894), quien advertía que el Himno “no era letra de cambio”, pero se
logró disimular el sentido crítico a la potencia imperialista de entonces,
modificando sus estrofas. La tonalidad original de la música que estaba en Si bemol, por su parte, sí fue cambiada
pues resultaba muy alta para cantar; ahora se estableció la “tonalidad oficial”
en Mi mayor para el Himno Nacional.
Vamos a
meter mano en este asunto, no porque sea nuestro tema favorito, pues en realidad para mí los himnos son en gran medida una expresión
poética y sonora colonizada; tampoco
porque alguien haya pedido nuestra opinión. Muchos consideran que se trata
principalmente de un asunto político, lo cual es verdad pero se entremezclan
temas históricos y musicales a la vez. En ese sentido lo hacemos por una
obligación musicológica, porque disponemos de alguna documentación que puede
ayudar a aclarar ciertos puntos al respecto y también porque este julio del
2014 se cumplen 70 años de la producción del Himno a Quito, creado en su música por Agustín de Azkúnaga (Vizcaya,
España, 1885- Quito, 1957) y Bernardino Echeverría (Cotacachi, 1912-Quito, 2000),
autor del texto.
Con esta
introducción pasemos a ver el transcurso que ha tenido el Himno a Quito con informaciones históricas que nos permitirán
conocer algunas propuestas de cambio a las estrofas de la mencionada pieza
musical[3].
Antecedentes históricos
El Himno a Quito que cantamos en nuestros
días no ha sido el primero y suponemos
no será el último dedicado a la capital. Cabe señalar que ya a comienzos
del siglo XIX, en la etapa independentista, se compusieron versos patrióticos
dedicados a la ciudad. Dos composiciones literarias que
corresponderían a 1809- 1814, aparecieron en una publicación de 1854
hecha por el Dr. Agustín Salazar y Lozano,
titulada Recuerdos de los sucesos
principales de la revolución de Quito desde el año de 1809 hasta el de
1814. He aquí las mencionadas composiciones literarias:
“Canciones modernas,
“A la memoria de los precedentes
acontecimientos.
“La siguiente alternó en uno de los
acostumbrados aniversarios del 10 de Agosto de 1809.
“Coro
“De
la Patria loor al gran día
“comprensivo
de dicha eternal,
“en
que el paso primero dio Quito
“hacia
el templo de la Libertad.
“Compatriotas
¿no asombra el saber
“qué
produjo tamaño portento?
“quedó
el mundo pasmado al momento
“en
que oyó las cadenas trozar;
“Y
mil astros mostraron entonces
“que
en el orden se hallaba divino
“el
cambiar de la Patria el destino
“y
al León de la Iberia humillar”.
[véanse las otras estrofas de esta pieza
lírica en este mismo blog: http://soymusicaecuador.blogspot.com/2010/10/himno-nacional-del-ecuador.html]
“Otra en iguales circunstancias
“Dedicada por el Señor Doctor
“José Joaquín Olmedo.
“Coro
“Saludemos
la aurora del día
“para
Quito de gloria inmortal,
“en
que osado Pichincha el primero
“proclamó
Libertad, Libertad.
“El
Pichincha indignado del yugo
“lo
sacude de su noble frente,
“dio
un bramido y se vio de repente
“el
rugido del León acallar:
“infundióle
el pavor nueva saña
“y
se lanza feroz y violento
“¡Santo
Dios! destrozado y sangriento
“de
la Patria se mira el Altar”.
[véanse las otras estrofas de esta pieza
lírica en este mismo blog: http://soymusicaecuador.blogspot.com/2010/10/himno-nacional-del-ecuador.html]
Como
se podrá advertir estos cantos patrióticos dedicados a Quito, de
hacia 1809, tienen algunos elementos que se los puede hallar también en el
Himno Nacional del Ecuador, composición
literaria que corresponde a Juan León
Mera Martínez, quien, al parecer, conocía la existencia de esta publicación,
y evidentemente tomó de estos cantos ciertas figuras para la elaboración
del Himno
Nacional, que lo compusiera posteriormente, hacia 1866.
Gráfica que hace alusión a la liberación de América y a la salida de la reina española. Los escudos de varios países americanos aplastan al león ibérico. |
Las
anteriores no fueron las únicas piezas dedicadas a la capital, hubo otras que
pertenecen a los compositores quiteños Aparicio Córdoba (ca. 1840-ca. 1932),
Sixto María Durán (1875-1947) y Juan Pablo Muñoz Sanz (1898-1964).
