El
pasillo ecuatoriano, un resumen histórico breve
Fidel
Pablo Guerrero
En el I Encuentro
Internacional del Pasillo en América (Quito, 1995) se llegó al consenso de que
las raíces del pasillo se hallaban en el vals europeo; éste
último al venir a América a fines del siglo XVIII fue adaptándose en el
medio y dando paso a que surgieran modelos locales. Cuando Bolívar entró a
Quito, en 1822, se sabe que las tropas se acompañaban con dos valses;
así era la preeminencia de este género en aquella época.
“Este valse y el
siguiente tocaba la tropa cuando Bolívar entró a Quito”. Compilación: Fidel
Pablo Guerrero.
Apareció así en la
llamada Nueva Granada el valse granadino, posteriormente el valse al
estilo del país y finalmente el que terminaría denominándose vals
criollo. Se entiende que como una variante de algunos de esos valses
fue –en tiempos de la Nueva Granada o de la Gran Colombia-
constituyéndose el pasillo en los territorios que hoy corresponden a
Venezuela, Colombia y Ecuador, tres países con banderas de los mismos colores y
un mismo género, por lo cual nosotros proponemos se designe al pasillo
como el Género Musical Bolivariano.
Fragmento de una
partitura de la época independentista, titulado Valse granadino. Quito,
s. XIX.
Lo expuesto permite
señalar que el pasillo es primero latinoamericano, pero también
venezolano, colombiano, ecuatoriano y de donde fueron surgiendo variantes o
emulaciones posteriores: Costa Rica, Panamá, Perú, Chile, Argentina, Cuba,
México, etc. En cada comunidad fue adquiriendo sus propios matices musicales.
Los pasillos se tocaban con guitarras, requintos, bandolines, bandolas,
tiples, e incluso en marimbas u otras conformaciones instrumentales de cada
país, lo cual también le daría sus características diferenciadoras en
contenidos, timbre, velocidad y estilo.
El pasillo
ciertamente, en el siglo XIX, era una danza de salón que formaba parte del
repertorio de los sectores burgueses. De Colombia vendrían pasillos
de danza como El dime que si, El no me da la gana, Uña de pava y pasillos
con cierto tinte político como Los expatriados. El escritor quiteño
Alejandro Andrade Coello, piensa que el pasillo fue introducido al
Ecuador en la década de los 70’s del siglo XIX; dice que luego que llegó el
pasillo colombiano Los expatriados, el compositor Aparicio Córdoba
compuso su pasillo Los bandidos, el cual considera el primer pasillo
ecuatoriano. Por nuestra parte, en los años 90’s tuvimos la suerte de
documentar y publicar la partitura de dicho pasillo.
Primera página en una
de las versiones que hemos encontrado del pasillo Los bandidos del
compositor quiteño Aparicio Córdoba. Foto-composición: Pablo Guerrero.
Otro de los creadores
pioneros de pasillos es Carlos Amable Ortiz (Reír llorando es su
logro más conocido), quien por su parte compuso su primer pasillo, en
1881 y lo tituló La Patria en el Ecuador (“Dedicado al Sr. Cmte. Javier
Guevara”). Córdoba, Ortiz, Antonio Nieto y un joven de apellido Ramos serían
los primeros compositores de pasillos en nuestro medio que, de acuerdo a
ciertas crónicas, se hacían inicialmente emulando a los pasillos
colombianos. En Guayas compositores como Casimiro Arellano, Juan Bautista Luces
y Antonio Cabezas son creadores de los antiguos pasillos de danza, que
tenían la velocidad necesaria para ser bailados.
Retrato del compositor
Carlos Amable Ortiz y su primer pasillo, opus 18: La patria en el Ecuador. Foto-composición: Pablo Guerrero.
De manera
complementaria, al menos una década antes de que feneciera el siglo XIX,
fue surgiendo en nuestro medio un pasillo que tenía al texto como
protagonista, fruto de lo cual, quizá, fue disminuyendo su velocidad interpretativa,
para lograr mayor dramatismo y expresión sentimental con la letra. Cuando se
impuso el pasillo cantado, el pasillo de baile fue bajando
su producción hasta prácticamente desaparecer. El pasillo con canto más
antiguo que hemos documentado es el que pertenece a Francisco Ramos titulado Mis
lágrimas (o Los ayes), que dice: Son los ayes de un amante, que
despechado llora su perdida esperanza...
En el Ecuador del siglo
XX el pasillo cantado llegó a ser el de mayor preponderancia, en
detrimento del pasillo de baile. Hay que decir también que existió
un pasillo de reto (de enfrentamiento entre cantores rivales), del cual
solo hemos podido consignar un ejemplo El caballero, el cual, la
madre de la investigadora especialista en el pasillo Wilma Granda, la
Sra. Lidia Noboa, lo recogió con el título de Petita Pontón.
