Fundador del Conservatorio fue asesinado hace una centuria: Eloy Alfaro
Las revoluciones no las hacen jamás los hombres, sino
son consecuencia ineludible de antecedentes. Los caudillos, por prestigiosos
que sean, cuando esos antecedentes no
existen, apenas promueven motines de cuartel.
Pero esas revoluciones que cambian la faz de los pueblos, que destruyen
el edificio antiguo y los reconstruyen con materiales nuevos… que redimen y
salvan naciones, son fruto exclusivo de las premisas históricas y sociales, de
elementos de transformación lentamente
acumulados. A esta clase de revoluciones
redentoras pertenece el 5 de junio de 1895
José Peralta.
El 28 de enero de 1912, hace 100 años fue
asesinado uno de los fundadores del Conservatorio Nacional de Música, el General
Eloy Alfaro (Montecristi, Manabí, 1842 - Quito, 1912), combatiente guerrillero y uno de los promotores de la revolución liberal
de 1895.
Eloy Alfaro Delgado “El Viejo Luchador”. |
El Conservatorio se fundó por segunda ocasión en el año de 1900, en la presidencia de Alfaro. Poco antes de ser asesinado, en 1911, se nominó oficialmente a Sixto María Durán (1875-1947) como Director del establecimiento musical, primer ecuatoriano en el cargo, pues antes habían sido italianos los regentes del plantel. Durán en 1900 -a solicitud de Eloy Alfaro- ingresó al Conservatorio primeramente como maestro de piano; luego sería su director en tres ocasiones.
El funcionamiento de esta
institución supera pues ya los 100 años (por eso extraña que con esa
experiencia en la actualidad se entreguen títulos apenas de bachiller o
tecnólogo, luego de 13 años de estudio) y en sus aulas se formaron importantes
creadores e intérpretes; por el momento solo vamos a nombrar a Luis H. Salgado, Corsino Durán, Segundo Luis Moreno, Gerardo Guevara y Mesías
Maiguashca como representantes de ese semillero musical. El formato de ese
centro se enmarcaba dentro de las llamadas Bellas Artes, con la mirada hacia el
Viejo Continente: los músicos estudiaban música europea, pero eran compositores
-por su cuenta- de música ecuatoriana
(será hora de que se tome en cuenta esa contradicción que aún subsiste?).
Pasodoble del compositor guayaquileño José Casimiro Arellano y publicada en 1908, a propósito de la llegada del Ferrocarril a Quito.
El asesinato de Alfaro tiene como
signo una revolución de por medio, a través de la cual se consolidaron varias
acciones y leyes que removieron los planteamientos políticos de la nación. A
Alfaro se lo apuntaba como un radical
(en la época se lo acusaba–como si tener un pensamiento político fuera un
delito- de bolchevique y masón. También clasificaban
a los liberales como católicos,
moderados y radicales, Alfaro pertenecía a esta última categoría). Gracias a su
lucha y la de los montoneros, la
burguesía moderó sus insaciables apetitos de poder; la Iglesia dejó de
tener una injerencia marcada en la política gubernamental y educativa; se
estableció la educación laica, matrimonio civil y divorcio, se efectúo la construcción
del ferrocarril y –lo que nos interesa por el momento- la apertura del Conservatorio de Música
(cuando había exámenes finales el mismo Presidente Alfaro iba a entregar
medallas y diplomas, esto como para que se conozca el grado de compromiso y
cariño que tenía con el Conservatorio). Fueron pues ésos, entre muchos otros,
los aportes de la revolución liberal.
Todo pensador revolucionario está en la continua mira de los anti-revolucionarios, y su vida lógicamente está en permanente riesgo. Muchos de estos verdaderos revolucionarios mueren en combate e incluso no llegan a ver los resultados de su aporte y sacrificio. La muerte del “Cóndor” (como llamaba el escritor Vargas Vila al Gral. Alfaro) no fue solo acto del populacho y huestes azuzadas, a quienes se acusó de autores materiales, sus reales asesinos, como en toda historia de lucha, fueron los sectores conservadores (entre los que se mezclan, banca, clero, medios de prensa, milicia y agentes internacionales) que -en todos los tiempo- para mantener sus privilegios tratan de impedir los procesos revolucionarios de los pueblos.