Para 1892, el compositor Aparicio Córdoba, conocido en el medio de la época por haber sido el ganador en
la competencia musical de la Exposición Nacional en 1892 y ser maestro de piano
de familias acomodadas, había estrenado un Himno a Quito con texto del poeta Quintillano Sánchez.
Aunque de manera inocua, su letra destaca la lucha de emancipación.
Himno a Quito
Música: Aparicio Córdoba
Texto: Quintillano Sánchez
Gloria,
gloria a la espléndida Quito,
viva
siempre la andina beldad,
que
otro tiempo, con férvido grito,
aclamó
Libertad, Libertad.
Ya
despliega su mano de grana,
en
un cielo de puro arrebol,
luce
el rostro cual limpia mañana
y
en el vierte sus rayos el sol.
Es
sultana del Ande risueña,
fue
del Shyri la reina gentil,
que
en un día con voz halagüeña,
brotar
hizo los héroes a mil.
Del
Pichincha en la cumbre fulgura
aún
de Sucre sublime la faz
y
un acento de triunfo y ventura
por
los aires discurre fugaz.
Gloria
a Quito, la audaz, la primera,
que
en el mundo brilló de Colón,
ostentando
en su diestra hechicera,
de
los libres el áureo pendón.
En 1934, según artículo publicado en la prensa, el hijo de Aparicio Córdoba, Enrique, dona la música en versión de banda, y el texto al Municipio capitalino; dónde habrán quedado estos documentos?
Entrado el siglo XX, por 1934, el músico y escritor Juan Pablo Muñoz Sanz (1898-1964) compuso otro himno para la ciudad de Quito, el mismo que, al menos por una década, fue interpretado por los músicos del Conservatorio Nacional de Música en los distintos eventos en que participaba la orquesta de aquel plantel musical.
Entrado el siglo XX, por 1934, el músico y escritor Juan Pablo Muñoz Sanz (1898-1964) compuso otro himno para la ciudad de Quito, el mismo que, al menos por una década, fue interpretado por los músicos del Conservatorio Nacional de Música en los distintos eventos en que participaba la orquesta de aquel plantel musical.
Himno a Quito
Música
y texto
Juan
Pablo Muñoz Sanz
Quito,
Luz de una América libre:
sus
leyendas, su rol en la historia,
que
el Pichincha honrará;
mientras
vibre el Pichincha honrará.
Son
poemas de amor y de gloria
tus
leyendas, tu rol en la historia,
son
poemas de amor tus leyendas,
son
poemas de amor y de gloria.
Ciudad
cumbre, que asienta sus lares
ciudad
noble, exaltada o discreta
según
viste alegría o dolor.
Su
paisaje agotó la paleta,
tu
heroísmo el genial trovador.
Prodigioso
cantar de cantares,
tu paisaje
agotó la paleta,
tu
heroísmo el genial trovador.
También
el compositor quiteño Sixto María Durán (1875-1947) autor de la
conocida marcha Patria (Patria tierra sagrada…), creó en las
primeras décadas del siglo XX su obra titulada Quito o Himno a Quito,
quizá con la intención de que el Municipio
la oficialice. No consta un autor de texto en la partitura original, así que
suponemos le pertenece al mismo Durán:
Quito
Sixto María Durán Cárdenas
Al pie de inmensas moles de granito,
velado por el ángel del misterio
y oculto entre las quiebras de los Andes,
habita el pueblo más cercano al cielo.
Atalaya del mundo americano: es
Quito
ese dichoso, heroico pueblo, antiguo
alcázar de Atahualpa, regio palacio,
donde el Sol tiene su imperio.
Fragmento de partitura : Himno a Quito / Sixto María Durán. |
A estas piezas se suman algunas otras,
de las cuales solo insertamos una pieza anónima del primer tercio del siglo XX:
Himno a Quito y sus artistas
Anónimo
Quito Reina de ciencias y artes,
con tu fama resurges más bella
que en el cielo curiosa una estrella,
si te oyese en tu canto orquestal.
De la luz de tu gloria mi Maga,
te da cuerpo y te eleva a su huerto
y en su frente al mirarte es lo cierto,
que una diosa eres tú en su cristal.
