En dos meses se lanzará página web de la Corporación Musicológica Ecuatoriana CONMUSICA y del Archivo Sonoro de la Música Ecuatoriana (AS)
Fidel Pablo Guerrero Gutiérrez
Por fin tras larga espera, más de una década, hemos logrado rebasar el anhelo de querer para llegar a la opción de hacer, con todo lo que ello implica. Hacer, dicen es el pensamiento -con su consustancialidad práctica- más poderoso de la existencia humana. Por fin podemos decir que hemos aplicado el principio que se resume en esa palabra y hemos plasmado un espacio en la red que, a través de la investigación y la creación, presente a las culturas musicales del Ecuador en una plataforma de múltiples formatos, dándolas a conocer al Mundo desde el respeto y la diversidad musical. Es cierto que mucho antes se entregaron materiales que ahora circulan en varios espacios de los cibernautas, muchas veces sin sus respectivas fuentes de origen. El Consejo Nacional de Cultura y el programa Edufuturo del Consejo Provincial de Pichincha nos pidieron alguna vez materiales que constan y circulan en sus respectivos portales. Al echar un vistazo a otras páginas web, blogs, Wikipedia y otros medios cibernáuticos se ha podido confirmar que el trabajo realizado por nosotros está integrado, con reconocimiento bibliográfico o sin él, en muchas de esas páginas; de algún modo se ha aportado al conocimiento de la música en nuestro medio. Sin embargo era hora ya de que lo hagamos desde nuestro propio espacio, con la garantía que ello supone y con la participación directa de los investigadores de la Corporación Musicológica Ecuatoriana CONMÚSICA que continuamente están elaborando y revisando documentos investigativos.
Consideramos a la música hoy llamada ecuatoriana como un tejido integral desde su cultura, desde sus conexiones culturales y desde lo que eclécticamente se ha ido mimetizando con lo de dentro y lo de fuera a lo largo del tiempo. No creemos que la música ecuatoriana se puede pensar y hacer solo desde un sector o un estilo como lo auténtico o como lo verdadero, como lo culto, como lo propio, como lo nuestro y, sin embargo, siempre tenemos presente como referente que la música ecuatoriana sí tiene un trajinar histórico propio. Si alguien hace un blues en el Ecuador, pues es un blues hecho por un ecuatoriano, hasta podría llegar a ser, si se produjera un movimiento creativo y original con este género, hablar de un blues ecuatoriano, pero no es, dentro de los parámetros de la dinámica histórico-cultural: música ecuatoriana, de hecho la mayoría conoce que se trata de música negra anglosajona que usa escalas pentafónicas igual a las nuestras, y sin embargo no suena como música andina, quichua o china, porque ciertamente responde a factores socioculturales. Es posible que sea diferente si alguien hace un sanjuanito blues, o si en una sinfonía se incluye como parte de sus movimientos géneros populares o indígenas ecuatorianos (de hecho el compositor cayambeño Luis Humberto Salgado [1903-1977] lo hizo).
Hay que tomar en cuenta que a lo largo de los tiempos se han producido miles de intercambios culturales y creemos que generalmente es la comunidad o el pueblo el que toma los elementos extraños, foráneos o de prueba y será él -aunque un compositor, que no es más que un receptor social propositivo, pueda ser el intermediario de presentarlos- el que dictamine si esos elementos son admitidos, asumidos o negados como parte del discurso musical ecuatoriano[1]. Podemos poner como ejemplos de lo dicho al pasillo (cuya raíz está en el vals europeo), al tecnosanjuán o al fox incaico ecuatoriano, que han sufrido mutaciones de sus raíces para convertirse en nuevos géneros, así como ha sucedido, de otro modo, en re-creaciones que usan materiales del pasado, caso de la pieza que se canta modernamente bajo el título de Panteón generoso[2] que no es melódicamente sino el antiquísimo Mashalla, en una especie de genética musical, en cuyo uso no ha mediado ninguna fórmula o impulso de concientización musicológica, la población lo ha refuncionalizado y asimilado por cuenta propia, sin conocer o sin que le importe saber que se trata de una pieza que alguna vez ya existió[3].
Si el fox trot, un baile norteamericano (se podría decir que fue un jazz primitivo), fue absorbido por los músicos de salón y los músicos nacionalistas del Ecuador para recrear un nuevo género, del cual, en fusión con la pentafonía y el sanjuanito nació el fox incaico ecuatoriano[4] y si éste sobrevive -pues los músicos académicos y los músicos de salón dejaron de producirlo hace mucho tiempo atrás-, es únicamente porque el pueblo a través de sus creadores e intérpretes lo han asumido como “propio”, sumándole elementos de sus respectivas culturas musicales. Esto nos permite recordar que la música académica se basa en la información anterior de la música popular y la música popular y étnica ha tomado elementos culturales o instrumentales de las diversas culturas en donde se entretejen elementos del conocimiento ancestral de las comunidades afro y andinas, selváticas y costaneras.