Mis lágrimas
(también consta en otras partituras como Los ayes). Foto: Pablo Guerrero.
Pudiera ser que el pasillo
empezara a cantarse toda vez que el yaraví -que era la canción por
antonomasia de la América indígena y mestiza-, empezó a debilitarse y precisaba
un relevo, fue entonces que se probó primero con la habanera que era una
danza de moda en el s. XIX y se la transformó en canción (como Van cantando
por la Sierra) pero finalmente no logró imponerse y se buscó una
alternativa de algún género más actualizado, que frente al antiquísimo yaraví
se prestará mejor para expresar los sentimientos y la palabra cantada; surgió
así el pasillo con texto que nosotros llamamos “pasillo yaravizado”.
El musicólogo Segundo Luis Moreno (1882-1972), en este sentido,
asienta sobre el pasillo en 1937: “... esta danza criolla, que es en la
actualidad la más difundida en nuestro país, ha ido cambiando de carácter, y
del modelo original no le queda sino el nombre. Elegancia, variedad, alegría ha
perdido por completo; y ha moderado tanto el movimiento, que ahora no es otra
cosa que yaraví del género criollo: vulgar, monótono, lúgubre. Ha tomado
un aspecto característico, es verdad; pero ¡qué aspecto... tan infeliz!...”
Con frecuencia
escuchamos aquella referencia de que el pasillo es “muy triste”
(descartando el tiempo de cuando el pasillo se bailaba), sin embargo
cuando las personas escuchan un blues no se hacen problema por el drama
o la tristeza contenidos en aquel género norteamericano. La indigenización del pasillo
o como nosotros lo llamamos, pasillo yaravizado, le significó
prejuicio y acusaciones de ciertos sectores que lo señalaban como pasillo
triste, tabernario, lloriqueante, pasillo de poncho, que nos parecen
criterios que obedecen más que a una crítica sobre la calidad técnica o
estética de las piezas, a un pensamiento colonizado y racista.
Pasillos
ha habido con textos “académicos” o de vates continentales (Nervo, Darío,
Neruda), de románticos, modernistas, poetas locales y regionales (Julio Flores,
Medardo A. Silva, Félix Valencia, Arturo Borja, Ernesto Noboa Caamaño, etc.),
como con letras de ilustres desconocidos en cuyos textos algunos puristas
pretenden encontrar el tropiezo gramatical o la falta de ortografía, como si
eso haría menos a una pieza musical con la que se halla identificada un pueblo;
basta mencionar al El aguacate cuyo texto no se destaca precisamente por
su calidad lírica y sin embargo de gusto enraizado que forma parte del acervo
pasillero hasta nuestro días, y esto sucede, a nuestro parecer, porque a pesar
de todo tienen en su sentido creativo general: “arte”.
También los músicos que
tenían urgencias poéticas musicalizaron sus propios sonetos o letras con más o
menos “inspiración” (Evaristo García, Carlos Rubira Infante, Víctor Manuel
Valencia, Gerardo Guevara, Luis H. Salgado, etc.). Lo que sí se podría destacar
es que desde 1917-1919, aproximadamente, cuando empezó a usarse poesía
-“decapitada” o no, en soneto o no-, se logró un pasillo poético de
alcances artísticos en lo musical y lo textual. En 1917 Carlos Amable Ortiz
creó su pasillo Un solo beso con poesía de Manuel M. Flores y en 1919
Francisco Paredes Herrera compuso el Alma en los labios con poesía de
Medardo Ángel Silva.
Portada de la partitura
El alma en los labios del compositor cuencano Francisco Paredes
Herrera con texto de Medardo A. Silva.
Resumiendo, el pasillo
en el siglo XIX fue un género musical ciudadano imbricado inicialmente en los
sectores burgueses. Con el paso del tiempo su uso se fue ampliando a sectores
subalternos, fue entonces precisamente que el sector acomodado dejó de
interesarse en él y buscó otras danzas de moda que a principios del siglo
XX llegaban de Norteamérica: fox trot, one step, charleston, dixi, camel,
etc.
Cuando la población
llana se apropió de este género naturalmente le imprimió su personalidad sonora
y fue eso precisamente lo que permitió al pasillo fundamentarse como un
género “auténticamente ecuatoriano” y de ello dependió luego su sobrevivencia
hasta nuestros días. Como táctica de sobrevivencia los cultores del pasillo
fueron fusionando y adaptándolo con otros estilos, por ello tenemos pasillos
“clásicos”, pasillos abolerados, pasillos “yaravizados”, pasillos rocoleros y
en la actualidad hasta pasillos tecno. La capacidad de adaptación del pasillo
y su extensión en el tiempo ha sido asombrosa, pues si se toma en cuenta lo
dicho por algunos investigadores, que el pasillo empezó a generarse al
menos a mediados del siglo XIX, habría sobrepasado los 150 años de edad, lo que
nos dice mucho de la preferencia por este género. Solo algunos súper
géneros locales como el sanjuanito o el yaraví lo sobrepasan en
tiempo de uso.