Varias
de estas propuestas literario-musicales fueron presentadas en el medio,
suponemos que con la intención de que la población o el Ayuntamiento las
valorara para acogerlas como la canción
oficial; pero finalmente ninguna de ellas fue declarada Himno de la ciudad y tuvo que pasar
algún tiempo, hasta los años 40’s del siglo XX, para que ello ocurra.
El Himno a Quito actual
Según se
apunta en un nota periodística, para la conmemoración del 6 de Diciembre
de 1943, la Municipalidad capitalina convocó un concurso para que
la ciudad de Quito tuviese su Himno. Penosamente tuvo que ser declarado
desierto por falta de concursantes. Sin embargo, para el año de 1944, en
el mes de julio, se presentaron a la Alcaldía dos religiosos franciscanos
para entregar la composición: Himno
a Quito. Se trataba del conocido compositor y organista español
Fray Agustín de Azkúnaga y de Fray Bernardino Echeverría, quien gustaba
de escribir poesía.
Agustín de Azkúnaga, compositor y organista español, radicado en Quito. Compositor del Himno a Quito. |
El historiador
Luis Andrade Reimers narra, en la nota periodística mencionada, que la propuesta
de Himno a Quito presentada por
los religiosos fue apilada en un montón de papeles. Por suerte, un funcionario
de la institución municipal, que había presenciado la entrega del Himno, solicitó que se le permitiera
ensayarlo y estrenarlo con el coro de la Escuela Sucre, como efectivamente
sucedió y gustó. Luego el Himno fue difundido en colegios,
escuelas y en la comunidad, con general aceptación.
En el
Archivo Equinoccial de la Música Ecuatoriana, disponemos de una fotocopia de la
partitura en tonalidad de Fa mayor,
en versión autógrafa del músico Agustín de Azkúnaga (cuyo “punto” o letra
musical es reconocible), que data de 1944 y que pasamos a transcribir el texto
como consta bajo las pautas musicales:
Portada y primera página del Himno a Quito, partitura autógrafa de
Agustín de Azkúnaga. Quito, 6 julio de 1944.
Letra del Himno a Quito, según la partitura
original:
“Himno a Quito
“Dedicado al Señor Presidente del
Ilustre Concejo Municipal Capitalino Dr. Humberto Albornoz
“Música
de Fr. Agustín de Azkúnaga
“Letra de Fr. Bernardino Echeverría
“Quito 6 de Julio de 1944”
Coro
Nuestros pechos en férvido grito,
te saludan, Ciudad inmortal
gloria a ti, San Francisco de Quito
en tu historia muy noble y leal.
Estrofa
En las faldas inmensas de un monte
tu grandeza buscó un pedestal,
para henchir tu ambición de horizonte
y colmar tu ansiedad de ideal.
Y quien puede cantar tus conquistas,
Oh leal y muy noble Ciudad,
eres cuna de sabios y artistas,
y una antorcha de luz y verdad.
Este
es el texto que trae la partitura original de 1944 en la que se consigna un coro y solo dos estrofas. Sin embargo
pocos años después, en 1949, aparece publicada una partitura del Himno a Quito en la Gaceta Municipal[4], N° 112, con
la versión textual de coro y cinco estrofas, acreditadas a Fr.
Bernardino Echeverría;
extrañamente, no consta la
estrofa del original (Y quién puede
cantar tus conquistas…) y en su reemplazo aparece otra (Oh ciudad española en el Ande…). Es
posible creer que esta modificación fue hecha con el acuerdo de los autores,
quienes para ese tiempo estaban vivos y bien pudieron presentar alguna queja
formal por el cambio presentado sino hubiesen tenido que ver con el
asunto. Seguramente desde esos años la
estrofa que se cantaba en las ceremonias se hacía con esa modificación.
Partitura y texto el Himno a Quito en Gaceta Municipal. 1949.
Copiamos
de la Gaceta municipal primero el
texto como consta bajo la pauta de la partitura, así como, seguidamente el texto adjunto en su coro y estrofas:
Texto que consta en la Partitura (Gaceta municipal):
Himno a Quito
Coro
Nuestros pechos, en férvido grito,
te saludan, ciudad inmortal;
gloria a ti, San Francisco de Quito,
en tu historia “muy noble y leal”.