Muchas veces se piensa que el compositor urbano, el que usa las herramientas de la técnica y la tecnología están en un plano superior, sin percatarnos que los pueblos que están lejos de esas herramientas tienen culturas milenarias y que son a la vez colectividades históricas y contemporáneas que nos han dado sustento cultural y que deben tener los mismo niveles de respeto y derechos que otras que tienen más recursos económicos y diferentes formas de divulgación. Es precisamente esta gama diversa, cuya instancia última es un intercambio cultural que busca humanidad e igualdad con una de las expresiones más antiguas de todos los pueblos, y por tanto la más llena de información ancestral, la más subjetiva y quizá la que, desde lo sonoro es el origen del lenguaje. La expresión sonora que devino en la música, se hacía antes –al menos unos 30.000 años- de que el hombre creara un lenguaje articulado de la palabra y de la escritura. La primera forma de libertad y humanización que sirvió para pasar de homo sapiens a homo creativus es posible que haya sido la música.
El sustento y sobrevivencia de las culturas como ya lo había dicho hace más de medio siglo el músico y filósofo ecuatoriano Juan Pablo Muñoz Sanz es el hacer en la creación y la investigación, por ello ese nuevo portal que se abre es signo no solo de existencia, sino de comunicación, de praxis, de ciencia, de ilusión creativa, de búsqueda, de intercambio y de tecnología de divulgación para un mundo musical que se hallaba incompleto sin los aportes históricos de los países americanos.
abril, 2010
Consideramos a la música hoy llamada ecuatoriana como un tejido integral desde su cultura, desde sus conexiones culturales y desde lo que eclécticamente se ha ido mimetizando con lo de dentro y lo de fuera a lo largo del tiempo. No creemos que la música ecuatoriana se puede pensar y hacer solo desde un sector o un estilo como lo auténtico o como lo verdadero, como lo culto, como lo propio, como lo nuestro y, sin embargo, siempre tenemos presente como referente que la música ecuatoriana sí tiene un trajinar histórico propio. Si alguien hace un blues en el Ecuador, pues es un blues hecho por un ecuatoriano, hasta podría llegar a ser, si se produjera un movimiento creativo y original con este género, hablar de un blues ecuatoriano, pero no es, dentro de los parámetros de la dinámica histórico-cultural: música ecuatoriana, de hecho la mayoría conoce que se trata de música negra anglosajona que usa escalas pentafónicas igual a las nuestras, y sin embargo no suena como música andina, quichua o china, porque ciertamente responde a factores socioculturales. Es posible que sea diferente si alguien hace un sanjuanito blues, o si en una sinfonía se incluye como parte de sus movimientos géneros populares o indígenas ecuatorianos (de hecho el compositor cayambeño Luis Humberto Salgado [1903-1977] lo hizo).
Hay que tomar en cuenta que a lo largo de los tiempos se han producido miles de intercambios culturales y creemos que generalmente es la comunidad o el pueblo el que toma los elementos extraños, foráneos o de prueba y será él -aunque un compositor, que no es más que un receptor social propositivo, pueda ser el intermediario de presentarlos- el que dictamine si esos elementos son admitidos, asumidos o negados como parte del discurso musical ecuatoriano[1]. Podemos poner como ejemplos de lo dicho al pasillo (cuya raíz está en el vals europeo), al tecnosanjuán o al fox incaico ecuatoriano, que han sufrido mutaciones de sus raíces para convertirse en nuevos géneros, así como ha sucedido, de otro modo, en re-creaciones que usan materiales del pasado, caso de la pieza que se canta modernamente bajo el título de Panteón generoso[2] que no es melódicamente sino el antiquísimo Mashalla, en una especie de genética musical, en cuyo uso no ha mediado ninguna fórmula o impulso de concientización musicológica, la población lo ha refuncionalizado y asimilado por cuenta propia, sin conocer o sin que le importe saber que se trata de una pieza que alguna vez ya existió[3].
Si el fox trot, un baile norteamericano (se podría decir que fue un jazz primitivo), fue absorbido por los músicos de salón y los músicos nacionalistas del Ecuador para recrear un nuevo género, del cual, en fusión con la pentafonía y el sanjuanito nació el fox incaico ecuatoriano[4] y si éste sobrevive -pues los músicos académicos y los músicos de salón dejaron de producirlo hace mucho tiempo atrás-, es únicamente porque el pueblo a través de sus creadores e intérpretes lo han asumido como “propio”, sumándole elementos de sus respectivas culturas musicales. Esto nos permite recordar que la música académica se basa en la información anterior de la música popular y la música popular y étnica ha tomado elementos culturales o instrumentales de las diversas culturas en donde se entretejen elementos del conocimiento ancestral de las comunidades afro y andinas, selváticas y costaneras.