Segundo Gutiérrez, trabajaba en el tren que trajo a Alfaro de Guayaquil a Quito en 1912. Gorra y lámpara de kerosene, implementos que ocupaba en su puesto de conductor. |
En 1875, el primer fundador del Conservatorio, Gabriel García Moreno (Guayaquil, Ecuador, 1821-Quito, 1875) también fue asesinado. García Moreno, "vista la decadencia de la música sagrada y profana en la República" -así dice el Decreto de fundación- dispone se organice un conservatorio nacional de música, el mismo que entró en funcionamiento en 1870 y logró mantenerse hasta 1877, cuando es clausurado por falta de fondos, a dos años de la muerte de su fundador político. Uno de los músicos representativos que se formó allí es el compositor Carlos Amable Ortiz, creador del conocido pasillo Reír llorando.
García Moreno, tuvo –aunque se especulan muchas razones, pues nunca se supo claramente la razón por la que su ex -amigo Faustino Rayo lo mató- como su real asesino a la corrupción que envolvía a este personaje. El escritor Juan Montalvo aseguraba que él se encargo de darle muerte, una muerte intelectual: “mi pluma lo mató” –decía- sugiriendo que sus denuncias contra la tiranía terminaron con el caudillo. Se dijo que hubo un complot masón, que García Moreno era amante de la mujer de Rayo, que estuvo planificado por enemigos de su entorno militar, etc. Lo cierto es que su corazón es guardado hasta la actualidad por sus partidarios clericales y su cuerpo fue embalsamado y fotografiado con la banda presidencial: presidente in mortis (creo que es caso único en la historia republicana local).
Desconocemos la nacionalidad de la compositora Mercedes R. Gashell, pero su obra dedicada a Eloy Alfaro se publicó en Guayaquil en 1895. |
Ambos mandatarios tuvieron sus admiradores entre los músicos y varios les dedicaron obras musicales (En otra parte de este blog hay un artículo con una pequeña lista de creaciones musicales dedicadas: http://soymusicaecuador.blogspot.com/2010/01/musicos-en-andamio-dedicatorias.html ). Carlos Coba, ex cura francisano y músico ecuatoriano, nos comentó que existía un álbum muy grueso con partituras dedicadas a Eloy Alfaro en el Convento, pero que cuando él quiso consultarlo alguna ocasión, misteriosamente desapareció.
Nosotros por nuestra parte hemos colectado algunas obras que son el homenaje de los artistas para quienes tuvieron la suficiente sensibilidad y preocupación para que la música y los músicos tuvieran un espacio de formación, aunque sin duda a ambos mandatarios les faltó sobrepasar la visión de espacio educativo civilizador al de expresión cultural de identidad, en este último caso el estudio se focaliza en la educación dentro de las culturas musicales locales y no en la formación de músicos europeizados. Dicho de otro modo, ni García Moreno, ni Alfaro, lograron direccionar sus políticas culturales para que los músicos se pudieran dedicar como preferencia a estudiar, comprender y aportar a las músicas ecuatorianas y no a reproducir exclusivamente música europea o foránea de cualquier parte.
Felicitaciones por ese continuo y meritorio trabajo de rescate de nuestro patrimonio musical. Con respecto a Alfaro, creo que ojalá algún día se le haga un homenaje especial que, a mi manera de ver, consistiría en reeditar ese corto idilio - corto pero idilio al fin-, que tuvo el poder con las artes musicales y el teatrales, y que se expresó en la fundación del Conservatorio Nacional de Música (donde también se cultivaba la "declamación"). Según nuestro común amigo, John Walker, la inversión hecha en la segunda fundación del conservatorio ha sido la más importante que algún régimen ha hecho alguna vez en las artes en la historia nacional, fue un gasto en maestros, infraestructura e implementos que no ha tenido parangón y espera ser replicado alguna vez. Ojalá, ojalá. Muchos saludos. Javier Andrade
ResponderEliminarHola Javier, disculpa de donde sacaste esa informacion de lo que acoto John Walker, me gustaria saber cual es la fuente, para adjuntarlo a un trabajo de investigacion.
ResponderEliminarGracias