I
En las faldas inmensas de un monte
tu grandeza buscó un pedestal,
para henchir tu ambición de horizonte
y colmar tu ansiedad de ideal.
II
Oh Ciudad española en el Ande,
oh Ciudad que el incario soñó;
/porque te hizo Atahualpa eres grande
y también porque España te amó/
(bis).
Texto adjunto publicado en la misma
revista (Gaceta municipal):
Himno a Quito
Coro
Nuestros pechos, en férvido grito,
te saludan, ciudad inmortal;
gloria a ti, San Francisco de Quito,
en tu historia “muy noble y leal”.
I
En las faldas inmensas de un monte
tu grandeza buscó un pedestal,
para henchir tu ambición de horizonte
y colmar tu ansiedad de ideal.
II
Oh Ciudad española en el Ande,
oh Ciudad que el incario soñó;
porque te hizo Atahualpa eres grande
y también porque España te amó.
III
Cuando América toda dormía,
oh muy Noble Ciudad, fuiste Tú,
la que en nueva y triunfal rebeldía
fue de toda la América luz.
IV
Con la audacia triunfal que blasonas
ya tus hijos lucharon ayer,
y trajeron al grande Amazonas
cual trofeo de reina a tus pies.
V
Aunque el tiempo veloz siempre rueda
y se esfuma en su noche el ayer,
siempre intacta tu gloria se queda
y es la misma en los siglos tu fe.
Hasta aquí vemos que se presentó una
modificación con la desaparición o eliminación de una estrofa e introducción de
otra.
Las próximas informaciones que hemos
recogido datan del año de 1986, cuando se realiza una reforma a su texto, que
buscaba restituir la estrofa de la partitura original:
Y quien puede cantar tus conquistas,
Oh leal y muy
noble Ciudad,
eres cuna de sabios y artistas,
y una antorcha de luz y verdad.
En
reunión del Concejo se acuerda la Ordenanza N ° 2477, aprobada el 21 de abril
de 1986, la misma que basaba en el informe de la Comisión de Educación y
Cultura del Ayuntamiento decía que la segunda estrofa ha sido adulterada y que no existe en los textos originales de
Monseñor Bernardino Echeverría, el autor de la parte literaria; dictaminando una
enmienda al Himno a Quito, por la
cual se dejaba de cantar la estrofa: Oh
ciudad española en el Ande..., que había despertado varias críticas
pues se señalaba que los versos falseaban la verdad histórica, sustituyéndola
por la que consta en la partitura original de 1944: Y quién puede cantar tus conquistas...
Por
nuestra parte podemos decir que si bien la Ordenanza en mención señalaba que se
cante la estrofa, según constaba en los originales, sin embargo se habían
introducido en la letra de esa estrofa cambios un tanto imperceptibles.
Y
quien puede contar tus conquistas,
(en vez de cantar)
Oh
leal y muy noble Ciudad,
eres
cuna de héroes y artistas, ( en
vez de sabios)
y
una antorcha de luz y verdad.
Así se
volvía a cantar el Himno a Quito como
había sido creado originalmente. Sin embargo, como esa enmienda no recibió
aceptación popular (según dice otra Ordenanza), supongo porque no se
hicieron concomitantemente difusión y grabaciones con los cambios aludidos y
porque los registros fonográficos que existían, que se usaban en escuelas y
colegios, tenían el texto anterior, el Concejo del 6 de abril de 1992, aprobó
una nueva Ordenanza Nº 2935, y dispuso que se vuelva a cantar el Himno como se lo hacía durante épocas
pasadas, o sea que se volvía al texto de Oh
ciudad española en el Ande…
En 1991 en
una entrevista que hice a fray Bernardino
Echeverría, admitía que en la segunda estrofa existía un error histórico
y mencionó que había señalado a las autoridades municipales que
se podía cambiar el verso: porque te
hizo Atahualpa eres grande (pues Quito existía desde mucho antes),
por el verso: porque te hizo el indio
eres grande. El mismo religioso nos dijo que la sugerencia no tuvo
ninguna acogida.