Portadas de varios
pasillos impresos: Soñarse pobre de Antonio Cabezas (Guayaquil); Sentirse
solo de Cristóbal Ojeda (Quito); El montubio de Nicasio Safadi
(Guayaquil); y, Opio y ajenjo de Victor Manuel Valencia (Pichincha). Compilación y fotos: Pablo Guerrero.
En forma general se
puede aseverar que el pasillo de la Costa y el de la Sierra es el mismo,
así como es el mismo ritmo característico de acompañamiento en ambas regiones y
en gran medida lo son también las estructuras armónicas. Incluso las
instrumentaciones pueden ser similares, pero cada pueblo o comunidad tienen sus
manifestaciones y expresiones que se van constituyendo culturalmente en un
sello particular. En esto mucho tienen que ver las expresiones y conductas
culturales. Si bien se puede decir que el pasillo
costeño es un tanto más rápido, lo cual es verdad, eso no es suficiente
característica para diferenciarlos. Son los modos culturales propios, acentos e
inflexiones del lenguaje musical y textual que marcan mayormente las
diferencias musicales. La única manera de notar dicha sutil diversidad en un
mismo género, es conviviendo con el pasillo, escuchándolo,
investigándolo, o estando en cercano contacto con las comunidades donde se
producen esos elementos culturales.
Si bien se puede
denominar al pasillo como el gran género mestizo de la música popular,
no hay que olvidar que somos parte de un país diverso, donde el pasillo
nada significa para los pueblos Shuar, Achuar o entre los Cofanes. Julio Jaramillo
o Luis Humberto Salgado, signados como los más grandes representantes de la
música popular y académica respectivamente, no significan gran cosa para las
comunidades antes dichas o para los pueblos afroecuatorianos, no solo porque no
los conocen o porque ha habido poco información o divulgación de ellos, sino
sobre todo porque cada pueblo tiene su propia dinámica en donde se mueven
distintos valores y necesidades culturales.
Bibliografía
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GUERRERO
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Contiene tres mil fuentes documentales, muchas de ellas en torno al pasillo.
GUERRERO
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Estudio histórico del pasillo ecuatoriano. Incluye varias partituras antiguas.
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l83O-l93O / Gonzalo Orellana, edit., t. II, p. l87-276. Quito: Imprenta
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Importante recopilación biográfica de músicos creadores de pasillos.
Incluye los textos de un gran número de pasillos ecuatorianos.
MORLÁS
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Quito, [s.f.].
Importante recopilación biográfica de músicos creadores de pasillos.
Incluye los textos de un gran número de pasillos ecuatorianos. Mecanografiado,
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"El pasillo: Una mujer entristeció mi vida o nosotros también tenemos
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Paredes Herrera: su vida y su obra 1891-1952. Cuenca: Imprenta Monsalve
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Estudio biográfico, cronología y análisis musical de algunas
obras de este compositor cuencano. Incluye partituras.
"El
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"El
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Villacís Molina, Rodrigo."
Qué hacer con el pasillo" En: SYTSA, año V, No. 5, de abril,
p. 37-39. Quito: Sindicato de Trabajadores de Saneamiento Ambiental,
1989.
Recopilar e investigar nuestra historia musical me a parecido algo mágico y extraordinario,,, mis respetos Pablo Guerrero éxitos y bendiciones siempre,, y si pudiera mandarme alguna información por mail, me agradaría mucho,, soy un estudiante de música y me fascina nuestra patrimonio musical,,,,,,,,, mi correo es ,, luischicaiza_456@hotmail.com ,, mil gracias de antemano
ResponderEliminari Muy bien! realmente el pasillo forma parte de nuestra historia y por eso debemos lograr que las nuevas generaciones escuchen y valoren nuestra música nacional.
ResponderEliminari Muy bien! realmente el pasillo forma parte de nuestra historia y por eso debemos lograr que las nuevas generaciones escuchen y valoren nuestra música nacional.
ResponderEliminarestimado Maestro Guerrero, saludos cordiales, estoy realizando una investigación sobre la música sinfónica ecuatoriana, conoce usted cual fue la primera obra ecuatoriana en formato sinfónico interpretada en el Ecuador?
ResponderEliminarHola Maestro Fidel Guerrero le comento que poseo una 100 partituras de pasillos, pasadoble ,yaravi
ResponderEliminar, etc
Que data desde 1901 hasta a 1936.
ResponderEliminarTendra un numerico telefonico para poder comunicarme con su persona-
ResponderEliminarQue buen contenido
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