Muchas veces se piensa que el compositor urbano, el que usa las herramientas de la técnica y la tecnología están en un plano superior, sin percatarnos que los pueblos que están lejos de esas herramientas tienen culturas milenarias y que son a la vez colectividades históricas y contemporáneas que nos han dado sustento cultural y que deben tener los mismo niveles de respeto y derechos que otras que tienen más recursos económicos y diferentes formas de divulgación. Es precisamente esta gama diversa, cuya instancia última es un intercambio cultural que busca humanidad e igualdad con una de las expresiones más antiguas de todos los pueblos, y por tanto la más llena de información ancestral, la más subjetiva y quizá la que, desde lo sonoro es el origen del lenguaje. La expresión sonora que devino en la música, se hacía antes –al menos unos 30.000 años- de que el hombre creara un lenguaje articulado de la palabra y de la escritura. La primera forma de libertad y humanización que sirvió para pasar de homo sapiens a homo creativus es posible que haya sido la música.
El sustento y sobrevivencia de las culturas como ya lo había dicho hace más de medio siglo el músico y filósofo ecuatoriano Juan Pablo Muñoz Sanz es el hacer en la creación y la investigación, por ello ese nuevo portal que se abre es signo no solo de existencia, sino de comunicación, de praxis, de ciencia, de ilusión creativa, de búsqueda, de intercambio y de tecnología de divulgación para un mundo musical que se hallaba incompleto sin los aportes históricos de los países americanos.
abril, 2010
Notas:
[1] Recuerdo que en este sentido, el etnomusicólogo Carlos Coba, señalaba hace unos veinte años, que en la música indígena otavaleña se había producido una “bolivianización musical” por el uso de instrumentos y sonoridades pertenecientes a las comunidades indígenas del país vecino. Fue la colectividad la que en último término supo tamizar o aceptar esas opciones. Así también -como opción a esa circunstancia- se podría plantear la des-bolivianización, des-rokerización, des-popización o des-jazzcización en la nueva música ecuatoriana –desde lo teórico o desde la práctica musical- pero será la comunidad la que defina a largo plazo y acepte o niegue esos planteamientos.
[2] Pieza documentada por el etnomusicólogo Juan Mullo Sandoval.
[3] Esta reutilización melódica también puede darse entre culturas distantes o un tanto afines, por ejemplo el fox incaico La bocina (Viviré en el campo…), una pieza de la región andina es usada por los quichuas amazónicos, con otro texto y la misma música.
[4] También hay versión peruana de fox incaico.
[1] Recuerdo que en este sentido, el etnomusicólogo Carlos Coba, señalaba hace unos veinte años, que en la música indígena otavaleña se había producido una “bolivianización musical” por el uso de instrumentos y sonoridades pertenecientes a las comunidades indígenas del país vecino. Fue la colectividad la que en último término supo tamizar o aceptar esas opciones. Así también -como opción a esa circunstancia- se podría plantear la des-bolivianización, des-rokerización, des-popización o des-jazzcización en la nueva música ecuatoriana –desde lo teórico o desde la práctica musical- pero será la comunidad la que defina a largo plazo y acepte o niegue esos planteamientos.
[2] Pieza documentada por el etnomusicólogo Juan Mullo Sandoval.
[3] Esta reutilización melódica también puede darse entre culturas distantes o un tanto afines, por ejemplo el fox incaico La bocina (Viviré en el campo…), una pieza de la región andina es usada por los quichuas amazónicos, con otro texto y la misma música.
[4] También hay versión peruana de fox incaico.
Adjunto: Partitura de Collar de Lágrimas (fox incaico)
(Dar click en las partituras para mirar o imprimir en formato grande).
Saludos
ResponderEliminarSoy musico y compositor, y estoy haciendo mi tesis sobre las afinaciones de guitarra ecuatorianas. Quisiera saber como puedo acceder a la biblioteca y musicoteca de Conmusica. Habria posibilidad de contar con su ayuda para esta investigación?
gracias de antemano y felicitaciones por su arduo trabajo
http://www.youtube.com/watch?v=twM2jdJgiK0
ResponderEliminarSoy estudiante de diseño gráfico y quisiera que me ayuden sobre un estudio de la música popular del Ecuador especialmente sobre los fenómenos socioculturales que a producido, en los siguientes géneros y estilos tecnocumbia, rockolera, chichera gracia de antemano por su ayuda
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