En 1992, a
través del Departamento de Desarrollo y Difusión Musical del Municipio,
publicamos la partitura del Himno a Quito
en un folleto que luego también se divulgó como de autor anónimo en la
revista Museo histórico[5]; al momento estaba
en vigencia la Ordenanza que establecía la estrofa Oh ciudad española…, sin embargo nosotros, que para entonces
conocíamos el original de Azkúnaga y Bernardino Echeverría incluimos también la
otra estrofa del original, Y quién puede
cantar…. ; de ese modo quedaron 6 estrofas y el coro (recuérdese que las
anteriores publicaciones solo traía 5 estrofas y el coro).
En 1994,
siendo alcalde de la ciudad el Dr. Jamil Mahuad, el religioso jesuita Alfonso
Acosta Velasco, quien fuera maestro de Mahuad, le escribía una carta pidiendo
que se restituyera la estrofa del Himno
según la Ordenanza de 1986, pues según lo asienta en la misiva:
[…] “hubo
alguien que sorprendió al Alcalde Rodrigo Paz [Alcalde inmediatamente
anterior]; y salió otra Ordenanza (seguramente al apuro, si formalidades
reglamentarias) [se refiere a la Ordenanza de 1992] aprobando la letra del
Himno que se la cantaba vulgarmente; es decir, aprendida de oídas y no en un
documento válido”/”La letra del Himno OFICIALIZADO es la que consta en la
Partitura Original, que está en mi poder, tal como la escribieron los
autores.”…] “Creo que no se puede, sin más, dejar a un lado un texto
OFICIALIZADO y volver a otro inexacto y pobre”.
En un
documento adjunto a la carta, Acosta agrega una relación de lo sucedido con el Himno:
“… después
de un largo trabajo, que incluyó investigación, comprobaciones, recurso al
propio autor, se consiguió la OFICIALIZACION DEL HIMNO Y LA REFORMAS DE LA
LETRA, con la Ordenanza Municipal 2477 del 21 de Abril de 1986, luego que fue
discutida y aprobada en dos sesiones del I. Concejo Municipal, visto el Informe
favorable de la Comisión de Educación y Cultura.- La oficialización ponía al
Himno, con el Escudo y la Bandera que ya había sido reconocidos antes, como los
SÍMBOLOS AUTÉNTICOS DE LA CIUDAD.
“La Reforma
de la letra consistía en que se adoptara oficialmente la que consta en la
PARTITURA ORIGINAL, lo que parecía lo más lógico y apropiado; y no la que se la
cantaba vulgarmente.-
[…]Pero, es
lo cierto que se ha dejado a un lado dicha OFICIALIACIÓN, y se ha vuelto a usar
el Himno con las faltas de apreciación e históricas, con que se lo cantaba
anteriormente, por una nueva Ordenanzas del 6 de abril de 1992, aduciendo un
argumento que no tiene razón ni peso. Se dice que la Ordenanza de 1986 no ha
tenido aceptación entre la gente [...].
[…] el
argumento para pedir que se vuelva al texto original oficializado, sí tiene
valor y fundamento muy apreciables: En primer lugar, es el texto original, tal
como consta en la partitura de puño y letra de sus autores: el músico P.
Agustín Azkúnaga y el Cardenal Msr. Bernardino Echeverría.- En segundo lugar,
canta las grandezas propias de Quito: Descubridora del Amazonas, con sus
títulos de Muy Noble y Leal; cuna de héroes, desde antes del Diez de Agosto;
cuna de artistas, los de la espléndida escuela quiteña y la ciudad Luz de
América.
“La letra
antigua: 1) No dice nada característico de Quito, pues hay muchas ciudades españolas
en los Andes. 2) Tiene errores históricos como decir que fue una ciudad que el
incario soñó y que la hizo Atahualpa, lo que encierra una clara contradicción;
entonces, se debería celebrar la fundación incaica de la ciudad y no la
fundación española, que es lo que se recuerda el Seis de Diciembre”.
F) Alfonso
Acosta Velasco, SI.”
Ya en el
siglo XXI, en el año 2010 se propuso una nueva modificación. Cambiar la segunda
estrofa por la III (de la versión de 1949). En vez de Oh ciudad española en el Ande… se debía cantar:
Cuando América toda dormía,
oh muy Noble Ciudad, fuiste Tú,
la que en nueva y triunfal rebeldía
fue de toda la América luz.
Esta
Ordenanza ha despertado una nueva pugna; incluso el Presidente de la República
ha tomado partido en el tema, inclinándose a favor del cambio de estrofa. Con
la posesión del nuevo Alcalde que, por su parte, prefiere seguir con el texto anterior (aunque
señaló que los quiteños tienen la potestad de cantar el Himno como lo sientan?), no se sabe cuál mismo es la estrofa que
debe cantarse.
Conclusiones:
Dejemos
primero sentada nuestra visión sobre los
himnos, que en lo musical son
la expresión más europea que pervive en nuestro medio por la categoría que se
les ha concedido la autoridad: “símbolos sagrados” de nuestra nacionalidad (¿!)
junto al escudo y la bandera, modelos y blasones cívicos y militares totalmente
europeos. Claro que la población llana para des-europeizarse y hacer frente
a los himnos titulares o “primeros
himnos”, creó los llamados “segundos
himnos”. Sea a modo de complemento en su versión popular o por contraposición
tenemos canciones como Romántico Quito mío (César Baquero), El chullita, quiteño (Alfredo Carpio), Lindo Quito de mi vida (Custodio
Sánchez), Quito (Luis Cisneros), Qué
lindo es mi Quito (Humberto Dorado Pólit), etc.; y “segundos himnos” de otras ciudades: El Chulla riobambeño (Gerardo Arias), Alma lojana (Cristóbal Ojeda),
Manabí (Francisco Paredes H.), Venga
conozca el Oro (Carlos Rubira), Soy
de Carchi (Jorge Salinas Cexelaya), Ecuador
(Guillermo Vásquez), etc. piezas musicales que fueron creadas dentro de
ritmos locales, principalmente dentro del género denominado pasacalle, que a su vez surgió como una
forma de resistencia, como una mutación musical para desespañolizar al pasodoble, hacerlo más de acá para que
no suene a música peninsular. Ciertamente prefiero los “segundo himnos”.
Los Himnos efectivamente traen contradicciones,
una de ellas es que los himnos nacionales eran generalmente hechos por
extranjeros, principalmente en su música; se creía que los músicos y la música
local no estaba a la altura para con ella crearse un símbolo nacional. De todos
modos el asunto de que el compositor Agustín de Azkúnaga haya sido español no
tiene mucho que ver en esta pugna, pues el conflicto está en la letra hecha por
un ecuatoriano de criterios hispanófilos. En el caso del músico, en cambio,
llama la atención su intencionalidad de querer ser un músico
“nacionalista”; el español Azkúnaga fue
el creador de una gran cantidad de piezas
con sabor indígena: Adiós del
indio, Taita Quishpe, Mama Cuchara, Güilli, güilli, El pingullo, El Sanjuán,
El cuscungo, El quimbolito, El Panecillo,
El arpa del ciego, etc.
En este caso
la discordancia de los himnos está, a
mi parecer, porque para cantar la
independencia americana se usó un formato sonoro totalmente europeo o, dicho de
otro modo, a los héroes independentistas latinoamericanos que lucharon contra
la colonización europea se los ensalza con música de sus opresores.
***
Como hemos
podido conocer no es la primera ocasión en que se quiere modificar las estrofas
y que las razones argüidas eran principalmente históricas, pues se consideraba
que determinada estrofa falseaba la verdad. A Quito no la hizo Atahualpa, pues
existía mucho tiempo atrás, antes de la llegada de los Incas y peor aún porque
España –la monárquica, colonialista y saqueadora- la amaba.
Ciertamente
pueden existir varias propuestas alternativas, que las vamos a enlistar:
1. Cantar el texto que consta en la partitura original.
Y quien puede cantar tus conquistas,
Oh
leal y muy noble Ciudad,
eres cuna de sabios y artistas,
y una antorcha de luz y verdad.
2 2.
Cantar
el texto de la partitura original con las modificaciones introducidas en la
Ordenanza de 1986:
Y quien puede contar tus conquistas,
Oh
leal y muy noble Ciudad,
eres cuna de héroes y artistas,
y una antorcha de luz y verdad.
3. Cantar como se lo ha venido haciendo desde hace décadas “por
aceptación popular”:
Oh Ciudad española en el Ande,
oh Ciudad que el incario soñó;
porque te hizo Atahualpa eres grande
y también porque España te amó.
4. Aceptar las modificaciones y cantar la 3era estrofa en vez de la
segunda (de la versión de 1949)
Cuando América toda dormía,
oh muy Noble Ciudad, fuiste Tú,
la que en nueva y triunfal rebeldía
fue de toda la América luz.
5. Cambiar de Himno y hacer
una nueva pieza musical convocando a concurso.
6. Escoger uno de entre los otros himnos
a Quito existentes.
7. Cantar los segundos himnos
(versiones populares de canciones dedicadas a Quito)[6].
En realidad
todas las posibilidades traerían conflicto, quizá porque en el fondo no es un
problema literario, ni musical, ni de identidad, ni siquiera histórico, sino
básicamente político. Porque el Himno
sirve para enfrentar fuerzas opositoras, lo cual es bueno, pues deja ver en
algo la lucha de clases, tan indispensable para trasformar la realidad.
Por último
hay que decir que los cambios por decreto, o por ordenanza en este caso, no
suelen funcionar si no se agrega una campaña de socialización y concientización
en escuelas, colegios, medios y otros ámbitos socioculturales –al final el
pueblo se acogerá a lo que más le cuadre desde su intuición, así no sea la
mejor opción.
Considero
que el cambio de texto puede ser válido, pero un himno sigue siendo un himno,
una expresión cultural que no alcanzó a independizarse totalmente.
Fuentes:
Azkúnaga, Agustín (música). Himno
a Quito / Pablo Guerrero, investigación; y otros. Quito: Departamento
de Desarrollo y Difusión Musical, 1992. Canto y Piano.
Entrevista a Bernardino Echeverría. Quito, 1991.
[1] “El Señor
Ministro Español por la gracia de Dios y de S. M. la Reina Regente, residente
en esta ciudad más de un año, se cala sus antiparras y cae en la cuenta de que
la estatua de Sucre, que está colocada en la galería del Teatro, está pisando á
un león, y él, miembro de la «Sociedad
protectora de animales», no puede sufrir semejante cosa, y de hecho pasa un
oficio diplomático al H. Señor Ministro de Relaciones Exteriores, exigiendo se
quite, vivo ó muerto dicho animal, de los pies de Sucre, pues, de no hacerlo,
vendrían reclamaciones oficiales de España. (Ecuatorianos. Teatro Sucre [hoja suelta]. Quito, 23
dic., 1886.)
[2] “Han publicado los
periódicos el discurso que pronunció el Sr. Llorente Vázquez en la inauguración
del Centro Quiteño de la Unión Ibero-Americana, discurso que terminó pidiendo a
Dios que se acabasen entre la gran familia hispana los odios, las precauciones,
las manifestaciones y los símbolos incomprensible, después de sesenta o setenta años de independencia, y
después de tantas y tan repetidas prueba de fraternidad y cariño por parte de
España. El Presidente de la República, D. José María Plácido Caamaño,
comprendió que el símbolo a que se refería el Ministro de España era la estatua
de Sucre, que está en el Teatro, aplastando con un pie al león español. Al día
siguiente del discurso desapareció el león bajo los golpes de maza dados por
orden del Sr. Caamaño”. (Archivo Diplomático y Consular de España, año V, N° 167, Madrid 16
de febrero, 1887, p. 1191-1192)
[3] Seguramente la primera
modificación de la que me acuerdo se hacía en las escuelas, cuando en la
formación se nos hacía cantar a primera hora de la mañana el Himno a Quito. La imaginación escolar
cambiaba el texto, quizá por travesura o buscando romper la solemnidad del
momento, con la letra que decía: Nuestro
pechos enfermos de gripe, se los cura con vick vaporub [ungüento mentolado]...
[4]
También se reproduce en Museo histórico,
Nº 3, órgano del Museo Municipal de Historia, 1949.
[5]
Guerrero G., Pablo. "Himno a
Quito". En: Museo histórico,
año XLIII, No. 60, de diciembre, p. 10-16. Quito: Municipio de Quito, 1993
[6]
El artículo salió tan serio -en primer momento tenía el título de Himno a Quito: musicología disparatada, serie
con algo de humor- que hemos tenido que modificarlo
e incluso eliminar del listado otras alternativas que las habíamos incluido: 8.
Dejar de usar los himnos como
símbolos cívicos. 9. Pedir a un PhD español que nos haga un nuevo himno. 10. Hacer una revolución real a fuego y sangre, que generalmente es
cuando aparecen los nuevos himnos.